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En abril del año pasado estaban en las aulas, en la universidad, estudiando el grado en Enfermería. Doce meses después echan el resto junto ... con los veteranos en las plantas del Hospital General, epicentro de la lucha contra el coronavirus en la provincia de Segovia. Les falta experiencia, pero les sobra arrojo, valentía y vocación. «Es lo que elegimos. Nadie nos lo impuso», recuerdan.
Estrenarse como enfermero con una pandemia es algo que, a buen seguro, les deje una huella indeleble. Para ellos, está siendo una aventura que recordarán toda su vida. Quizá haya quien piense que es una oportunidad profesional, un máster intensivo y remunerado; ellos, sin embargo, están convencidos de que no es lo mejor que les puede pasar. Lo dice Félix Moreno con la cabeza fría: «Es una suerte estar trabajando, pero no puedo decir que esta sea la mejor experiencia del mundo».
Los sanitarios reciben el aplauso diario en balcones y ventanas. Ese homenaje también va para estos muchachos que empiezan con entusiasmo y responsabilidad. En sus manos estamos.
Félix es segoviano. En junio terminó Enfermería y se pasó todo el verano y las Navidades en el Hospital General, empezando su andadura profesional con entusiasmo y dedicación. El 10 de marzo lo llamaron para reincorporarse, pero se encontró con un panorama muy distinto al de diciembre. «Llegué cuando ya habían fallecido nueve enfermos. A partir de ahí, ingreso tras ingreso y... desbordados. Lo que normalmente haces con un paciente en un minuto, ahora tardas una hora porque tienes que ponerte todas las protecciones, hasta arriba».
Para un enfermero que acaba de salir del cascarón de la universidad, de graduarse, estrenarse en su profesión con una pandemia es algo tremendo. «Es una mala experiencia. Es verdad que tienes la suerte de estar trabajando, pero no puedo decir que sea la mejor experiencia del mundo. No es la situación más idónea para empezar», afirma, sincero. Félix no para un minuto: «Estamos todos para todo. Igual que los auxiliares nos ayudan, nosotros los ayudamos a ellos, y con los médicos ocurre lo mismo. Se trata de aprovechar al máximo todos los recursos».
El 'shock' emocional es grande y hay que mantener la serenidad, la calma y hacerlo lo mejor posible: «Las personas mayores son las que más me cuesta manejar. No entienden la situación, se sienten solas, desorientadas. Les dejas el teléfono y no son capaces de utilizarlo mucho. Las jóvenes también se sienten solas, pero tienen sus móviles y saben lo que está pasando».
¿Miedo al Covid?: Tengo 23 años y sé que corro un riesgo menor. Me preocupa poder contagiar a mis padres y familiares».
Carolina Rojas, vallisoletana pero segoviana de adopción, terminó sus estudios en Cádiz, el pasado junio. En verano regresó a Segovia para trabajar en la sanidad privada, en el hospital de la Misericordia, de Recoletas. Esta es su primera experiencia en la pública. La llamaron el día 15 y trabaja en el turno de noche. «Profesionalmente, después de esta, quedaremos preparados para todo», bromea. Nunca olvidará Carolina el caos de los primeros días del Covid-19: «La primera semana teníamos seis, siete u ocho ingresos cada noche. No había camas, tuvieron que instalarse en la cafetería, en el salón de actos... La cosa ha cambiado. Va habiendo alguna cama libre».
También opina esta joven enfermera que no es la mejor manera de empezar una andadura profesional porque «se trabaja con mucha tensión» y el agotamiento es psicológico más que físico. «Lo hablo mucho con mis compañeros y tienen la misma sensación. No se trabaja en condiciones normales. Jamás hubiera pensado que terminaría la carrera y me encontraría con una pandemia mundial. Los jóvenes ahí estamos, haciendo lo que nos dicen, ayudando. Todos aportamos».
El peor trago es ver a las personas más vulnerables, la soledad en la que están, alejadas de sus familiares y confundidas. «Entiendo que, con una situación así, no se deje entrar a los familiares, pero el cuidado de la persona se deshumaniza. Los jóvenes tienen teléfonos móviles; los mayores... El otro día, la hija de un señor nos pidió que hiciéramos una videollamada con nuestro teléfono. Está claro que, si tienes tiempo y puedes, lo haces. Esto está siendo muy duro para las personas».
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