Secciones
Servicios
Destacamos
c. á.
Segovia
Martes, 30 de enero 2018, 18:57
Como cada 30 de enero, los escolares segovianos clamaron por un mundo sin guerras y en armonía en la Jornada de la Paz y la No Violencia. Todos los colegios de la provincia organizaron actividades, aunque algunos se dejaron ver más que otros. Los ... alumnos del colegio Nuestra Señora de la Fuencisla, de los Hermanos Maristas, salieron del centro y se reunieron en los Jardinillos de San Roque, donde leyeron un manifiesto. Previamente, divididos en grupos, llevaron su mensaje a las instituciones –Ayuntamiento, Diputación, Junta de Castilla y León y Subdelegación del Gobierno–, a la universidad y a los medios de comunicación locales. «Hoy queremos hacer un compromiso serio y sincero de ser todos y cada uno de nosotros instrumentos de paz. Muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia nos han enseñado que defender la paz merece la pena, que no podemos trabajar por la paz sentados en una silla o solo con palabras bonitas, que es necesario moverse. Así lo queremos hacer. Hoy nos movemos por la paz. Otro mundo es posible y nosotros estamos convencidos de ello», dijeron. Los pequeños dejaron claro que sus anhelos de paz no son solo deseos: «Sabemos que la paz no es una paloma con una rama de olivo en el pico, ni una bandera blanca. No es tan solo un buen deseo, ni una ilusión, ni un valor vacío; tampoco es un capricho. Creemos firmemente que la paz es una torre que levantar, un esfuerzo que hay que hacer. Un camino que hay que recorrer. Desde las aulas, desde la calle, desde cada lugar de trabajo se puede trabajar en paz». En el colegio de las Madres Concepcionistas también se movilizó todo el alumnado. En esta ocasión, los mensajes de paz y solidaridad se enviaron desde el patio del centro, al unísono.
Por su parte, los escolares del colegio Fray Juan de la Cruz (Aneja) se concentraron en el gimnasio del edificio Vicerrector Santiago Hidalgo (antiguo Magisterio). El acto tuvo por título «¡Qué pequeño es el mundo!». Los alumnos hicieron un recorrido imaginario por diferentes países del mundo para demostrar que todos los hombres son iguales y que el mundo es tan pequeño que realmente es un pañuelo en el universo. El viaje también dejó ha patente que todos los habitantes de este mundo tienen los mismos anhelos, y que uno de ellos, sin duda, es el de la paz, y otro, con toda seguridad, el de la felicidad. «En la escuela Aneja tenemos claro que educamos niños para que vivan felices y en paz, en cualquier parte del mundo que tengan que habitar, pero también educamos niños comprometidos, que se impliquen y pongan su granito de arena para que esa paz y esa felicidad lleguen a todos los rincones del planeta», asegura la dirección del centro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.