El Espinar alcanza ya los 20.000 vecinos, más del doble de la población censada, y espera un último «arreón» durante la segunda quincena de julio y la primera de agosto que elevará el número de habitantes a los casi 30.000 de ... todos los veranos. La «avalancha» que los pueblos segovianos esperaban para después del estado de alarma ya ha llegado, y los ayuntamientos redoblan esfuerzos para evitar que la calidad de los servicios se vea mermada.
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«Este año, por las circunstancias que todos conocemos, el verano ha empezado antes. En cuanto decayó el estado de alarma, los vecinos con segunda residencia empezaron a venir. Normalmente lo hacían de manera escalonada, y pasaban en El Espinar un mes, pero este año, probablemente, se queden todo el verano. Por el consumo de agua y los kilos de basura que se recogen a diario, creemos que ya hemos alcanzado los 20.000 habitantes y todavía nos queda el arreón fuerte. Al final, rozaremos los 30.000», afirma el alcalde de El Espinar, Javier Figueredo (PP). Para la economía local, la llegada masiva de vecinos de segunda residencia es un balón de oxígeno muy apreciado. El aumento del consumo se nota ya en comercios y establecimientos de hostelería de todos los núcleos de población. «Cuanta más gente haya, mejor, es indudable», dice el regidor, «contento», de momento, con el comportamiento que están teniendo los vecinos a la hora de cumplir con las medidas anticovid. «Se advierte una cierta responsabilidad individual que nos satisface. Es difícil ver a alguien sin mascarilla, incluso en las terrazas de las cafeterías. La actitud de los hosteleros ha tenido mucho que ver en ello. Son los primeros que han puesto medios por su cuenta para que todo fluya con normalidad, dentro de lo que cabe. No hay terraza que no tenga su gel hidroalcohólico. Creo que se ha trabajado bien y no tendría que haber problemas si todo el mundo cumple», señala Javier Figueredo.
La salida de vehículos de Madrid volvió a ocasionar ayer retenciones de hasta seis kilómetros en la N-VI, sentido La Coruña, a la altura de la localidad espinariega de San Rafael. La congestión se produjo, como ya ocurriera el primer sábado de julio, entre los kilómetros 57 y 62,5 de la N-VI. La Dirección General de Tráfico lo achaca a que los conductores eligen la carretera nacional a la AP-6 para sortear el peaje, informa la agencia Ical. Como la travesía de San Rafael está literalmente colapsada, hay quien intenta atajar por las calles que parten de ella, pero el Ayuntamiento de El Espinar ya ha procedido a prohibir el tráfico en estas vías, como hiciera el año pasado, para evitar más riesgos de los que ya entraña la propia travesía.
«Los vehículos que bajaban del Alto del León cogían la carretera de Gudillos y los que proceden del norte tomaban las calles de San Rafael que salen de la propia travesía, pero ya el verano pasado se prohibieron estos accesos y este año se está haciendo lo mismo. Como querían atajar, excedían la velocidad, con el consiguiente peligro para los viandantes. La medida está dando resultados, aunque es inevitable ver la travesía llena durante estas operaciones», explica el alcalde, consciente de que la necesidad de buscar una alternativa a la travesía de San Rafael sigue estando encima de la mesa. «La pandemia ha condicionado todo y ha dejado aparcados planes y proyectos que tenemos que retomar. El Ayuntamiento de El Espinar no se ha olvidado de esta reivindicación porque el problema sigue ahí, candente», añade el regidor.
Los espinariegos viven un verano diferente, con más vecinos y más cuidados. «En realidad, estamos acostumbrados y el municipio está preparado para atender las demandas».
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