Segovia

«Si la gente supiera lo que provoca tirar un petardo, se replantearía hacerlo»

El olor a pólvora, el cielo iluminado de colores y el sonido que significan diversión para muchos se traduce en terror para otros. Las tracas y petardos que anuncian el inicio de una fiesta, que son muy populares en la entrada del nuevo año, son enemigos de familias que «bunkerizan» sus hogares para evitar desenlaces fatales. Autismo Segovia inicia una campaña para concienciar de los riesgos que tiene esta práctica para muchos de sus asociados, mientras que la Protectora de Animales teme las posibles desapariciones de mascotas que pueden ocurrir en Nochevieja al huir atemorizadas por el ruido.

Cada vez hay más campañas de concienciación y entidades que visibilizan las consecuencias que tiene las explosiones causadas por pólvora en animales, niños, ancianos y personas con autismo, entre muchas otras condiciones. Sin embargo, «no es suficiente», lamenta la presidenta de Autismo Segovia, Susana Guri. «La gente que utilizaba pirotecnia sigue haciéndolo, eso no ha cambiado», corrobora la presidenta de la Asociación Protectora de Animales de Segovia, María Jesús Serrano. «Parece que sin ruido no se puede celebrar nada y no debería ser así», subraya.

En algunos municipios segovianos, donde se tiran «muchísimos cohetes y petardos», algunos jóvenes con autismo están teniendo «importantes problemas». Según explica Guri, se trata de una práctica que no solo se reduce a la bienvenida del nuevo año, si bien tilda esta fecha como «terrorífica». Está también presente en bodas, fiestas patronales e, incluso, «hay algunos sitios en los que tiran cohetes porque sí, simplemente porque se levantan contentos». Aunque no ha querido desvelar su nombre, la presidenta de Autismo Segovia se muestra preocupada por un pueblo en concreto.

Muchas personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) presentan hiperacusia, un tipo de hipersensibilidad auditiva que provoca que los ruidos sean percibidos con mayor intensidad. Es una alteración que puede afectar a cualquier otra persona «en un porcentaje alto», especifica. La sensación es similar a tener un altavoz pegado al oído con el volumen al máximo, lo que puede desembocar en terribles consecuencias.

«Si la gente supiera lo que puede provocar tirar un petardo, creo que se lo pensaría», afirma Guri. No es una simple molestia. La amplificación del sonido despierta crisis de ansiedad en las personas con autismo. «Les puede poner en riesgo su vida», insiste, al existir riesgo de que se produzca un infarto o de que salgan corriendo y sean atropellados por un coche. Es por ello que atribuye al «desconocimiento total» que muchas personas alaben la pirotecnia. A su juicio, esto se excusa en la «tradición», pero «la sociedad tiene que evolucionar».

La presidenta de Autismo Segovia testimonia este hecho con su propia experiencia, se sirve de un doble cristal para intentar disminuir el sonido de los petardos. Una alternativa es hacer uso de auriculares de cancelación del ruido, pero no todas las personas con TEA «lo aceptan». Es un hecho que las familias afrontan «malamente».

Este problema es más difícil de encarar cuando se trata de un animal. Tanto perros como gatos o pájaros acentúan los sonidos que producen reverberación. «Pueden llegar a oír incluso las vibraciones, lo que nosotros no percibimos», declara Serrano. En el caso de fuegos artificiales o un solo petardo: «Es como si tuvieran una bomba al lado, no sabe de dónde les viene e intentan huir del lugar sin mirar», sostiene.

Hay mascotas que se asustan más o menos, depende mucho «del individuo», ya que algunas llegan a tener incluso reacciones totalmente «descontroladas». «Una vez entran en el bucle de pánico, hasta que se les pasa es horroroso», advierte. En previsión de espectáculos con pirotecnia, algunas familias con un miembro animal deciden trasladarse a «un pueblo remoto» y, si no se tiene la oportunidad, se intenta mitigar el ruido de la calle. La presidenta de la asociación recomienda no solo cerrar ventanas y puertas o bajar persianas, sino también encender la televisión con un volumen más alto para que no perciban la amenaza. «Básicamente es bunkerizar la casa», determina.

La Protectora de Animales de Segovia atiende incidentes relacionados con pirotecnia de forma habitual. «Cada vez que hay alguna fiesta, nos piden difusión en redes porque algún animal se ha perdido. Es el pan de cada día y ya tememos esta Nochevieja», reconoce.

Una de las últimas activaciones de los voluntarios por este motivo no acabó con un final feliz. En un evento festivo celebrado en Espirdo, un perrito escapó al asustarse por un petardo. Los propietarios le buscaron durante horas. «De nada sirvió, pues se cruzó a la carretera N-110 y le atropelló el coche», recuerda Serrano con horror. Afortunadamente, al conductor no le pasó nada, pero «cualquiera puede dar un volantazo por la noche y acabar en algo peor», sostiene.

Las presidentas de Autismo Segovia y la Asociación Protectora de Animales son partidarias de poner fin a estas prácticas ruidosas. Así, apuestan por otras alternativas, como son los fuegos artificiales sin ruido o los espectáculos de drones, que son «más respetuosos». «Hay que pensar que todos tienen derecho a disfrutar de la Navidad, de cualquier fiesta, y no les estamos dejando», concluye Guri.

El grupo municipal de Izquierda Unida presentó un ruego en la última sesión plenaria del Ayuntamiento de Segovia para que se elabore un bando con el objetivo de recordar a la población la normativa de la venta y uso de la pirotecnia, así como sus prohibiciones. El objetivo es «garantizar la seguridad y tranquilidad ciudadana», detalla.

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