Alfredo López, ornitólogo
Segovia
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Alfredo López, ornitólogo
Segovia
«Los estorninos anidan en las ciudades porque se sienten a salvo de los depredadores»Alfredo López es ornitólogo y colaborador del grupo de SEO/BirdLife en Segovia. Para él, los estorninos, como otras aves, tienen pocos secretos. Los conoce a la perfección y sabe que el caso no tiene solución y al Ayuntamiento no le queda más remedio que ... sacar la manguera a diario para tener las calles lo más limpias que puede. «En caso de que se consiguiera erradicarlos, acabarían volviendo y anidando en ese sitio. ¿Medidas? Los reclamos de búho real o de otras rapaces hacen efecto, pero al final perciben que no hay peligro, que pueden convivir con ese ruido, y siguen ahí. Es imposible. En las ciudades seguiremos teniendo estorninos», señala López.
La presencia de estorninos es un problema en todas las ciudades, especialmente en las más pobladas. En Roma, por ejemplo, se forman dormideros comunales integrados por miles de ejemplares. «Son pájaros extremadamente sociales y gregarios y cuando acaban la crianza, al final del verano, tienden a forman bandadas. Por el día están en los campos, en busca de alimento (son aves mayoritariamente insectívoras, aunque también se alimentan de algunos frutos), pero cuando cae la tarde empiezan a forman esas bandadas, grupos sociales que, en el fondo, responden a una estrategia defensiva contra gavilanes, esmerejones o halcones peregrinos, depredadores incapaces de focalizar un solo ejemplar entre tantos y atacarlo», explica el experto.
¿Y por qué anidan en las ciudades? «Sencillamente porque en ellas no hay depredadores diurnos ni nocturnos y encuentran una temperatura más benévola, con árboles apropiados que pueden acoger miles de ejemplares. En Segovia, esto también pasa con otras especies, como la grajilla, un córvido más grande que el estornino, o las urracas y las cornejas, que empiezan a integrarse en la ciudad. Además, Segovia tiene el campo muy cerca».
El ruido que producen y los excrementos constituyen la principal molestia. «Es que son aves sociales y tienen su propio lenguaje, que utilizan entre ellas: reclamos, silbidos, chasquidos... Esto, por la noche, resulta fastidioso para la gente que está durmiendo. Y como en un árbol hay tantos, defecan en grandes cantidades. Es un problema cada vez más extendido en las ciudades. Está pasando en Madrid con la cotorra argentina», admite el ornitólogo.
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Al contrario que ha ocurrido con otras especies, el estornino no es una especie en declive. Cada vez abunda más. En España hay alrededor de 12 millones de ejemplares, algo impensable antes de los años sesenta o setenta del siglo pasado. El crecimiento de las ciudades ha contribuido a su expansión. «Es un ave estrechamente vinculada a la convivencia con el hombre. Allí donde el hombre se asienta hay un grupo de especies animales, entre ellas el estornino, que busca la proximidad con los humanos porque le conviene para su supervivencia. La extensión y proliferación de entornos humanizados ha incrementado el problema. El proceso expansivo está relacionado con el crecimiento de ciudades y pueblos. También el campo abierto ha experimentado una evolución antrópica que ha atraído a la especie».
¿Y por qué aparece en otoño? «Es un pájaro prolífico, con varias nidadas al año, con lo cual cría un elevado número de pollos. Cuando concluye esa crianza, a partir de agosto, empieza a socializar. Por eso en otoño forma grandes concentraciones, que se disgregan por el día y vuelven a juntarse por la noche en sus dormideros habituales».
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