La espera más larga de la Virgen del Castillo llega a su fin
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La pandemia obligó a aplazar en junio de 2020 esta esperada fiesta que se celebra cada diez añosclaudia carrascal
Segovia
Martes, 31 de mayo 2022, 07:55
En 2019 comenzaron los preparativos para la fiesta más esperada en Bernardos, la subida de la Virgen al Castillo, pero la pandemia del coronavirus ha obligado a aplazar esta fiesta dos años ya que tenía que haberse celebrado en junio de 2020. Se trata de una romería única en España, declarada Manifestación Tradicional de Interés Cultural Provincial por parte de la Diputación de Segovia, que se celebra cada 10 años y tiene su origen en 1806.
Bajo el lema '¡Esta vez sí!' los bernardinos esperan con entusiasmo la XXI edición que tendrá a partir de este sábado. «Desde hace tiempo ya está todo cerrado y organizado, los vecinos están rematando los arcos de flores y ya se están colocando las estructuras en las calles para colocarlos», especifica el alcalde, José Luis Díez.
También se ha celebrado ya la reunión con Subdelegación del Gobierno para coordinar todos los aspectos relacionados con la seguridad. «La última edición se superaron las 2.000 personas y este año se prevé una cifra similar por lo que es importante tener todo bien atado para que no haya incidentes», según Díez, quien admite que precisamente uno de los principales retos es «lograr que todo salga bien con un volumen tan importante de gente». De hecho, ha habido ediciones que han congregado a 5.000 asistentes.
El 4 de junio habrá en el ayuntamiento un acto de entrega del diploma como Manifestación Tradicional de Interés Cultural Provincial y el domingo 5 de junio a las 10:00 horas arrancará la procesión con la Virgen del Castillo desde la iglesia del municipio. La primera parte del recorrido se realiza por el pueblo atravesando seis arcos con más de 100.000 flores que los vecinos elaboran con papel con varios meses de antelación. Estos arcos marcan los lugares en los que los danzantes del Grupo de Paloteo de Bernardos bailes en honor a su patrona.
El siguiente tramo es la subida a la ermita, que se encuentra a tres kilómetros del municipio y en torno a las 12:30 o 13:00 horas se celebrará la eucaristía. Por la tarde, durante tres días se rinde homenaje a la virgen con una romería en la que tampoco faltan las jotas, la tradición y la devoción. El martes la Virgen del Castillo será devuelta a la iglesia parroquial en una procesión nocturna que dura «lo que el cuerpo aguante», según Díez, quien cuenta que han contratadas varias charangas y bandas de dulzaineros.
«Mientras la gente baila la virgen permanece quieta por lo que tanto las autoridades y el sacerdote como los vecinos vamos rotando y haciendo turnos para descansar y no dejar a la virgen sola», relata. De hecho, Beatriz Bigardos, que es miembro de la organización, recuerda que en 2010 esta procesión se prolongó durante 19 horas y 37 minutos, de modo que duró hasta la mañana siguiente.
En cuanto al motivo por el que esta fiesta se celebra cada 10 años, el alcalde, José Luis Díez, explica que se trata de un evento religioso, por lo que antiguamente se realizaba cuando había un motivo de peso como la peste o un año de mala cosecha, ya que servía para pedir a la virgen. Entonces no había una periodicidad concreta. Sin embargo, hace 80 años se decidió celebrar esta festividad cada 10 años y siempre coincidiendo con el «año cero». Una tradición que, tal y como indica, se mantendrá a pesar de que la pandemia haya trastocado la fecha original. De esta forma, confirma que para la próxima subida de la virgen tan solo será necesario esperar 8 años.
Por su parte, Beatriz Bigardo detalla que la organización de este evento comienza un año antes de su celebración. Además del reparto de tareas, la contratación de los músicos y charangas o la elaboración de las flores se da formación a los jóvenes para que aprendan el tradicional baile del paloteo. Asimismo, asegura que se trata de unos días muy emotivos en los que «un pueblecito de 500 habitantes llega a multiplicar por ocho su población y es un evento que une a gente de todas las edades». Incluso hay bernardinos que viven en otras ciudades o países y regresan para celebrar esta arraigada tradición.
Por último, señala que una de las figuras fundamentales de esta fiesta son las santeras. Este año son siete las mujeres que llevan la batuta en los actos religiosos como las procesiones o las ofrendas y que escogen a su acompañante, el santero. Vestidas con el traje regional segoviano que en muchas ocasiones pasa de generación en generación, las santeras son las jóvenes de entre 18 y 20 años que están inscritas en el libro tradicional. «Es muy curioso porque normalmente son las abuelas las que apuntan a las nietas cuando son muy pequeñas y llegado el momento ejercen de santeras», matiza.
A las actividades infantiles, exhibiciones, pasacalles y conciertos se suma este año una exposición fotográfica muy particular, ya que las 50 instantáneas colgarán de los balcones. Al respecto, Bigardo especifica que el objetivo es mostrar el material gráfico existente de las diferentes subidas de la virgen a la ermita.
Aunque la subida a la ermita en coche está prohibida, en la parte de abajo se ha habilitado un aparcamiento y hay autobuses cada media hora en ambas direcciones, así como servicio de taxi. Se trata de una fiesta hecha por y para los vecinos en las que ellos mismos se encargan de la organización a través de la Comisión de la Subida que funciona de forma permanente durante los 10 años.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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