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Segovia dice adiós a Pedro Sanz, el famoso pastor jubilado que ganó popularidad porque predijo la llegada de la borrasca Filomena por medio del método ... de las cabañuelas. El hombre, que era vecino de Rades de Abajo, una pequeña localidad perteneciente a Pedraza, falleció en las primeras horas de este sábado.
Pedro Sanz siempre ha sido un gran conocido por la población segoviana, pues no hay muchas personas en la provincia que sepan realizar un pronóstico del tiempo por medio de las cabañuelas. Se trata de un método de adivinación ancestral que permite conocer el tiempo que hará durante los diferentes meses del año por medio del cálculo de las variaciones atmosféricas y la observación de la naturaleza en los primeros días de enero o agosto, dependiendo del artífice de la predicción.
El septuagenario célebre en toda Segovia por su gran maestría para adivinar el tiempo residía en Rades de Abajo, de apenas 120 habitantes, donde desarrolló su labor de pastoreo durante largos años. Él decía que había pasado al raso, con sus ovejas, mirando al cielo y sintiendo el latido de la tierra durante aproximadamente medio siglo. Aprendió el método de las cabañuelas de sus antepasados. En concreto, de su abuelo Domingo, «aunque murió pronto y no coincidí mucho tiempo con él», explicó en sus entrevistas con El Norte.
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Esto no fue un obstáculo para que Sanz poco a poco fuese perfeccionando su propio método al empezar a escrutinar también el vuelo de las aves, la caída de las hojas y el comportamiento de los animales. Sus calendarios climatológicos anuales eran muy populares, sobre todo a partir del vaticinio de la llegada de Filomena, aunque no con tanta virulencia.
Hace pocos años afirmó que este fenómeno iba a regresar en los años venideros. «Alguna vez me he equivocado, pero suelo acertar», bromeaba. Finalmente, Pedro Sanz no podrá confirmar sus pronósticos, pues falleció en las primeras horas de este sábado, según informan fuentes próximas al entorno del pastor jubilado. Con su despedida deja enseñanzas y curiosas historias, así como una preocupación por el cambio climático. «Los aviones y los coches están quemando la atmósfera. En las ciudades se respira mal. Hay que ir más en bicicleta o andando», aseguraba.
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