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La violencia machista colocada ante el espejo. En él se refleja el agresor, el asesino. «¡Que la vergüenza cambie de bando!» es el grito que ha retumbado a lo pies del Acueducto de Segovia en este Día Internacional contra la Violencia de Género. Es el llamamiento -convertido ya en lema- que lanzó Gisèle Pelicot al enfrentarse en la sala del Tribunal de lo Criminal de Aviñón a los 51 acusados, incluido su exmarido, de haberla violado durante años en lo que la propia víctima ha bautizado como «el juicio de la cobardía».
Tal horror ha inspirado el acto central organizado por la Plataforma 25-N. La rabia y la indignación han coreado ese cambio con la palabra 'vergüenza' omnipresente en la concentración, que ha congregado a cerca de trescientas personas. «Somos el grito de las que no tienen voz», se leía en una de las pancartas en el clamor contra la violencia machista.
Alrededor, un calendario humano con un número en cada mes, el de las mujeres asesinadas en esas fechas. Los minutos de silencio, como el que ha cerrado el acto o como el que tendrá lugar este martes, al mediodía, en la Subdelegación del Gobierno en memoria de la mujer asesinada por su pareja en la localidad sevillana de Estepa, se hacen cortos ante tantas lágrimas derramadas y tantas familias rotas. El 25-N insiste en exigir la «protección real e inmediata a mujeres amenazadas y a sus hijos; el reconocimiento oficial de la pandemia de violencia machista; educación igualitaria no sexista, así como formación específica en violencia machista para operadores sanitarios, policiales y judiciales».
Una escenificación ha recordado implícitamente, sin nombres, algunos casos recientes que han removido y conmovido a la sociedad. Ante cada uno, el grito de «¡vergüenza!» contra asesinos, violadores y maltratadores y contra sus justificaciones. Argumentos como «ella sabía a lo que venía», o «bailamos pegados, se calentó y empezamos a tocarnos», o «su marido me dijo que podía penetrarla» son inadmisibles para la plataforma. «Si no dio su consentimiento, si la obligaron a hacer algo que no quería, si no pudo decidir sobre su cuerpo... eso es violación», clamaron.
Plataforma 25-N en Segovia
Por su parte, nueve 'fantasmas' ataviados con sábanas y máscaras blancas descendieron por las escaleras del Postigo portando en sus cuerpos esquelas de mujeres asesinadas en estos años. Este homenaje paralelo y mudo del Grupo Abolicionista de Segovia ha estado presente durante toda la concentración, un telón de fondo de reivindicación y memoria.
En el manifiesto de este 25-N, los participantes han llegado hasta en siete ocasiones ha gritar «¡vergüenza!». Para empezar, «por los que han quedado en libertad en Murcia, con la complicidad de la justicia, después de violar a niñas».
El alegato continuó por «el convecino de Cuéllar que sin piedad ha quitado la vida recientemente a su pareja, como por el resto de asesinos; por los bomberos, farmacéuticos, obreros, periodistas... hombres que violaron repetidamente a Giséle Pelicot mientras permanecía sedada; por los jueces que niegan la violencia o revictimizan a la superviviente y a sus familiares; por los políticos y famosos que abusan de su poder para someter a las mujeres a su antojo; por esas miles de agresiones físicas que a muchas amigas, compañeras, hijas y hermanas han llevado a la tumba, y por todas las agresiones que el enorme paraguas patriarcal tapa y normaliza en esta sociedad».
Para el 25-N en Segovia, «queda mucho camino para acabar con los silencios cómplices y lograr la implicación de toda la sociedad, algo fundamental porque la violencia contra las mujeres es un problema estructural». El colectivo reclama una «educación afectivo sexual que promueva relaciones de igualdad, respeto y tolerancia».
Plataforma 25-N en Segovia
Letras adaptadas de tonadas populares para darle la vuelta al patriarcado presente en el cancionero sirvieron para que el imaginario de la concentración evocara al alcalde de Vita, Ávila, y sus cánticos pedófilos y sobre violaciones que le han supuesto la apertura de diligencias por parte de un juez al ver indicios de un delito de corrupción de menores.
Las conmemoraciones del Día Internacional contra la Violencia de Género han salpicado la geografía segoviana de actos de repulsa, condena y de homenaje a las víctimas. Un sinfín de municipios se han sumado a la causa de distintas maneras. En la provincia, esta lacra social se cobra una denuncia cada 17 horas, según las estadísticas hasta julio de este año.
En Cuéllar -informa Mónica Rico- la jornada ha estado copada por esas muestras de apoyo a las víctimas y las reivindicaciones para erradicar la violencia machista. Por la mañana, en los institutos se han leído manifiestos y poemas. Ya por la tarde, el colectivo feminista 8M ha lanzado sus dardos contra la diana de la violencia sexual que padecen las mujeres, incluyendo el acoso, el abuso, la explotación, la agresión o la violación, entre otras formas de ataques y discriminaciones.
Los participantes han colgado titulares de prensa con casos de violencia sexista en los paseos de San Francisco, junto a figuras femeninas, representando las mujeres asesinadas este año. El acto concluyó con la lectura de textos y un manifiesto, en el que no faltó el emocionado recuerdo a Mainca, la mujer asesinada por su expareja en Arroyo de Cuéllar este pasado octubre.
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Por su parte, el acto central en la capital concluyó con un ensalzamiento del feminismo, «la medicina contra la violencia patriarcal con la que hemos conseguido que cada vez más mujeres se atrevan a hablar y a denunciar las violencias sufridas».
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