Galán, Chicharro y Pérez abren la puerta grande de El Espinar

Abrió plaza Sergio Galán con un caballo de capa torda que dio una bonita vuelta al ruedo al toro de Orive, falto de fuerza. No ayudó en su lidia, muy parado en el centro del ruedo desde el comienzo de la faena. El rejoneador lo intentó poniendo hasta cuatro banderillas y otras tantas cortas hasta apoyar el codo en la testa del toro. Sin embargo, un rejón de muerte trasero le quitó las orejas.

Una fuerte cornada recibió Alejandro Chicharro en la Malagueta dos días antes de llegar a El Espinar. El joven novillero de Colmenar Viejo no quiso faltar a su cita y pidió el alta voluntaria en la clínica en la que estuvo ingresado. El público espinariego se lo reconoció con una fuerte ovación tras el paseíllo. Su primer novillo recibió el pañuelo verde de la presidencia que lo envió de vuelta a los corrales tras quedarse cojo de una de sus patas.

La entrega de Chicharro se vio desde el inicio de su faena con la muleta. De rodillas en el centro del ruedo dejó una gran serie de naturales a un buen novillo de José Vázquez. Se vació el madrileño al son de la música de la Banda Municipal y los aplausos del graderío. Dos pinchazos con la espada le privaron del merecido premio que recibió en forma de vuelta al ruedo.

Con planta de torero consagrado y la sonrisa de niño hizo su presentación en la provincia de Segovia Marco Pérez. Con tan sólo 16 años, el salmantino se metió al público en el bolsillo y dejó ver todo su repertorio. Largas tandas de derechazos y una gran sutileza con la izquierda quedaron deslucidas tras una espada ligeramente tendida y tres descabellos que no fueron certeros.

Dos orejas cortó Galán al cuarto de la tarde, un toro colorado y con buenas hechuras que salió con fuerza. Lo paró Sergio con un caballo luso-árabe de su propia ganadería. El astado tuvo movilidad y nobleza en sus viajes. El rejoneador hizo una faena entregada, conectando con los tendidos que se entregaron al rejoneador. Esta vez sí acertó con la espada cayendo el toro desplomado. Dos orejas cortó Galán para animar una fría tarde que se caldeó con una faena vibrante de mucha fuerza y explosión.

Los bueyes volvieron a salir para sacar del ruedo al quinto. Un novillo con problemas de visión que nada más abandonar los corrales sufrió una aparatosa voltereta. Una gran faena cuajó Chicharro a su sustituto. Una faena de valor, arrojo y garra del madrileño que caló en los tendidos totalmente entregados. El presidente no lo dudó concediendo a Alejandro la puerta grande de El Espinar. Un premio al compromiso a la dedicación y al buen hacer.

Con elegancia y mucho gusto pasaportó Marco al último de la tarde. Un novillo que tuvo movilidad y fijeza en la muleta, posiblemente el mejor de la tarde. Se lució el joven salmantino, desencajado de hombros y llevando la mano muy baja. A pesar de su corta edad, Pérez demostró gran seguridad y confianza en sí mismo. Entendió y cuajó de principio a fin al de José Vázquez. Lo llevó largo y templado por ambos pitones en una labor que fue a más y caló mucho en un entregado tendido. Aunque la espada entró al segundo intento no imposibilitó la concesión del trofeo. Entrega, clase, profundidad y mucha transmisión no faltaron en una faena que fue premiada con dos orejas, obviando el primer fallo con la espada del novillero.

Los tres toreros abandonaron la plaza de toros a hombros de los quintos. El público, totalmente entregado, les ovacionó en la salida reconocido su trabajo en una tarde complicada por el ganado.