Opositores a Secundaria acceden al instituto Julian Marías, de Valladolid, el pasado junio. Carlos Espeso

La formación presencial de opositores en academias desaparece tras la covid

Los candidatos a policía o bombero optan por escuelas de Madrid o Valladolid, estudian 'on-line' o confían en algún profesor particular

Lunes, 3 de julio 2023, 13:56

La pandemia ha acabado con los últimos restos de la formación presencial de opositores en Segovia. El ejemplo es Academia Reina, el último negocio en cerrar sus aulas por las reducidas dimensiones de la ciudad y porque el grueso de candidatos a policía, bombero ... o guardia civil se van a centros de prestigio en Madrid, Valladolid o Ávila. «Nosotros no podemos mantener una academia para 20 alumnos», subraya su director, José Antonio Reina. El negocio ha perdido al 50% de sus alumnos al centrarse exclusivamente en el formato 'on-line', pero ha dado con un plan viable en lo económico. Sus 400 alumnos reciben clase a través de una pantalla, con profesores de Burgos, León o Sevilla.

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«En Segovia hay muchos opositores en presencial, pero pocos en 'on-line'», resume Reina, que lamenta los criterios por los que los estudiantes eligen su formación. «La gente va donde dicen que aprueban las oposiciones. Si tú te vas a Ávila, donde hay 2.000 alumnos, es normal que aprueben 200. Si a mí me aprueba uno de cada 20 tengo la misma proporción de aprobados que una academia grande». Las academias cierran en ciudades pequeñas –Soria es otro ejemplo– porque los gastos no cubren los ingresos. «Hace unos años te podías permitir el lujo te un aula de formación para siete u ocho alumnos, pero el coste de mantener la academia es impresionante. Después del covid, ha sido una ruina total».

Un temario de una oposición bebe de fuentes muy distintas. «Sacamos preguntas de otros años y hacer miles de test sobre ellas». Reina, con más de una década de trayectoria, prepara oposiciones Policía Nacional, Policía Local, Guardia Civil y, puntualmente, Bomberos de Segovia. También prepara el ascenso dentro de la escala del Ejército. Tras el auge de los primeros años –unos 20 o 25 alumnos en cada oposición– con el local en Cristo del Mercado, se mudaron a La Lastrilla, su última sede.

La academia se dio cuenta del «coste infinito» de la presencialidad con el ahorro de la pandemia. «Teníamos cinco profesores dedicados a una sola oposición. En 'on-line', los mismos profesores pueden llevar tres a la vez». Su relato es el de la mejor solución disponible, porque él aboga por lo presencial y cuenta cómo muchos alumnos demandan ese contacto directo. «La lástima es que Segovia no te acompaña. Tampoco es una ciudad que te dé para tener 2.000 alumnos; te da para 25 o 30. Eso no quiere decir que no estudie mucha más gente. Y también aprueban».

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Preparación de oposiciones en formato 'on-line'. El Norte

Las distancias de los pueblos hacia la capital –pongamos el ejemplo de Riaza, lejos de cualquier urbe con academia– llevan a los alumnos a abrazar el formato 'on-line' o a prepararse por su cuenta. Al margen de las academias están los preparadores particulares; como ocurre con el ejemplo de las clases de inglés, los policías o bomberos que han conseguido plaza aprovechan su experiencia para formar a otros candidatos. Algunos lo hacen de forma oficial y otros casos bordean la economía sumergida. Cada opositor traza su camino en busca del santo grial, esa plaza para toda la vida.

En su primera promoción 'on-line', Reina contó con las contras: algunos alumnos emigraron en busca de la presencialidad, un formato más caro. «En online tienes un opositor por 50 o 60 euros; en presencial los 120 o 130 euros no te los quita nadie». Con la mitad de alumnos, las cuentas salen porque los gastos se han reducido al menos en la misma proporción. Reina no teme por el futuro del sector. «Todos los años salen plazas. Con la ley de reposición, los chavales saben que cada año va a haber más». La eliminación del límite de edad aumenta el número de candidatos.

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Las distancias de los pueblos hacia la capital llevan a los alumnos al formato 'on-line' o a prepararse por su cuenta

El perfil mayoritario es joven, entre 18 y 30 años. «Alguna vez hay alguien que deja de ser carretillero en un almacén y se pone a estudiar para Guardia Civil, pero es uno de cada 20». El género también ha cambiado y en las últimas promociones de Guardia Civil y policía han tenido más chicas que chicos. «El perfil femenino es más comprometido. De hecho, nuestros últimos aprobados han sido chicas». Cada tramo de edad es un mundo y los aprobados precoces son la excepción. «El chaval de 18 años prueba, pero le suelen tirar en psicología por falta de madurez».

Una academia es como una cantera de fútbol: quiere que sus jugadores lleguen alto. Cuando se acumulan los suspensos, los alumnos tienden a cambiar de academia y Reina subraya que no aprueban por su nueva escuela, sino porque el paso del tiempo les ha hecho mejores candidatos. Opositar es un deporte de fondo y la gestión del fracaso es clave. «Hay gente que yo pensaba que iba a aprobar y luego no ha llegado a ningún sitio. Hay que decirles que esto no es el final».

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«Nosotros no podemos mantener una academia para 20 alumnos», dice José Antonio Reina, director de academia

Las nuevas generaciones han alterado sus prioridades a la hora de formarse. Años atrás, la preferencia tras acabar la educación obligatoria era la universidad; si aquello no iba bien, siempre quedaba opositar. «Había mucho paro en carreras universitarias. He terminado periodismo y me voy a presentar a Policía Nacional». Ahora han cambiado las tornas. «La gente viene con su Bachiller, pensando que va a estar cuatro años. Y si no aprueban, se meten en una carrera». El valor social de una licenciatura, que ya no es una panacea, ha caído y el de una plaza de funcionario ha subido.

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