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'Yo soy del sexo seguro' es el lema de la nueva iniciativa lanzada por el Gobierno de España para tratar de frenar la escalada de las llamadas ITS, siglas con las que se conocen las Infecciones de Transmisión Sexual, un aumento al que no ... escapa la provincia. En los últimos diez años, los diagnósticos que certifican este tipo de enfermedades han aumentado un 50% en Segovia, según se extrae de las cifras publicadas por la Junta de Castilla y León, y que por ahora muestran registros anuales que llegan a 2022. Lo suficiente para resolver la existencia de una tendencia al alza. Cada año hay nuevos pacientes contagiados al haber sido infectados por otra persona en la realización del acto sexual.
Los números recopilados por la Administración autonómica en su portal de datos abiertos justifican la preocupación cada vez más extendida entre las autoridades sanitarias por el crecimiento de estos episodios infecciosos, que, por otra parte, cabe recordar que son curables. En un decenio, los casos detectados en la provincia han pasado de los 38 que se contabilizaron en 2012 a los 57 de 2022, lo que arroja una media mensual de tres enfermos nuevos.
Esas mismas estadísticas desgranan las patologías de transmisión sexual que más despuntan; pero antes hay que matizar que se han definido más de veinte microorganismos, entre virus, bacterias y parásitos, que pueden producir las infecciones sexuales. La lista de la Consejería de Sanidad no enumera con nombres y apellidos específicos todas las que son; pero sí habilita un capítulo cada ejercicio dedicado a 'otras enfermedades de transmisión sexual', que es el que más varía en las diferentes anualidades.
A tenor de la información de la Junta, la sífilis es la infección sexual más diagnosticada en la provincia. En 2022 se registraron quince casos, tres más que los declarados en el año justo previo a la irrupción de la pandemia de la covid-19, que desencadenó una doble crisis sanitaria y económica. El coronavirus, por cierto, alteró por completo el recuento de casos de enfermedades de declaración obligatoria. En 2020, el año en el que estalló, Segovia dio cuenta de 8.313 casos. Si se retrotrae la comparación un decenio atrás, los episodios de sífilis se han disparado hasta quintuplicarse.
Los diagnósticos de 'Chlamydia trachomatis' -es decir, clamidia- también se han propulsado en las estadísticas de la Consejería de Sanidad . Según esa información, los casos se han multiplicado por cinco, pasando de dos pacientes confirmados en 2012 a once en 2022. El trazado de la evolución presenta sus picos y vaguadas; pero sobresalen en lo que respecta a esta infección de transmisión sexual los 21 episodios notificados en 2019.
También han aumentado las declaraciones de infecciones gonocócicas, más conocidas por gonorrea. En concreto, se han duplicado a lo largo de los últimos diez años. De seis que hubo en 2012 han ascendido a catorce.
El último ejercicio que figura en las estadísticas de la Junta de Castilla y León rebaja la cantidad de enfermedades de transmisión sexual encuadradas en el apartado de 'Otras ETS'. Se vieron y atendieron diez, que si bien se asemeja al volumen declarado diez años atrás, está muy por debajo de las notificaciones registradas en otros cursos dentro de esa horquilla temporal, ya que, por ejemplo, en 2019, justo antes del estallido de la pandemia del coronavirus, se contabilizaron en la provincia segoviana 74 casos; y en 2020, en plena crisis sanitaria de la covid, se incluyeron 31 infecciones en ese variado cajón de tipos de contagios sin determinar.
La preocupación entre los responsables que velan por la salud y que ejecutan la gestión asistencial justifica la puesta en marcha de la campaña estatal que presentó hace unos días la ministra de Sanidad, Mónica García.
Las investigadoras Asunción Díaz Franco y Victoria Hernando Sebastián, del Instituto de Salud Carlos IIl, firmaban el año pasado un estudio publicado por 'The Conversation' en el que advertían del aumento de la incidencia de las infecciones de transmisión sexual y analizaban las motivos que se encuentran detrás.
Uno de ellos se extrae de la propia prestación sanitaria y de los pacientes que acuden con sus síntomas al centro asistencial y, tras las pertinentes pruebas, son diagnosticados de alguna de estas infecciones. Esta observación lleva a las especialistas de la institución científica a concluir que «los adolescentes y jóvenes son un grupo especialmente vulnerable a las ITS». Las enfermedades sexuales afectan a una población cada vez más joven. Esta certeza lleva a otras de índole más social, que es «el inicio temprano en la sexualidad, el hecho de tener múltiples parejas y las relaciones sexuales bajo el efecto del alcohol y drogas». Estas prácticas y usos que se ven más con mayor frecuencia constituyen un riesgo para los jóvenes que las llevan a cabo.
Los especialistas alertan de esta creciente amenaza y de cómo el manejo inadecuado de las nuevas tecnologías favorece la ampliación del espectro de posibles contactos y, por lo tanto, se extiende el círculo de potenciales parejas para mantener relaciones sexuales. La promiscuidad no ayuda precisamente la prevención.
Las redes sociales y el uso de los móviles a edades más tempranas abre también las puertas de par en par al acceso a la pornografía y a una visión distorsionada de los vínculos sexuales. Esta circunstancia «puede tener un impacto significativo en sus relaciones y en la forma en que las viven», alertan las investigadoras en el estudio sobre el aumento de las infecciones de transmisión. A ello se suma otra práctica peligrosa y que facilita los contagios, que es el «uso inconsciente del preservativo».
O mejor dicho, su no utilización. Los jóvenes se lo ponen menos. Esta medida profiláctica no solo sirve como método anticonceptivo para evitar embarazos no deseados, sino que el empleo del condón también minimiza las posibilidades de contaminación y de contraer una de estas enfermedades de declaración obligatoria.
Es toda una contradicción que haya esta tendencia al alza y se vean en las áreas de epidemiología casos de pacientes cada vez más jóvenes cuando la educación en materia de sexualidad es más abundante y preclara que en generaciones precedentes.
La preocupación en el ámbito sanitario se agrava cuando atienden reincidencias, enfermos que contraen las infecciones en varias ocasiones. Esto supone que los tratamientos, que antes eran efectivos, pierden eficacia y la infección se alarga durante más tiempo.
En cuanto a las nuevas infecciones por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y sida, los vaivenes no son tan llamativos como en las otras infecciones de transmisión sexual. Las detecciones al cabo de cada año oscilan poco. En 2022, los servicios sanitarios dieron cuenta de siete afectados, uno menos que justo antes de la pandemia del coronavirus, los mismos que en 2020 y cuatro menos que en la retrospectiva que lleva la comparación un decenio atrás.
57 casos
de infecciones de transmisión sexual declaradas en la provincia de Segovia en 2022, lo qu supone 19 más que diez años atrás.
Cuando se habla de enfermedades de declaración obligatoria, caben muchas más que las que se transmiten mediante relaciones sexuales. La lista de Sanidad a la hora de recapitular las incidencias por territorios de estas patologías la componen 68 afecciones. La más habitual y numerosa, con mucha diferencia sobre el resto, es la gripe.
Así, en 2022 se declararon en la provincia segoviana 1.777 casos sobre el total de 1.960 episodios de declaración obligatoria. Pueden parecer números muy elevados, pero si se compara con el impacto registrado en cursos anteriores, se deduce que no son tal aparatosos.
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