Una gran grúa para la obra de Cándido obliga a acordonar parte del Azoguejo

La intervención de la grúa, necesaria para el transporte de materiales pesados al edificio en obras, ha obligado a cerrar el mesón toda la mañana y acordar los soportales bajo los que se ubica. El desmontaje del enorme vehículo ha comenzado pasadas las doce del mediodía. «Por el volumen de la grúa parece una intervención más aparatosa de lo que realmente ha sido, por lo que nos ha obligado a extremar las medidas de seguridad en el entorno, primero porque se trata de una zona muy concurrida, pero también porque a muy poquitos metros está el Acueducto. Ha habido que maniobrar con sumo cuidado», explica Cándido López, gerente del célebre Mesón de Cándido.

Esta es la segunda vez que la actividad del restaurante se ve condicionada por las obras de ampliación del establecimiento, después del cierre de enero, que se prolongó por espacio de dos semanas. «No nos ha quedado más remedio porque la pluma de la grúa ha tenido que actuar sobre el tejado del mesón. Por seguridad, nadie podía encontrarse dentro en esos momentos», señala el mesonero, que espera ver culminada la reforma en breve después de varios años de trabajos. De hecho, las obras comenzaron antes de la pandemia. «Estamos en la recta final. La idea que tenemos es que la rehabilitación del edificio esté concluida a comienzos del verano, pero ya se sabe que estas cosas suelen ir despacio, precisamente porque se trata de una obra muy compleja».

Cándido adquirió el edificio de La Criolla con la idea de mejorar y ampliar sus instalaciones en mil metros cuadrados distribuidos en tres plantas. «El 70% de la ampliación va destinado a infraestructuras y equipamiento: ascensores, montacargas, vestuarios, escaleras de emergencias... Solo el 30%, aproximadamente, quedará dedicado a comedores. Pero la mejora para el funcionamiento del mesón va a ser sustancial», explica el nieto del recordado Mesonero Mayor de Castilla.

El camino no ha sido fácil. A los pocos meses de empezar, los trabajos se toparon con el hallazgo de unas sepulturas medievales que los arqueólogos tuvieron que estudiar a fondo.

«Son cuestiones que no esperas y que aumentan la complejidad de la rehabilitación. También se encontraron con mucho granito cuando se hizo la excavación necesaria para instalar los cimientos. Por lo demás, se ha actuado con mucha delicadeza. Se trataba de recuperar una casa muy antigua, con más de dos siglos de historia, que se encontraba deteriorada, lo cual contribuirá a enriquecer y embellecer un entorno tan sensible».