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A medida que los rayos de luz inundaban la ciudad de Segovia en el comienzo de este sábado, los aficionados al motocross empezaron a invadir la explanada de los Altos de la Piedad. Eran casi las diez de la mañana y ya estaba todo preparado para que diese comienzo una nueva edición del trofeo de Motocross Ciudad de Segovia. Desde los alrededores del Hospital Central ya se podía percibir el hedor a gasolina, se podía escuchar el rugido de motores y se notaban las ganas de disfrutar de una intensa jornada de motociclismo.
A pesar de la hora de comienzo indicada en el cartel de las Ferias y Fiestas de Segovia, la organización se vio obligada a retrasar el comienzo del espectáculo de motocross debido a la falta de ambulancias para cubrir con total seguridad el evento. Aunque esto demoró el pistoletazo de salida de la carrera, no evitó que los aficionados se acercaran hasta las inmediaciones y esperasen a que los protagonistas se pusieran al volante de sus vehículos. El tiempo, un aspecto a tener en cuenta siempre en los eventos al aire libre, acompañó en todo momento tanto a participantes como a los espectadores en su disfrute de la competición. La organización estimó que al alrededor de 1.500 o 2.000 apasionados del mundo del motor se acercaron durante la iniciativa deportiva.
En el preparatorio de la carrera, los corredores tuvieron un tiempo de calentamiento para desarrollar el manejo del circuito. Una vez finalizado el periodo de adaptación, se puso en marcha la carrera, aunque de la peor manera posible. En la primera vuelta, una aparatosa caída de uno de los motoristas provocó la parada de la competición durante unos minutos. Debido a la dificultad del terreno, la ambulancia se vio obligada a dar la vuelta completa al complejo deportivo para llegar hasta el herido. Una vez en el lugar de los hechos, el joven motorista fue socorrido al hospital, del que por el momento se desconoce el pronóstico. La peligrosidad de la acción se vio motivada por la gran cantidad de corredores que en ese momento inicial se encontraban en el lugar del siniestro. Después del susto, se volvió a reanudar el evento.
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Más de una treintena de pilotos disfrutaron de los saltos y las curvas del circuito segoviano. En la categoría adulta, más de veinte corredores de entre 16 y 30 años se inscribieron para disputar la carrera final. Los más experimentados se relajaron compartiendo experiencias momentos antes de disputar la carrera. Mientras, los debutantes en el torneo analizaban el total de elipses en el itinerario con el objetivo de familiarizarse con los retos, desafíos y peligros. «No conozco el circuito y aún estoy memorizándolo para poder salir con más seguridad a la carrera», afirmó el motorista Antonio Rodríguez. «He podido practicar, pero necesito estar en carrera para saber cuáles son los puntos claves», añadió el corredor.
El trofeo se dividió en tres categorías, dos de ellas de adulto y una, de alevines. En la primera, había una sección 'open' destinada a cualquier piloto con licencia federativa y, por otro lado, había una clasificación específica para el aficionado. Con este cartel, el espectáculo permitió a los espectadores disfrutar de motos desde los 125 hasta los 450 centímetros cúbicos.
Los más jóvenes, de entre siete y once años, también tuvieron la oportunidad de notar la adrenalina de la velocidad y el motor. Para las familias, se organizaron tanto actividades infantiles como una comida popular para complementar una mañana inolvidable.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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