La Fundación Caja Segovia rompe con su pasado

Hace diez años, a finales de 2012, se produjo un hecho que cambió la vida social y cultural de Segovia y su provincia. Caja Segovia (nombre comercial de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia) desapareció finalmente víctima de la crisis económica de 2008. Desde entonces, su espíritu se ha tratado de mantener a través de la Fundación Caja Segovia, una organización que desde marzo de 2014 administra el patrimonio heredado de la extinta entidad financiera.

Durante la última década, la fundación presidida por Javier Reguera se ha mantenido activa pese a contar con un presupuesto hasta diez veces menor del que disponía Caja Segovia para sus actividades culturales y sociales. Durante todo este tiempo, el nombre de la entidad bancaria ha seguido muy presente, hasta el punto de seguir formando parte de la denominación de la fundación. Hasta ahora. Caja Segovia desaparece casi de manera definitiva. Tan solo se mantiene para seguir dando nombre a la sala situada en la bajada del Carmen.

La fundación sigue los pasos de otras fundaciones surgidas tras la desaparición de las cajas, como el caso de la Fundación Caja de Ávila, que también cambió su nombre en 2017 para llamarse Fundación Ávila y desligarse de la entidad bancaria.

En Segovia, la fundación no ha querido una ruptura total. Por ello, han optado por usar el Torreón de Lozoya, símbolo e imagen ante la sociedad segoviana de Caja Segovia. Desde ahora, la organización pasa a denominarse Fundación Torreón de Lozoya. «No creo que haya ningún nombre que pueda expresar mejor la continuidad de esta fundación con respecto a Caja Segovia. El torreón era y va seguir siendo la imagen de la fundación», indicó Javier Reguera.

El presidente de la Fundación Torreón de Lozoya declaró que el patronato estaba convencido de que el cambio de denominación era «imprescindible». Una modificación que, eso sí, no debe tener perjuicio ni detrimento en la vinculación de Caja Segovia con la fundación. «El trabajo y la experiencia de los últimos años nos ha puesto de manifiesto la inconveniencia de que el nombre de la fundación no se corresponda exactamente con su naturaleza. El nombre de Caja Segovia apela a una fundación de tipo bancario», declaró Reguera.

Esa denominación generaba inconvenientes en la fundación. «Consecuencias nefastas», según el propio presidente de la fundación. «En cuanto se percibía que es una entidad como Caja Segovia quedaba excluida de cualquier tipo de ayuda o colaboración», añadió.

El cambio de nombre de la fundación supone el inicio de «una nueva etapa», pero no una ruptura total con el pasado. De hecho, se mantienen los mismos objetivos con los que nació hace casi una década: administrar el patrimonio heredado de Caja Segovia para ponerlo en valor y rentabilizarlo desde un punto de vista cultural y social; y mantener las actividades culturales en el Torreón de Lozoya, sociales en los centros del Cristo del Mercado y del Corpus y las ayudas y colaboraciones con Bankia primero y Caixabank después a favor de las asociaciones culturales y sociales de Segovia.

El Torreón de Lozoya se mantiene como el espacio central de la fundación, con la intención de mantener actividades culturales «de calidad», aunque siendo conscientes de que los recursos son limitados. También se quieren mantener los servicios directos a través de los centros del Cristo del Mercado y del Corpus, dos espacios que «hemos mantenido abiertos contra viento y marea, porque hemos pasado una etapa muy mala de recursos económicos». Reguera subrayó que ambos componen «una parte esencial» de la fundación, ya que está no debe reducirse a un reducto cultural de calidad. «También tiene que ofrecer multitud de cursos, de ofertas... Es una proyección social de la fundación que no se puede dejar», declaró.

Existe una tercera pata que la Fundación Torreón de Lozoya espera hacer crecer a lo largo de los próximos meses. Se trata de la Sala Caja Segovia, en la bajada del Carmen. «Es una infraestructura que da para más. Puede ser un lugar para ofrecer nuevos proyectos de formación y que la gente de Segovia pueda escuchar a grandes a artistas. Es una apuesta que por falta de recursos no estamos pudiendo hacer como quisiéramos», reconoció Reguera.

Por último, aseveró que la última pata, «que hasta ahora hemos cumplido bastante bien», es el apoyo al movimiento asociativo de Segovia. «En la medida que esta colaboración con Caixabank se mantenga o se amplíe vamos a seguir», dijo.

El presidente de la Fundación Torreón de Lozoya también hizo un repaso al estado económico de la organización. Cuenta con unos ingresos de 725.000 euros, de los que casi la mitad proceden de la rentabilización del propio patrimonio de la fundación. La actividad generada aporta otro 30% de los ingresos, mientras que el 20% restante obedece a las colaboraciones externas, principalmente con CaixaBank.

En el capítulo de gastos el 54% está dirigido al mantenimiento de la fundación. El 46% restante se destina a actividades, la mayor parte de ellas en el Torreón de Lozoya.

Las perspectivas para el futuro no auguran grandes cambios. Reguera apuntó que la fundación tiene patrimonio inmobiliario sin rentabilizar, como los locales situados en el edificio de Mahonias. «Nos está costando mucho arrendarlos. Hay mucha superficie que no tiene visos de alquilarse», declaró.

Tampoco hay grandes esperanzas de poder aumentar las ayudas que llegan por parte de las administraciones. «No tenemos muchas. Hasta ahora solo tenemos ayudas de Caixabank- Lo hemos intentado, pero a nadie le sobran los recursos», concluyó. Reguera.

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