Laura Olano
Segovia
Sábado, 6 de julio 2024, 08:25
La ausencia de demanda para aprender la profesión de socorista vuelve a ser un problema en Segovia. Luis Miguel Pascual, director de la Escuela Segoviana de Socorrismo, comenta que «la gente no tiene interés en formarse», cuesta llenar los cursos y apenas se llega al ... mínimo para poder impartirse.
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Un informe del Observatorio de las Ocupaciones en la provincia muestra que el número de socorristas menores de 25 años con contrato bajó notablemente en 2023, con 34 profesionales menos que en 2022.
A pesar de los datos y la poca participación en los cursos, no todas las piscinas sufren falta de socorristas. Aquellas que se ubican en poblaciones grandes no tienen ningún problema en encontrarlos. En los municipios de Valverde de Majano y San Cristóbal de Segovia aseguran que llevan con prácticamente los mismos socorristas desde hace años y que han tenido incluso que rechazar a posibles trabajadores. Son los pueblos más pequeños y alejados de la ciudad donde suelen reclamarlos.
Luis Miguel Pascual comenta que en el curso que acaban de realizar en Cuéllar solo asistieron once personas y anticipan el mismo número para el curso en las instalaciones del club Juan Bravo que tendrá lugar entre el 15 y el 28 de julio. En total, se gradúan menos de 25 aspirantes y el director confiesa que ha recibido múltiples llamadas de las piscinas en busca de personal.
Luis Miguel Pascual
Director de la Escuela Segoviana de Socorrismo
Pascual añade que «el perfil de socorrista prácticamente ha desaparecido». Se refiere a la persona joven que aprovecha las vacaciones de verano para tener un trabajo temporal y ganar algo de dinero que llevar a casa. Ahora los cursos los ocupan más personas adultas en situación de desempleo que buscan un trabajo a tiempo completo. Esto se debe a dos factores: el económico y el temporal. Actualmente los cursos cuestan entre 250 y 400 euros y suponen una dedicación para las pruebas teóricas y prácticas, un tiempo que para un estudiante es casi imposible conseguir.
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Ante esta situación, Pascual tiene la solución clara: «tiene que haber una cierta promoción pública de la formación como socorrista». Al igual que se hace con otras formaciones, propone que el Estado genere ayudas para fomentar la enseñanza a nuevas generaciones de socorristas. Añade que el título se valora positivamente ante otras oportunidades de trabajo. La Escuela Nacional de Socorrismo programa un curso financiado para menores y mayores de 35 años y con instrucción semipresencial.
El socorrismo no es la única profesión que necesita aumentar su plantilla de trabajadores en verano, se le suman los repartidores, camareros, monitores, entre otros empleos de cara al público. Todo el sector servicios se ve afectado por la falta de profesionales ante el turismo de masas.
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