Fallece a los 66 años el pintor y crítico de arte Jesús Mazariegos
El funeral tendrá lugar este lunes, a las 10:30 horas, en la iglesia de Santo Tomás
El pintor y crítico de arte Jesús Mazariegos falleció ayer a los 66 años. El funeral tendrá lugar mañana lunes, a las 10:30 horas, en la iglesia de Santo Tomás. Doctor en Historia del Arte, catedrático de instituto, crítico de arte -fue colaborador de El Norte de Castilla-, y artista, Jesús Mazariegos era natural de la localidad palentina de Paredes de Nava. Su última exposición fue en la Alhóndiga, el pasado enero. Bajo el título 'Santos reciclados. Una Historia del Arte sin palabras', el profesor Jesús Mazariegos proponía realizar un amplio recorrido por el arte que se ha producido en la Historia a través de 6.000 imágenes perfectamente distribuidas por épocas y estilos. Estas imágenes son fruto del trabajo de coleccionismo que Mazariegos inició en sus años de docencia. En los años 50, los pocos libros que había en los hogares eran en su mayoría religiosos, y las escasas imágenes que incluían representaban a vírgenes o santos. De ahí que se diera la palabra 'santo' a cualquier imagen aparecida en los libros, fuesen de temática religiosa o no. Mazariegos pensó hacer más atractivas las imágenes que aparecían en los libros de texto que utilizaba con sus alumnos. Las recortaba, les daba a todas el mismo tamaño y, ya como cromos, se las presentaba al azar a los estudiantes, que veían esta forma de evaluación como un juego. Mazariegos liberaba, por tanto, las imágenes de los libros, y las reciclaba para un nuevo uso.
Hasta hace dos semanas fue el presidente de la Asociación Segoviana de Enfermos de Parkinson. «Todo el mundo sabe lo que es el párkinson, un problema de movilidad degenerativo que se visibiliza con los característicos temblores, pero muy poca gente es consciente de lo que te cambia la vida de un día para otro», comentaba en abril, con motivo del día mundial contra la enfermedad. Cuando se la diagnosticaron, Mazariegos tenía 43 años, dos hijas y «toda la vida por delante». En su caso, la dolencia comenzó a hacer mella en su cuerpo ocho años después. Hasta entonces, llevaba una vida «más o menos» normal. «Es una enfermedad que va muy lenta. Trabajaba como profesor de instituto y daba clase con normalidad, pero a los ocho años tuve que dejarlo, empeoré mucho». Aunque se encontraba en una fase muy avanzada de la enfermedad, saca fuerzas de donde no las había «por mi nieta de tres años», afirmaba.
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