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Cuando empezó en la publicidad, hace ya algunos años, Alberto Martín (Segovia, 1982) supo ver el filón que suponían las redes sociales en el mercado. Pero una cosa es su profesión y otra muy distinta su oficio. Martín es escritor. Y de los buenos. En ... 2022, ha lanzado su cuarta novela, 'Las vidas que no eran'. Ya en 2019 recibió el premio Talento Caligrama por 'El silencio de Raquel'.
-¿Qué se va a encontrar la gente al leer 'Las vidas que no eran'?
-Es la historia de un periodista que lleva nueve años enemistado con su padre y, cuando este último fallece, el hijo descubre que había dejado escondida una carta. Con esta carta, y la investigación del periodista, avanza el resto de la historia.
-¿Dónde sucede la trama?
-Comienza en un pueblo inventado llamado Monteviela, en Cantabria, y luego el resto de la historia tiene lugar en Madrid. Monteviela es un pueblo inventado que ya aparece en mi primera novela.
-Dice que este libro es como una evolución de los anteriores, pero no otra parte. ¿A qué se refieres exactamente?
-La novela no tiene vínculo con las anteriores más allá de algún detalle. Sigo utilizando el misterio y las relaciones de las personas como eje central de las tramas. Ese sentido se mantiene, pero al ser la cuarta novela que escribo he observado un cambio de estilo y una mejora en la evolución de los personajes, ahora tienen una mayor introspectiva.
-Esta novela la acabó a finales de 2020, en plena pandemia. ¿Cómo fue este proceso?
-La novela la empecé antes. Consta de tres partes, hasta el comienzo de la pandemia tenía escrito hasta el principio de la segunda parte. Sin embargo, durante el confinamiento no escribí nada. No me apetecía, no tenía ganas. La gente pensaba que al tener más tiempo me hincharía a escribir, pero todo lo contario.
alberto martín
Escritor
-También incluye personajes reales.
-Sí, la novela tiene una parte que se desarrolla en una residencia de ancianos. Esa residencia, aunque le haya cambiado el nombre, es, tanto en personajes como en descripción, a la que yo iba cuando vivían mis abuelas. Tuve mucha relación con la gente de allí, iba bastante y no me limitaba a relacionarme con mis abuelas. Me juntaba con muchos residentes y es en cierto modo es un guiño, una forma de homenajearlos. Es algo que tenía en mente antes de la pandemia, pero con todo lo que ha pasado ha cogido mucho más sentido y forma. Aparecen mis abuelas y algún personaje entrañable que conocí allí.
-¿El gusto por la lectura le viene ya de pequeño?
-Soy lector tardío. En el instituto leía lo que me mandaban. Lo que sí leía mucho era la prensa deportiva. A leer novelas empecé con veinte años aproximadamente, y con esto también surgieron las ganas de escribir.
-Empezó escribiendo relatos cortos y presentándose a concursos. ¿Cómo fue el camino hasta ganar cierta reputación?
-Los relatos los escribí entre 2006 y 2010. Era un formato divertido en el que poder contar historias inventados, anécdotas reales… Para mí fue un entrenamiento, sin esos relatos no habría escrito las novelas. Pero hubo un momento en el que los relatos cortos se me quedaban pequeños, así que el siguiente paso lógico era la novela. Veo escribir pequeños relatos como algo necesario para posteriormente pasar a la novela.
-¿Y cuál es el motivo para escribir ese primer microrrelato?
-Ya desde el instituto me sentía cómodo escribiendo, los profesores me lo decían, se me daba bien. Me considero observador y, además, me gusta compartir lo que observo. Supongo que el resto fue un proceso lógico.
-¿Qué significó el premio Talento Caligrama de 2019 por 'El silencio de Raquel'?
-Sirvió para que Ediciones B me reeditara la novela. 'El silencio de Raquel' la autoedité yo en un primer momento, pero cuando esta editorial lanzó una edición de bolsillo fue increíble… Fue como pasar de jugar en Segunda B a que te llame el Real Madrid o el Barcelona. Aunque considero que ser finalista del premio Ateneo de Sevilla en 2012 como más importante en mi carrera. Eso sirvió para que me creyera las cosas.
alberto martín
Escritor
-¿Sin estos premios y esta repercusión hubiese seguido escribiendo?
-Si preguntas a compañeros, te dirán que lo harían vendan un ejemplar o vendan 10.000. Cuando escribes, no piensas en ventas ni en premios, piensas en que le vaya a gustar al lector. Lo que sí es cierto, es que vender libros fuera de tu entorno es tremendamente complicado. Aunque te coja una editorial buena, la inmediatez de las nuevas publicaciones que salen a diario hacen que tu libro se olvide fácilmente; por ello es decisiva la notoriedad que te dan las recomendaciones y los premios. 'El Silencio de Raquel' estuvo en un estand de la Fnac durante una semana y sí que se vendió, pero luego lo apartan a un rincón en una estantería y ¿quién me va a comprar? Si a mí no me conoce nadie.
-Juan José Millás dice que ni los editores saben qué libro va a triunfar y cuál no…
-Ni los escritores lo sabemos. La novela con la que menos cómodo me sentí cuando la acabé fue 'El silencio de Raquel'' y luego fue la que más se vendió… No sabemos qué puede hacer 'click' en el lector. Mira Harry Potter, que fue rechazado por varias editoriales…
-Internet, redes sociales… ¿Qué representan para el escritor?
-Yo me considero un afortunando, pero esta cuarta novela me la he autoeditado yo. En cierto sentido, Internet ha democratizado todo esto. Hay gente a la que no le gusta esto, pero jamás puede molestar que uno quiera contar sus historias y llegar a los lectores. No todos vamos a poder ser un Juan José Millás, un Carlos Ruiz Zafón o un Javier Castillo. Y respecto a las redes sociales, casi todo lo que gané con 'El silencio de Raquel' lo gasté en redes sociales para promoción (las ventas rondan los 3.500 ejemplares). Las redes sociales es algo vital, sin ellas no vas a llegar a ningún lado. Haciendo anuncios en Facebook e Instagram encontré un público objetivo que lo descargaba en Kindle. Sin redes sociales te limitas al entorno. Necesitas que lo lea gente de toda España, no solo gente de Segovia.
-De cara al futuro, ¿qué planes tiene?
-En verano me pondré a trabajar en una nueva novela. Eso sí, ahora seguiré el consejo que me han dado autores profesionales: solo sale bien si todos los días dedicas un rato. Es algo ideal para que fluya la historia por sí sola y he tardado cuatro novelas en darme cuenta.
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