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Decenas de actividades llenan estos días la villa de Cuéllar de alegría y colorido de la mano de las fiestas en honor a la Virgen del Rosario, donde tienen un lugar destacado los encierros, que este año han llegado con algo de polémica, y la Feria Taurina. Sobre ello y lo más destacado de estos días habla el alcalde de la localidad, Carlos Fraile.
–¿Qué suponen estas fiestas para Cuéllar y sus vecinos?
–Yo creo que suponen, desde el punto de vista emocional, el reencontrarnos con nuestra cultura, con nuestras tradiciones, con lo que nos han enseñado nuestros abuelos y padres desde pequeños, y también, en cuanto a lo emocional, el estar con familiares, con amigos, los hijos del pueblo que han salido fuera de Cuéllar que vuelven al municipio en estas fechas. Luego yo incido mucho en el importante impacto económico que tienen las fiestas de Cuéllar en la localidad, durante prácticamente siete días, desde el viernes de las fiestas. Esos días tienen un impacto económico muy directo en la hostelería, pero en semanas previas también sobre el comercio.
–¿Estas fiestas podrían entenderse sin los encierros?
–Las fiestas de Cuéllar sin el toro no serían lo que son y no tendrían la trascendencia emocional y la trascendencia turística que estamos teniendo, incluso internacional. Todos sacamos pecho de Cuéllar, de su conjunto histórico, de sus monumentos, pero, siendo realistas, gente de Francia, de Inglaterra, de Portugal o de comunidades autónomas lejanas, como pueden ser Valencia o Andalucía, vienen por el toro. El componente de los encierros y también de la feria taurina, porque yo creo que va todo hilado, desde la salida de los corrales hasta la lidia en la plaza de toros, dan el acento y el punto de diferencia a las fiestas de Cuéllar sobre otras.
–Este año la polémica ha sido la inclusión de un límite en el número de caballos, ¿a qué se debe esa reducción?
–Esa controversia ha estado más fuera del municipio que dentro y no se ha entendido bien desde el primer momento. El consejo sectorial ha tenido más de 10 reuniones durante este año y en todas se ha detectado, con vídeos de dron etc., lo que suponía una masa de caballos desorganizada, descontrolada, donde primaba una anarquía en lugar de una organización. Una masa de caballos de más de 400 no la podíamos controlar, y se ha reducido por hacer un grupo más pequeño y que se pueda controlar. La cuestión del chaleco identificativo ya se venía haciendo con los vecinos de Cuéllar y eso se ha ampliado a los no empadronados y a la propia dirección de campo para que todo el mundo esté plenamente identificado más allá de una pegatina que se daba y que nadie se ponía.
–Este ha sido el primer año de funcionamiento oficial del Consejo Sectorial de Fiestas, ¿cómo ha sido?
–Nosotros hacemos un balance positivo y siempre es interesante el debate, la controversia, la discrepancia, que se hace en un grupo tan heterogéneo de personas como es ese, con las peñas, asociaciones de corredores, caballistas, cada uno con su punto de vista e intentando defender unos intereses más particulares. Yo les quiero agradecer la participación en el mismo, han sido algunas reuniones complicadas donde nosotros, con el paso del tiempo, podríamos incluso ir mejorando el debate y los asuntos que se traen al consejo sectorial. Para nosotros, positivo, era muy necesario el tener este foro reglado de debate sobre las fiestas.
–¿Por qué la feria taurina de Cuéllar no termina de arrancar? ¿O no es un problema exclusivo de Cuéllar?
–Yo creo que es un problema de Castilla y León, porque las únicas ferias que están funcionando son las de Burgos y Soria y funcionan porque van las peñas, hay ambiente de fiesta en los tendidos como en su día en los años 90 pudiera haber en Cuéllar, y si nosotros mismos nos encargamos de hablar mal de la feria… La plaza de toros de Cuéllar es muy pequeña para las capeas y todo lo que es gratis, que se queda pequeña y cuando hay que hacer un festejo de pago, se nos queda grande. Sobre la Feria, en cuanto a ganaderías y profesionales, creo que es el año que más satisfacción hay entre los aficionados, y creo que la falta de público no es una cuestión tampoco económica, porque el abono de peñas sale a 15,75 euros al día. Nosotros mismos, el conjunto de los vecinos, decidiremos el devenir de las fiestas porque comportan un nivel de inversión elevado y, si no se es corresponsable con ayudar parcialmente a la financiación de las mismas, el ayuntamiento de turno, sea el nuestro u otro, va a tener que tomar alguna decisión.
–¿Qué papel juegan las peñas en estas fiestas?
–Un papel importantísimo. Es esencial por toda la programación que hacen, como lugar de encuentro, todas las actividades que hacen en la calle, pero cada vez hay menos locales de peñas privadas, y los que hay, a un coste muy grande, por lo que las peñas oficiales son un lugar donde la juventud puede encontrar su sitio donde pasar las fiestas, participar en actividades, ir a comer o cenar, invitar a amigos… Son fundamentales.
–¿De las decenas que aparecen en el programa, qué acto no debe perderse ningún cuellarano ni ningún visitante?
–El pregón, sin duda. Para mí es el momento de las fiestas y el momento que más me ha sorprendido como alcalde y, sin duda, el mejor.
–Un deseo para estas fiestas...
–Que todo salga bien, que no haya ningún problema de seguridad ni ninguna desgracia personal y que todos disfrutemos con nuestros amigos, con nuestros familiares y que Cuéllar estos días sea un sitio amable para el visitante, para el turista, donde mostremos la mejor de nuestras imágenes para ganar cuantos mayores embajadores de lo bonito que es este pueblo, mejor.
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