Javier Olmos Matute. óscar costa
La crisis golpea el futuro de los jóvenes

«Encontrar un trabajo estable en Segovia es una pequeña lotería»

«Ceñirte a un campo no es lo más recomendable según está ahora mismo el mercado laboral», afirma Javier Olmos Matute, de 28 años

Carlos Álvaro

Segovia

Domingo, 6 de diciembre 2020, 12:46

Solo lleva unos días en paro. El 30 de noviembre expiró el contrato que tenía con la Fundación Universidad de Valladolid. «Sabía que terminaba porque el proyecto en el que estaba trabajando llegaba a su fin», dice este segoviano que aspira a emplearse y ... establecerse en Segovia, algo que para un joven como él empieza a ser una quimera. «Estar en el paro me preocupa porque veo muy difícil o inalcanzable encontrar un trabajo en Segovia. Siempre he querido trabajar aquí porque es donde tengo familia, amigos y rutinas, y de hecho, he estado genial durante el año y medio que ha durado mi última ocupación. Antes de que acabara el contrato, consciente de que no había posibilidad de prórroga, empecé a moverme un poco, a mirar por dónde van los tiros, y lo veo muy complicado. Es una pequeña lotería encontrar un trabajo en Segovia. Por desgracia, los jóvenes nos vemos empujados a Madrid, y yo no soy muy amigo de Madrid, porque lo que me gustaría de verdad es quedarme en Segovia», confiesa Javier. Si le dieran a elegir, lo tendría claro: «Si consigues un trabajo estable, la calidad de vida que te ofrece Segovia no tiene precio. Con el último trabajo tuve la oportunidad de regresar a Segovia y no lo dudé. Pudiendo elegir, en Segovia a muerte. Lo malo es que no puedes elegir».

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Javier estudió el grado de Relaciones Laborales y Recursos Humanos en el campus segoviano de la Universidad de Valladolid. Después optó con éxito a una beca de la Diputación de Segovia que lo retuvo a la vera del Acueducto un año más. «Cuando acabé no sabía qué hacer, y como Segovia está como está, me fui a Madrid a hacer un máster y estuve allí trabajando en dos consultoras. El año pasado me salió la oportunidad de regresar para trabajar para la Fundación Universidad de Valladolid como agente de innovación rural. Hice las maletas y volví a casa. Ahora, estoy otra vez a lo que me salga», cuenta.

A lo que salga. Javier tiene 28 años, pero su vida laboral está empezando y no le importa trabajar en lo que sea, aunque no tenga que ver con el campo para el que se ha formado. «Me gusta aprender y estoy abierto a trabajar en cosas chulas e innovadoras. Precisamente, lo que me trajo de nuevo a Segovia era algo nuevo para mí. Ceñirte a un campo no es lo más recomendable, según está el mercado laboral en estos momentos. A los jóvenes, la pandemia nos pone las cosas aún más difíciles. Si somos muchos empezando a trabajar –o queriendo empezar a trabajar– y los que están trabajando pierden el empleo, malo.

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