La tranquilidad que envuelve el quehacer cotidiano en el pequeño pueblo de Escobar de Polendos, con apenas 180 vecinos, se transformó ayer en silencio doloroso, lágrimas y rabia contenida. La apacible localidad despertó conmocionada por la noticia de la muerte de Fernando M. ... M., un joven madrileño de 19 años que veraneaba junto a su familia, vinculada a la localidad, donde nació uno de sus abuelos. Volvía a casa caminando, al parecer con un amigo, tras una noche de fiesta en Cantimpalos que sobre las nueve de la mañana acabó en tragedia.
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El camino de apenas dos kilómetros que separa las localidades de Cantimpalos y Escobar de Polendos -la carretera SG-V-2224-, de apenas dos kilómetros, está jalonado de torres de alta tensión. Las causas del accidente, que está siendo investigado por el juzgado, todavía son una incógnita, explica la subdelegada del Gobierno, Lirio Martín, aunque las primeras hipótesis apuntan a una chiquillada. «No se sabe qué se le pasó por la cabeza para decidir subirse a la torre, veremos qué aclaran los testimonios de la personas o personas que iban con él. Es una desgracia gordísima», señala Martín. La brutal descarga que recibió lanzó al suelo a Fernando desde una altura de más de cinco metros. Cuando llegaron los servicios médicos, ya había fallecido.
Tras recibir la alerta, la sala de operaciones del 112 avisó del accidente a la Guardia Civil (COS) de Segovia y a Emergencias Sanitarias-Sacyl, que envió una UVI móvil y un equipo médico de Carbonero el Mayor, que no pudieron hacer nada por salvar la vida del joven. El accidente mortal provocó microcortes de luz en Cantimpalos, donde las ganas de fiesta se han visto ensombrecidas por la muerte del chaval de 19 años, que tenía muchos amigos en la localidad próxima a su pueblo de veraneo.
En la corrida de toros de ayer se guardó un minuto de silencio y en la homilía de la misa previa a la procesión también hubo palabras de recuerdo para el joven fallecido y mensajes de condolencia para su familia. La subdelegada del Gobierno pide prudencia y que se eviten «locuras de juventud» en unos días en los que muchas localidades de la provincia están en fiestas. «Que disfruten de las fiestas, pero que regresen sanos y salvos a casa, porque en estos casos no hay marcha atrás, solo familias destrozadas».
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