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Fuentesaúco de Fuentidueña, estandarte para toda la comarca
MUNICIPALISMO 2024 ·
La localidad tiene a la agricultura como motor, pero suma comercios básicos y un centro de salud que han permitido fijar poblaciónSecciones
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MUNICIPALISMO 2024 ·
La localidad tiene a la agricultura como motor, pero suma comercios básicos y un centro de salud que han permitido fijar poblaciónFuentesaúco de Fuentidueña es el corazón de una comarca segoviana llena de pueblos sin servicios básicos. Como sus municipios vecinos, la agricultura es el gran motor económico y ocupa a más de una veintena de vecinos, cerca del diez por ciento de un padrón con muchas personas ya jubiladas. Pero también suma los comercios básicos, colegio y un centro de salud 24 horas durante todo el año, el gran argumento para fijar población en una de las zonas con menos densidad demográfica de la provincia.
La clave para que Fuentesaúco haya mantenido el tipo es que su agricultura ha encontrado el relevo generacional que no tuvo la ganadería, pues el pastoreo de décadas atrás se perdió porque los hijos de los propietarios de los rebaños siguieron otros caminos. Se mantienen la panadería, dos carnicerías, una tienda de muebles, dos talleres mecánicos, una tienda convencional de ultramarinos que vende de todo, así como tres bares, farmacia, el centro médico, la estación de autobuses y el cuartel de la Guardia Civil. Salvo Olombrada, el resto de pueblos necesita a Fuentesaúco de Fuentidueña, aunque alguno de ellos tenga su pequeña tienda para las compras del día a día.
La oferta natural del pueblo incluye una zona de bajo monte, un incentivo al senderismo y a la llegada de visitantes. Así que el turismo de casas rurales, sin la fuerza de otros municipios cercanos como Sepúlveda, es otro trozo que sumar a la tarta. Fuentesaúco de Fuentidueña cuenta con un comedero de buitres, así que es uno de los mejores lugares de la provincia para verlos. Y el arraigo de esos agricultores que prefirieron quedarse y tener una fuente segura de ingresos frente a la incertidumbre de emigrar. El ejemplo más reciente lo pone uno que tomó la decisión tras dos décadas trabajando en la fábrica de Renault de Valladolid.
Un pueblo que brilla con luz propia durante una semana cultural –suele ser la última de julio– que ya cumple 39 años y que multiplica casi por cuatro sus 250 habitantes durante el grueso del año, con un sinfín de actividades como teatros, conciertos o una gran paella. Se explica por las segundas residencias; la mayoría –en torno a un 70%– proceden de Madrid, aunque también hay propietarios de Valladolid o País Vasco. Por eso el pueblo presenta un aspecto aseado, de viviendas nuevas o reformadas hace poco, frente a otros pueblos en los que es habitual encontrar construcciones en ruinas.
Mientras, los vecinos fijos lo son porque tienen empleo en la propia comarca, pues no es un punto de paso en grandes vías de comunicación. Lo mismo ocurre con los alojamientos rurales del pueblo; no es el parque del Duratón, pero tiene su público, que descubre la comarca a través de su gran bastión: Fuentesaúco de Fuentidueña.
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