. El Norte

Fuenterrebollo borda la convivencia

En Segovia ·

Varias mujeres recuperan la tradición de los corrillos en el calle en las tardes de labores al reunirse para tejer bordados, punto segoviano o ganchillo

Berta Jiménez

Segovia

Lunes, 4 de octubre 2021, 20:47

En torno a quince vecinas de Fuenterrebollo se juntan cada jueves por la tarde, desde hace unas semanas, en la plaza de la Fuente para bordar y tejer juntas. Como explica Daniel Sacristán, concejal de Festejos, Cultura, Deporte y Juventud del municipio, esta ... iniciativa que propone sacar las labores a la calle surgió a principios del pasado agosto con el fin de «dinamizar la vida del pueblo y animar a que la gente mayor saliese de casa». El Ayuntamiento, en un inicio, planteó la actividad como parte del programa de las fiestas patronales, que este año han quedado reducidas a actos sin multitudes y al aire libre por la situación sanitaria. Pero tras la primera jornada, las vecinas quisieron repetir y ahora todos los jueves se vuelven a encontrar a partir de las seis.

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Las labores son muy variadas: algunas hacen ganchillo, otras hacen encaje de bolillos, hay algunas que le dan al punto segoviano... Incluso, hay cabida para la pintura y la cerámica y algunas vecinas se traen de casa lienzos, pinceles y vasijas para compartir su pasión con todo el pueblo.

A pesar de que en Fuenterrebollo se desarrollan muchas actividades a lo largo del año, como indica el concejal, nunca antes se habían realizado estas 'tardes de labores'. La pandemia, sin embargo, ha intensificado la soledad y ha reducido los contactos sociales; por eso, este verano el Ayuntamiento optó por promover este tipo de reunionespara «reactivar un poco la vida cultural» y «que la gente mayor se empiece a relacionar», explica Sacristán. Además, esta práctica ya se hacía antiguamente, recuerda el edil: «Las mujeres se juntaban en corrillos en las puertas de las casas a hacer la labor y a hablar». Pero no se trata de una iniciativa dirigida solo a las personas de la tercera edad, ya que hay asistentes desde los 17 hasta los 92 años.

Daniel Sacristán afirma que el resto de los vecinos han acogido esta iniciativa «muy bien» y cuenta que hay algún que otro curioso que se acerca por la plaza (que además está en una zona verde con árboles y sombras) para interesarse por las tareas. De hecho, algunas mujeres no se enteraron de la actividad y, al ver a sus convecinas, corrieron a apuntarse, relata el concejal.

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María Reyes es una de las participantes en estas reuniones y dice que muchas mujeres «lo echaban de menos». «Lo hemos cogido con muchísima ilusión y con muchísimas ganas», subraya. A ella le gusta hacer punto segoviano, punto de cruz y tejer con agujas; pero a las tardes de labores ha preferido llevarse el ganchillo. Cuenta que este proyecto «ha sido muy bonito» y destaca que, al hacer cada una labor diferente, la experiencia ha resultado «muy enriquecedora» y les ha permitido compartir conocimientos.

Confiesa que durante la pandemia se refugió en la costura (también se inició en el arte del 'patchwork'), aunque, en realidad, esta es una afición ha tenido desde niña. «Yo me inicié en la puerta de la casa de mi abuela en Fuenterrebollo», recuerda. «Salíamos por las tardes allí con las vecinas, y cada una venía con sus silla y con su labor», revela tras explicar que las sillas tradicionales que antes se sacaban a la calle para hacer este tipo de tareas son más bajitas que las actuales y tienen el asiento de nea.

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Recuperar las tradiciones

A pesar de que los hombres del pueblo también están invitados a estas reuniones, no se han animado a participar. Eso sí: como relata Reyes, algunos de ellos se han juntado en la plaza estos últimos jueves «para charlar». «Se trata de recuperar ese rato que teníamos antes los vecinos y recuperar ese patrimonio inmaterial que tanto añoramos», declara tras agradecer al Consistorio de Fuenterrebollo la organización de este tipo de actividades. «Nos han dado todas las facilidades para que nos pudiéramos reunir, siempre siguiendo las normas del protocolo anticovid», matiza la vecina.

Otra de las que no se ha perdido ninguna de estas animadas reuniones es Isabel Gil, quien está terminando de coser el último de los seis trajes de segoviana que está elaborando para sus nietas. «He estado poniendo las puntillas, haciendo las enaguas y los chalequitos y adornando con abalorios», señala. Para esta vecina, estas tardes de labores han sido una manera de rememorar las tradiciones de antaño. «Nos lo hemos pasado muy bien conviviendo y recordando», reconoce.

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Ahora, con el otoño, empezarán a bajar las temperaturas y los días son cada vez más cortos, por lo que está en duda la continuidad de estos encuentros. Vecinas como María Reyes lo ven «un poco difícil» e Isabel Gil intuye que las próximas jornadas ya se harán el verano que viene. No obstante, Sacristán señala que ha pensado buscar un espacio municipal y ofrecérselo a este grupo de mujeres para que, «si ellas quieren», puedan seguir con sus reuniones al resguardo del frío y la lluvia. «También es una actividad para el invierno y, como las tardes se hacen largas, puede estar muy bien», apunta el edil.

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