Stéphane (i) y David Foenkinos, en el hotel de Segovia donde han estado alojados.

Foenkinos: «Si los jóvenes no quieren arte habrá que poner droga en los libros»

Los hermanos franceses, que intervienen en la Muestra de Cine Europeo de Segovia, analizan el papel de las nuevas generaciones

Martes, 19 de noviembre 2019, 12:25

Los Hermanos David y Stéphane Foenkinos protagonizan el ciclo Cine y Literatura de la Muces. El primero, de 45 años, es el autor de 'La delicadeza', novela traducida a más de 30 idiomas y con más de un millón de ejemplares vendidos. El director de cine Stéphane, de 51, llevó la historia a la gran pantalla. Es el único trabajo conjunto de dos perfiles complementarios que, sostienen, solo se parecen en que tienen los mismos padres. Stéphane nació un 27 de octubre y David un 28; imaginen sus cumpleaños. Ambos cambiaron de roles tras una grave enfermedad cardiaca de David en la adolescencia.

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–¿Cómo conviven la parte escrita y la audiovisual?

–Stéphane Foenkinos: Vengo de un contexto más técnico, de 'backstage' y preparar castings, y David cuenta con esa facilidad de poner las palabras, expresar lo que piensa. Hemos conseguido crear esta fusión entre el decir y el hacer

–David Foenkinos: Somos muy complementarios. Gracias al cine hemos conseguido plasmar cada uno lo que mejor sabe hacer. A pesar de que hemos estado trabajando separados durante un tiempo, estaba claro que en algún momento nos juntaríamos.

–¿Cómo fue su infancia común?

–S. F: La mía ha sido muy, muy previa a la suya [sonríe].

–D. F: El punto común es que compartimos los mismos padres. Y no es poco, significaba mucho. No hemos tenido un gran ambiente cultural en casa ni había muchos libros. Gracias a nuestro padre, que trabajaba en Air France, viajamos mucho y eso nos permitió conocer otras cosas. Fue Stéphane el que dio el primer paso en el teatro y formándose en el cine. Fue él quien trajo a casa esas ideas.

–¿Qué le hizo dar ese primer paso?

–S. F: Pasábamos mucho tiempo solos porque nuestros padres trabajaban. Gracias al cine y al teatro, conseguimos crear un nuevo mundo y desarrollar la imaginación a unos niveles que no esperábamos. A través de esto, yo podía canalizar ese mundo que había vivido en mi infancia.

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–David, ¿cómo cambió su vida su grave enfermedad?

–A causa de mi enfermedad, que me hizo incluso rozar la muerte, desarrollé una sensibilidad increíble. Me hizo cambiar totalmente mi perspectiva sobre muchas cosas y me hizo entrar en esta fase cultural.

«Gracias al cine y al teatro desarrollamos la imaginación a unos niveles que no esperábamos»

–Y los libros le salvaron la vida.

–Es verdad. El año 1991 no parece tan lejano, pero es otra época. Estar en un hospital significaba no tener internet ni televisión. Me sentí realmente aislado. Yo no leía; no tenía hábitos y no me gustaba especialmente la literatura. Pero me recogí en ella y encontré una compañera para hacer mi soledad más llevadera.

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–Stéphane, ¿cómo lleva un hermano una situación así?

–Fue muy duro. No era una enfermedad reconocida como una leucemia, no entendíamos por qué necesitaba tanto tiempo en el hospital. Era una enfermedad de persona mayor, como si su cuerpo hubiera estado encerrado mucho tiempo y necesitase liberarse. Esa experiencia hizo que se invirtieran nuestros roles. Después de esa situación tan fuerte, David se transformó en el hermano mayor. Parecía que flotaba, tenía esa capacidad para sobrevolar las cosas.

–Han experimentado formas muy distintas de arte. ¿Qué debe hacer la sociedad para integrar a los más jóvenes en el arte?

–D. F: Esa batalla está perdida [ríe].

–S. F: ¡Es demasiado tarde!

–D. F: Es triste, hay eventos literarios donde el público es solo gente de avanzada edad. No creo que debamos ser pesimistas porque está esa esencia humana de necesitar profundizar en las cosas. Creo que la educación es muy importante para acompañar a los jóvenes. Aun así, existe algo dentro de cada uno que les va a llevar a profundizar sobre ello. Se demuestra en los museos, que cada vez tienen más afluencia. O si no, habrá que poner droga en los libros.

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–S. F: ¡Eso ya existe! Yo soy profesor de teatro y cine y lo que más me gusta es la diversidad que hay en los jóvenes. Mientras sigamos trabajando en animar a esos jóvenes a expresar cualquier forma de belleza que ellos consideren, cada uno transmitirá su idea. Y ello abrirá muchísimas ventanas a quien quiera verlo. En 'Hacia la belleza', David habla de la belleza salvadora, el arte como cura. Y Dostoievski ya dijo que la belleza salvaría el mundo.

–D. F: ¡Oh, la la!

–Tras asistir a festivales y muestras como Muces, ¿qué futuro tiene el cine de autor?

–D. F: Soy muy optimista. Lo nuestro no es tanto cine de autor, estamos un poco a caballo entre los dos mundos. Tenemos temas interesantes, más personales sociales o humanos, pero también nos gusta la popularidad. Por eso incluimos tanto humor. En 'Algo celosa' se oía reír a la gente en las salas de cine.

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–S. F: Por eso en la próxima película voy a conseguir llenar las salas de jóvenes. Hablará sobre un tema que les interesa: el sexo.

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