La escasez de lluvias amenaza los cultivos y pone en riesgo las cosechas en la provincia

«Estamos viviendo un invierno bastante seco», señala. Según los datos que maneja la asociación, el nivel de precipitaciones en lo que va de año 2022 se sitúa por debajo del 50% de lo habitual. «Si no llegan las lluvias pronto, la situación sí que va a ser crítica», señala el representante de la organización agraria.

En el mismo sentido se pronuncian Guzmán Bayón, presidente de Asaja, y César Monjas, vicepresidente, quienes estiman que, si no empiezan a encadenarse varios días de lluvia, ya en marzo, las cosechas podrían darse por perdidas. No obstante, puntualizan que en el crecimiento de los cultivos también influyen las temperaturas: «Si viene un tiempo fresco perjudica mucho menos que si viene un tiempo cálido».

En general, los cultivos de cereales se está viendo muy perjudicado por la sequía, pero también hay otro cultivo que lo está notando: la colza. «Es un cultivo que lleva un ciclo muy parecido al cereal, aunque se siembra un poco antes. Y en caso de que no lloviera pronto, también se puede ver muy afectado», apunta Rincón. Las leguminosas, otro de los cultivos que se utiliza para forrajes, están igualmente sufriendo las consecuencias de la falta de lluvias pues, según el secretario general de Asaja en la provincia de Segovia, tendrían que estar creciendo «el doble» de lo que lo están haciendo.

El secretario provincial de UPA Segovia, Pedro Matarranz, expresa que la lluvia «a estas alturas es ya necesaria». Aunque reconoce que en la zona de Segovia la situación no es de emergencia aún, las plantas empiezan a tener una grave falta de agua, lo que supone «un problema para la cosecha». Matarranz explica que, ahora mismo, los trabajadores del campo están repartiendo los fertilizantes por sus cosechas y, si la tierra está seca, este tipo de productos no son absorbidos por la planta.

A su juicio, los cultivos de secano se están viendo afectados hasta tal punto que incluso hay algunos agricultores que están recurriendo a los métodos de regadío para hacer que llegue algo de agua a sus cultivos. El secretario provincial de UPA coincide con los miembros de Asaja en que, si las lluvias no llegaran, la situación empezaría a ponerse crítica en torno a la primera semana de marzo. También, como Bayón y Monjas, asegura que las temperaturas suaves no ayudan, porque lo que hacen es «llevarse la poca humedad que pueda tener el terreno y agravar aún más la situación».

Entre los agricultores, evidentemente, hay preocupación e incertidumbre. No solo la cosecha se puede perder sino que los costes de producción han subido y se preguntan si podrán hacerles frente. Pablo Rincón apunta que este está siendo un año «muy peculiar» por el encarecimiento de los insumos (combustibles, fertilizantes, abonos…). «El coste de tierra por hectárea se ha elevado este año en comparación con otros», asevera. Esto, sumado al mal desarrollo de las cosechas, mantiene al sector en vilo.

Pedro Matarranz coincide con su compañero y apunta que, por ejemplo, los fertilizantes cuestan tres veces más que el año pasado. «Es una barbaridad», dice. «Tener una mala cosecha este año, con los altos costes que tenemos, nos va a generar una situación muy mala, de las peores debido a los costes de producción. Tenemos que tener cosecha para poder costearlos», lamenta.

Por su parte, la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) alerta de que los cultivos están teniendo un «desarrollo irregular debido a la ausencia de lluvias» en toda la comunidad, según un comunicado publicado la pasada semana. La asociación insiste en que la sequía está repercutiendo además en los pastos, lo que afecta directamente al sector ganadero de la región.

También los portavoces de esta asociación aseguran que llevan ya tiempo denunciando un aumento «desmesurado» del coste de producción que está provocando el encarecimiento de la actividad agrícola y ganadera. Por ello, instan al Gobierno Central a ponga en marcha medidas a nivel estatal que puedan «ayudar a revertir la situación».

Ante estas situaciones meteorológicas, como granizos, sequías u otros fenómenos extremos, los seguros agrarios suelen ofrecer soluciones, aunque depende del tipo de seguro que haya contratado el trabajador. En algunos casos, las aseguradoras pueden llegar a cubrir hasta el 80% de la cosecha, pero el problema, según las asociaciones agrícolas, es que no todos los agricultores contratan este tipo de servicios.

«Lo que hacemos desde las organizaciones agrarias, es pedir a los agricultores que se hagan seguros, porque deben estar un poco cubiertos ante los tiempos que vienen», dice el secretario provincial de UPA Segovia en referencia a los inviernos cada vez más calurosos y las sequías cada vez más frecuentes que se esperan fruto del cambio climático que se está produciendo.

En este sentido, las organizaciones agrarias llevan años buscando «semillas que se adapten» a unas condiciones climáticas futuras que, previsiblemente, serán extremas. Así lo cuenta Matarranz, quien reitera que «se está trabajando en investigación para poder garantizar cosechas resistentes a enfermedades y a altas temperaturas». «Siempre hay que apostar por la semilla más resistente y que, con menos lluvia, dé producción», concluye.

Con el fin de alzar la voz y visibilizar la dura situación que está atravesando el campo, asociaciones como Asaja están preparando movilizaciones para el mes de marzo en Segovia. «Queremos que se escuchen más las demandas de los agricultores y ganaderos, que se valore realmente el trabajo de esas personas que son el eje fundamental de la economía rural», explica Rincón. Así, el objetivo es protestar contra el «maltrato» que sufre el sector por parte de las administraciones públicas, a quienes piden entidades estatales más atención así como soluciones para los «bajos precios» de las cosechas.