Con el calor estival, las personas se van de vacaciones, salen de las ciudades. Con el caldo del cultivo de las elevadas temperaturas, que este año además se están haciendo notar con mayor intensidad, prolifera una fauna urbana nada deseada como las ratas o cucarachas, ... que hallan en esta atmósfera canicular su temporada alta. Sin embargo, Pedro Durán, copropietario de la empresa de control de plagas Zoosan Servicios Veterinarios, se opone a esta creencia. «Pienso que las olas de calor no influyen, sino que es el cambio climático, la duración de las estaciones»; y apunta que, la cantidad de lluvia y la consiguiente vegetación, pueden generar también un efecto propagador para según qué plagas.
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Si se compara con el verano de 2021, su empresa está registrando en el curso actual un mayor volumen de peticiones que reclaman sus servicios. «Respecto al año pasado hay un mayor número de llamadas de comunidades de vecinos, estaríamos hablando de un 40% ó 50% más», explica Durán. El invierno significa sobre todo una época de mantenimiento –con algún problema puntual con roedores–, es en los meses de calor cuando el sector atiende a una mayor clientela.
Las llamadas de particulares, ya que el grueso de avisos proceden de comunidades de vecinos, responden especialmente a la presencia de avisperos. Una problemática que solía darse más entrado el verano y que se va adelantando cada vez más. «Las avispas, por estas olas de calor, están presentes mucho más pronto; pero es el cambio climático, que implica unos otoños con mayor suavidad, lo que hace que estén más tiempo activas», explica el profesional. «Antes simplemente se morían y las que sobrevivían hibernaban, ahora en cambio duran más», añade en su exposición. Es decir, las olas de calor anticipan su aparición y, dado que en los meses de septiembre y octubre las temperaturas son más altas, se incrementa su número ya que «disponen de más días para reproducirse».
A diferencia de las avispas, la cucaracha negra –la variante de mayor presencia y nativa de Europa– es un insecto que se mueve por dentro de las cámaras de los edificios donde hace una temperatura ideal para sus organismos. Pueden llegar a tener entre 100 y 800 crías a lo largo de su vida y suponen un peligro para la salud pública, especialmente por se propagadoras de la salmonelosis. En los últimos años, el copropietario de Zoosan se ha percatado de su expansión a lo largo y ancho de la provincia. «Son plagas que están en las alcantarillas y que han venido para quedarse, la cucaracha negra está muchísimo más extendida y ha llegado a municipios y pueblos donde antes no había, pueblos que no tenían red de alcantarillado, incluso en la zona de la sierra», pone de manifiesto.
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En general, se trata de un insecto que está activo durante más tiempo que anteriormente y al que el hecho de que la noche sea menos fresca «supone que pase más tiempo en la calle y así pueda ganar otras zonas».
A la empresa en la que trabaja Pedro Durán a veces llegan avisos que alertan de la presencia de ratones, pero son las ratas las que son verdaderamente las protagonistas, roedores que pueden llegar a tener 70 crías al año. Son animales solitarios y muy desconfiados a cepos y, como explica el especialista en plagas, «nos torean un poquito». La rata negra o rata de tejado, cuya pulga es portadora de la peste bubónica, también parece haber aumentado su presencia en los últimos tiempos. «Cuantas más obras, mejor para ellas». Buscan recovecos y nuevas conducciones, o arreglos de alcantarillado. «Para ellas es perfecto porque somos nosotros los que les construimos la madriguera», revela Durán.
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La intrusión en viviendas de estos roedores se produce en casos ocasionales. «Se cuelan por las ventanas. No sucede mucho, pero sucede siempre. Coincide con noches cálidas y ventanas abiertas. Los bajos son más propensos, pero pueden entrar en un piso alto también», comenta el copropietario de Zoosan.
Para enfrentarse a estos animales la medida fundamental es analizar el punto de origen, que en el caso de las comunidades de vecinos acostumbra a ser el alcantarillado. Así, encuentran un hábitat idóneo en bajantes mal rematadas, obras cercanas o fisuras en el terreno. Se requiere identificar y localizar los lugares
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