De la Fábrica Grande del chorizo a las pymes y los servicios

Cantimpalos es famoso en toda España por su chorizo, pero el sustento casi exclusivo de su economía durante décadas ha dado paso a un tejido de pequeñas fábricas más diversas y un auge del sector servicios para atender a unos 1.400 vecinos que tienen Segovia a tiro de piedra. La realidad es que su polígono industrial se ha quedado pequeño –hay cuatro empresas instaladas en la carretera aledaña de Pinillos– y faltan bares.

Esos cerdos grasos bien alimentados dan al producto el toque jugoso característico que sigue vertebrando su economía, con una veintena de empresas, la mayoría, alimentarias: secaderos de jamones, mataderos fábricas de morcillas. Las matanzas que los vecinos hacían en sus casas en el siglo XIX se convirtió en un negocio, pues esas latas no solo llegaron a Segovia, sino que atravesaron el Atlántico.

Esos sobrados de las viviendas particulares pasaron a ser fábricas, un proceso ya industrial. Antes de que Segovia tuviera choricera, Cantimpalos era la capital del producto con su Fábrica Grande, que empleaba prácticamente a todo el pueblo –también había otras– con toda la elaboración del cerdo, desde los embutidos al atado a mano.

Cantimpalos está entre la CL-603, que une Segovia con Aranda de Duero, y la Autovía de Pinares. Un pueblo agricultor y ganadero que no solo aprovecha los cerdos de sus granjas, sino los de los municipios vecinos. Así se convirtió en marca de garantía. El traslado de esta fábrica hacia la capital y el cierre de otra industria de harinas cambió la estructura económica.

Sigue habiendo ganado, principalmente vacuno, pero el tejido productivo incluye talleres mecánicos, metálicos o de fontanería. Son pymes que no superan la veintena de empleados y que en total suministran un centenar de puestos de trabajo, ocupados mayoritariamente por vecinos de Cantimpalos, pero también de Turégano, Escarabajosa o Segovia.

El sector servicios ha aflorado, con dos supermercados, dos carnicerías, una ferretería, dos peluquerías, dos panaderías, farmacia o guardería para un pueblo con más de 160 niños en su colegio. La carencia está en los bares tras la jubilación del hostelero de un local en la plaza. «Es lo que nos falta, lo que da vida a los pueblos son los bares. No tenemos casas rurales u hostales como otros sitios y mucha gente que viene aquí a trabajar no tiene donde comer», concluye su alcaldesa, Inés Escudero.

Un referente para la zona. Una veintena de empresas de Cantimpalos da un centear de empleos, también a los vecinos de pueblos cercanos.

El polígono se queda pequeño. Cuatro negocios locales se han instalado en Pinillos, junto a la carretera, por la falta de metros en el polígono.

www.cantimpalos.es

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