
José María Pascual, jefe de la Policía Local de Cuéllar
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José María Pascual, jefe de la Policía Local de Cuéllar
«No fue fácil pasar de ser uno más del pueblo a tener que poner multas»Tras casi 37 años en la Policía Local de Cuéllar, José María Pascual, actual jefe del cuerpo cuellarano, se jubilará el próximo 27 de abril, ... aunque en estos días ha comenzado su periodo de descanso, a pesar de lo cual, a diario, se pasa por las dependencias municipales, para ayudar con cuestiones pendientes a quien le sustituirá en el cargo, Juan Pedro Yusta. Asegura que llegó al cuerpo de casualidad, «no fue vocacional», detalla. No tenía trabajo, salieron las plazas, rellenó la solicitud, se presentó a los exámenes, acudió a la academia, y hasta ahora.
Fue en el año 1988 cuando asistieron a la academia a Valladolid diez jóvenes, para paliar las necesidades de Cuéllar, donde en ese momento sólo había cuatro policías, que además no hacían calle y vestían de paisano. Los diez ingresaron en enero de 1989, y tras poco más de un año, su antecesor, Javier Moreno, sustituyó al hasta entonces subinspector jefe. En ese momento Pascual ya quedó como segundo, desde 1992 como oficial, y desde el año 2020 como jefe del cuerpo. Recuerda con cariño esos inicios, en los que «no había absolutamente nada. Un R4 y una máquina de escribir». Desde entonces la evolución de la Policía Local ha sido muy destacada, no solo en cuanto a medios, que también, sino «hasta en el uniforme. Vestíamos de amarillo. Al principio, la gente, cuando salíamos a la calle, salían a vernos».
Aquellos primeros meses también fueron difíciles «porque hubo que adaptarse y cambiar de ser uno más del pueblo a ser policía, tener que llamar la atención, poner multas, trabajar los fines de semana, los festivos, y los toros». Recuerda que aquel primer año de fiestas realizaron turnos de 16 horas, «estábamos todos a la expectativa». También por aquel entonces no había semáforos, y el cruce de San Francisco era un punto obligado de regulación del tráfico a mediodía, hora de salida de las fábricas, ya que había bastante actividad, y por la tarde. «No había semáforos ni circunvalación, todo el tráfico pasaba por Camilo José Cela, calle Nueva y San Andrés, tanto camiones como coches».
Los cambios también se han sentido en la localidad, especialmente en el tráfico, con calles que ahora parecen imprescindibles y que antes no existían, como Fotógrafo Rafael o Achicorera; urbanizaciones nuevas como Las Lomas; o vías que «eran todas de doble sentido, lo que ahora parece imposible en algunas», según recuerda Pascual, que destaca otros cambios, como las peatonalizaciones, los sentidos únicos o calles de arena.
Los momentos más difíciles de estas casi cuatro décadas en el cuerpo, para el todavía jefe de la Policía Local de Cuéllar, son «las fiestas, que son palabras mayores. Cualquier acontecimiento que hay en el pueblo, por muy importante que sea, carreras, procesiones… no tienen nada que ver con los toros», explica, asegurando que su trabajo comienza dos meses antes, con las revisiones de peñas, y con el pueblo comenzando a bullir. Desde el cuerpo se realizan múltiples trabajos los días previos, pero especialmente esa semana, «son los momentos para nosotros más difíciles y de más incertidumbre. Estás pendiente de los encierros, ya que eso te condiciona ya todo el servicio del día».
En estos casi cuatro décadas, los peores momentos para Pascual han sido la pandemia y el fallecimiento de personas conocidas en circunstancias como suicidios o accidentes que él mismo tuvo que atender, lo que «son momentos muy malos». Los mejores, «cuando acaban las fiestas si ha salido todo bien y no ha pasado nada, y cuando intervienes en multitud de casos y la gente te agradece tu labor, eso te llevas». Respecto a la pandemia asegura que «no sé ni cómo describirlo, cuando se estableció el estado de alarma era todo absolutamente nuevo. Yo me quedé en la jefatura en noviembre, y no sabías ni por dónde empezar, las cuarentenas, normativa nueva cada semana, visitas a los confinados, que llegamos a tener 300 en algún momento», aunque «para lo grave que fue la situación, la gente se comportó bastante bien».
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En cuanto a la actualidad del cuerpo destaca que lo más prioritario, a su juicio, es estructurarlo bien, sacando y cubriendo las plazas «e intentar fijar la plantilla, que no se vaya la gente cada dos o tres años. Esto te permite poder planificar el trabajo», asegura.
No se quiere despedir sin agradecer su labor a su antecesor, Javier Moreno, que «fue quien modernizó el cuerpo», y al resto de agentes, especialmente al que será su sucesor, «que ha estado para cuando ha hecho falta». Extiende sus agradecimientos a los servicios municipales, trabajadores del área de deportes, de oficinas municipales, intervención, secretaría, oficina técnica, turismo, CEAS, Protección Civil, Guardia Civil, agrupaciones deportivas, que «están poco reconocidas, pero es muy difícil lo que hacen».
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