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Entre el municipio segoviano de Frumales y el Pazo de Meirás, en Sada (A Coruña), hay cerca de 500 kilómetros. Un viaje que hizo la pila bautismal de este pueblo a finales de la década de los 50, sin que por el momento haya aparecido ningún documento de donación, cesión compraventa a favor Carmen Polo o la familia de Francisco Franco. El nombre de Frumales se ha hecho famoso a nivel nacional por este hallazgo en tierras gallegas y sus vecinos no hablan de otra cosa.
El aviso de la aparición de esta pieza religiosa en el inventario de bienes y objetos del Pazo de Meirás, residencia veraniega de los Franco, llegó a Segovia en Navidad, según explica el delegado diocesano de Patrimonio, Alberto Espinosa. Iniciaron una búsqueda en el archivo diocesano que no ha permitido tener ninguna certeza clara. No se han encontrado ni documentos ni fotografías sobre la pila bautismal de Frumales para poder contrastar con la foto difundida. La investigación también se llevó a cabo en el propio archivo de la parroquia, con idéntico resultado.
De lo que sí hay constancia es de la visita a Frumales de la esposa de Francisco Franco, Carmen Polo, en las mismas fechas en las que se le pierde la pista a la pila bautismal que estaba ubicada en el corral de la casa del cura. La vecina de Frumales, Francisca del Pozo, recuerda bien aquella jornada en la que Carmen Polo visitó el pueblo. «Un camión, cuatro o cinco soldados, se llevaron la pila y no hubo nada más», resume. Otro vecino, Ángel Bayón también recuerda el coche oficial, los escoltas y las motos que llegaron el primer lugar abriendo la comitiva. Para los frumaleños más veteranos está más que claro que «la pila se la llevó Carmen Polo».
Sobre la procedencia de la pila románica se barajan dos posibilidades, según el párroco Daniel Sacristán: que formara parte de una ermita que se quemó en un incendio o que perteneciera a la iglesia parroquial de Aldehuela de la Vega, hoy una aldea despoblada. Lo que sí tienen claro en Frumales es que esta pila nunca estuvo en la iglesia sino que de su destino anterior fue a parar al patio, al corral de la casa del cura, donde las vecinas recuerdan haberla visto y haber jugado a subirse en ella. Lidia Muñoz asegura que era una pila «muy bajita y nos metíamos en ella para jugar». Por su parte, Francisca también relata cómo las madres les mandaban a pasar allí el rato.
Olegario Aceves, que ha investigado mucho sobre este asunto, tiene claro que efectivamente no ha aparecido documentación oficial sobre este hecho pero cuentan con la fuerza de la tradición oral de sus vecinos y con que las características de la pila, por la foto que se ha difundido del inventario del pazo, coincide con «las características del románico primitivo segoviano».
No le ha extrañado demasiado que no haya papeles de por medio porque hablamos de unos años en los que «no era raro entonces» y estas cosas «se disponían». Quedan preguntas en el aire sobre quién informó a Carmen Polo de la existencia de esta pila en el corral de la casa del cura de Frumales para que se fijara en ella y pasara a formar parte de su patrimonio familiar.
Tanto el alcalde de Frumales, Javier Sanz, como Olegario Aceves opinan que parece difícil documentar la procedencia de la pila románica, pero señalan que estaría bien que esta pieza, que ahora forma parte de Patrimonio Nacional como el resto del Pazo de Meirás, se pudiera colocar una placa en la que se dejara constancia de su origen en este pequeño pueblo segoviano, en el que hay censados 130 habitantes. Algunos de sus vecinos y vecinas sí estarían encantados con que la pila bautismal hiciera el viaje de regreso de Galicia a Segovia, más de 60 años después.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Antonio G. Encinas | Valladolid y Francisco González
Lucía Palacios | Madrid
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