Los favoritos vuelan en Cantimpalos

El dominio de Kwizera y Catrofe no fue por falta de aspirantes, pues había un contingente de atletas nacionales como David Bascuñana, el pedigrí en triatlón de Mario Mola o la veteranía de Ayad Landassem, el plusmarquista español en maratón que ha dejado de serlo y que fue tercero el año pasado. Prueba del nivel es que el grupo de cabeza contaba con una decena de integrantes tras dos de las cinco vueltas del recorrido.

El circuito de la Vega es siempre una incógnita. Cayó lo suyo en la noche del jueves, pero el amanecer dio un respiro: nada de lluvia, escaso viento y hasta sol, con una temperatura que llegó a los ocho grados. Dados los precedentes, aquello era un día plácido para grandes registros. En la tercera vuelta, Kwizera, nacido en Burundi y afincado en Castellón, subió un punto y eliminó a la mitad del grupo del videojuego. Pero el primer órdago fue de Landassem, al principio de la cuarta. Kwizera y Catrofe se miraron y decidieron echar un poco más de carbón al horno para no solo cazarle, sino dejarle atrás y quedarse solos en cabeza.

Kwizera no dio a Catrofe la opción de imponer su final de mediofondista y le rompió al inicio de la última vuelta para imponerse con un tiempo de 29:43. El uruguayo, con su colgante bailando a cada brazada, tuvo que conformarse con repetir el segundo puesto de hace 12 meses, entonces detrás de Adel Mechaal, con 29:51. Landaseem pagó su valentía y entregó el tercer puesto a Bascuñana (29:55). Rubén Merino (34:17), vigésimo quinto, fue el mejor segoviano y Fernando Matarranz, trigésimo primero, el mejor local (35:14).

La organización del Cross llevaba tres años detrás de Likina Amebaw, una de las grandes dominadoras del campo a través. A la etíope –ha solicitado la nacionalidad española y podría ser la representante del 5.000 en los Juegos de París– le habría bastado con ir al ralentí, pero dio una muestra de profesionalidad, rompiendo el grupo desde el primer kilómetro rumbo a una victoria sideral. Porque una ventaja de minuto y medio en 7,5 kilómetros es de otra galaxia. La corredora radicada en Ávila paseó su eterna sonrisa y una técnica canónica para moverse sin aparente esfuerzo. Si no fuera por el reloj –corrió en 23:55, a un ritmo endiablado de 3:11 minutos por kilómetro– lo suyo podría pasar por danza.

La keniana Maurine Jemutai, con marcas de prestigio en maratón, peleó contra el pronóstico y se lanzó a por ella, pero los delirios de grandeza no sobrevivieron al primer paso por meta. La última recta, devoradora de sueños en días de fuerte viento, se le hizo eterna, pero evitó la debacle y mantuvo el segundo puesto (25:28). El podio lo completó Laura Priego (25:36), que resolvió al final una peleada lucha por el tercer puesto frente a Laura Santos e Idaira Prieto, ganadora dos años atrás. La segoviana aceleró en el inicio de la última vuelta, al paso por la curva más embarrada del circuito, y tuvo la madurez para aprovechar su mejor final –ventajas del 1.500– para adelantar a Santos en la última recta y terminar cuarta (25:39), saludando al cruzar la meta.

Mención especial merece Irene Pelayo, la cántabra de 43 años que se empeñó en defender su victoria del año pasado en medio de un apocalipsis de lluvia y viento pese a haber corrido el domingo la maratón de Valencia. Vendió cara su piel, pegándose hasta casi el final con el terceto que negociaba el podio y terminó séptima. Justo delante de la segoviana Claudia Corral, que firmó un meritorio octavo puesto para una corredora por montaña que fue campeona de Castilla y León de kilómetro vertical. Rebeca Gil y Pilar Moreno, decimotercera y decimocuarta, completaron la participación segoviana.

El último paseo por el barro pisado que estrenaron las categorías inferiores fue para la carrera popular de cuatro kilómetros, la más numerosa –terminaron 117 atletas–, en la que se impuso el abulense Guzmán Caballero en 12:38, 18 segundos menos que su inmediato perseguidor, Juan Encinar. Olga Fernández fue la mujer más rápida (15:24), un margen de 40 segundos con Bego Usabiaga.