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Voluntarios llegados a Moral de Hornuez para participar en el dispositivo de búsqueda. El Norte
La familia de Teodoro González amplía su búsqueda más allá de Moral de Hornuez

La familia de Teodoro González amplía su búsqueda más allá de Moral de Hornuez

Que el experto senderista no haya aparecido en 25 días en una zona reducida lleva a sus hijos a recurrir a QSD Global

Domingo, 25 de agosto 2024, 17:15

Han pasado 25 días de la desaparición de Teodoro González, un andariego experimentado de 72 años, en Moral de Hornuez y el paso del tiempo hace que su familia, que sigue buscando junto a la Guardia Civil, se abra a posibilidades fuera de lógica y esté ampliando espacios, una labor que está emprendiendo con la ayuda de la asociación de desapariciones QSD Global. Nuevas batidas por lugares más abiertos y lejanos como Maderuelo, Fuentemizarra, Valdevarnés, todo el monte de Cilleruelo, Valdevacas, Cedillo de la Torre o Carabias. Decenas de personas que ya no pasean cada día sin más, sino que miran con ojo clínico, su pequeño granito de arena para resolver un enigma que ha paralizado la vida de una familia. Una comarca entera que no entiende cómo un conocedor del monte se ha esfumado sin rastro.

En la reconstrucción de los hechos previos a la desaparición no hay nada anómalo. Es un recorrido que él ya había hecho, salvo la subida a la ermita de Hornuez, pero el camino es sencillo y varios vecinos aseguraron verle a su paso por el pueblo. «Entendemos que a la persona que vieron es mi padre, tampoco pasa mucha gente por allí. Todo cuadra por los horarios», subraya su hija, Ángela González. Salió el día 31 de julio en torno a las 6:45 horas con ropa deportiva y gorra de pasear; la familia no vio su indumentaria aquel día, pero dan por seguro que vistió un pantalón naranja y una camiseta clara. Partió sin documentación ni dinero.

La confianza en un buen senderista no hacía pensar que aquello fuese a ser una mañana extraordinaria. Una persona acostumbrada a andar –hizo el Camino de Santiago– y que llevaba dos o tres meses poniéndose en forma, pateando unos 15 kilómetros al día, principalmente en El Espinar, pero también en Cilleruelo de San Mamés, donde vive Ángela. Por allí había salido en sus dos anteriores visitas, rutas largas hasta Cedillo de la Torre y Moral de Hornuez. Cuando llamó por primera vez a su hija, a eso de las 9:15 horas, desde el cruce hacia Valdevacas o Moral para indicar que se dirigía hacia este último, ella no notó nada raro en la voz.

Ya estaba entonces deshaciendo el camino antes de llamar, a eso de las 10:00, para decir que estaba viendo el cartel de Sabinar de Hornuez, su última ubicación contrastada. En ese momento, su hija subió con el coche a buscarle. «Pero hay muy poca cobertura, no me escuchaba bien y yo no sé si él me llega a oír decir que le voy a buscar». La familia ha ido posteriormente a ese punto y ha comprobado la escasa señal. En la siguiente media hora es cuando algunos vecinos vieron pasar a alguien que encaja con su constitución –estatura de 1,76 metros y unos 90 kilos– por el pueblo.

El despliegue fue creciendo y se multiplicó con el apoyo de los vecinos de la zona y de El Espinar

Cuando Ángela llegó a la ermita, dio una vuelta por la zona, desde el cruce de la A-1 hasta Moral de Hornuez, para volver a Cilleruelo. Al comprobar que su padre no había vuelto y que las llamadas ya no daban señal –tenía poca batería– llamó a la Guardia Civil, que comenzó en menos de una hora un operativo con helicópteros o drones. Un despliegue que fue creciendo en los días siguientes y que durante el fin de semana se multiplicó con el apoyo de los vecinos de la zona y de El Espinar, que mandó un autobús con voluntarios a través de una empresa. «Dentro de la pesadilla, no podemos más que dar las gracias a todo el mundo. Se han volcado con nosotros». También agradecen la colaboración de Protección Civil y de los Ayuntamientos de El Espinar y Cilleruelo.

El operativo de emergencia coordinó los esfuerzos de la Guardia Civil y los voluntarios a través de batidas organizadas con más de un centenar de personas. «En un espacio relativamente pequeño no ha aparecido, es lo extraño». Un dispositivo que concluyó el 4 de agosto tras cuatro días. «Para la familia es duro que se levante un operativo, pero también hemos de ser lógicos con el despliegue de medios. Ellos nos lo explican en todo momento y la Guardia Civil sigue haciendo su trabajo». Se fueron los medios aéreos, pero también algo quizás más importante como la atención psicológica.

Teodoro González, en una foto divulgada por la familia. El Norte

La familia no ceja en su empeño. «Nosotros nos organizamos con las fuerzas que podemos». Tras el esfuerzo de los primeros días, se han centrado más en la eficacia que en la búsqueda indiscriminada. Por ejemplo, preparando una ruta de la zona para que QSD Global Desaparecidos la interprete y dé pautas para saber dónde es más probable encontrarle. «Que no estemos peinando 25 veces la misma zona. El tema es que hay mucho voluntario, gente que te llama y te dice que se va ahora mismo a buscar. Pero tampoco sabes dónde mandarles». Porque la zona lógica está muy mirada y la familia no quiere que nadie se ponga en riesgo al transitar por lugares más desconocidos.

Como el paso del tiempo aleja los escenarios más lógicos, no faltan hipótesis para explicar cómo pudo desaparecer de la zona

Información sobre el terreno que complemente la labor de los expertos de QSD Global en el mapa, siempre en colaboración con la Guardia Civil. «Quedar con gente de Cilleruelo, El Espinar y de otro montón de sitios donde nos conocen y quieren colaborar. Y peinar una zona concreta. Eso nos permite no correr riesgos y poder decir que este trozo ya lo hemos recorrido. E ir trazando». Ante cualquier indicio, la familia de Teodoro pide contactar con los teléfonos de Emergencias (112) y la Guardia Civil (062).

Como el paso del tiempo aleja los escenarios más lógicos, no faltan hipótesis para explicar cómo pudo desaparecer de la zona en tan poco tiempo, aunque sean meras conjeturas. «Nos planteamos muchas posibilidades porque al final es una zona muy pequeña y no aparece. Pero no podemos afirmar nada». La Guardia Civil lo trata como una desaparición involuntaria, pero no forzosa, ante la falta de indicios que apunten a este último extremo. La familia, con una entereza encomiable, sigue buscando cada día. «Siempre se tiene que mantener la esperanza. Es difícil, pero lo intentamos».

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