claudia carrascal
Segovia
Domingo, 18 de octubre 2020, 22:47
El 50% de las empresas del nordeste se Segovia se dedican al turismo y otro elevado porcentaje también están vinculadas al sector servicios como comercios, asesorías o talleres. Aunque la agricultura y la ganadería eran las actividades mayoritarias en la zona hace 30 años, ahora ... apenas el 15% de la población vive de ello. Para la mayoría el confinamiento ha traído graves consecuencias, ya que el 65% las pymes han tenido que echar el cierre y paralizar toda su actividad durante el estado de alarma, según explica la gerente de la Coordinadora para el desarrollo integral del Nordeste de Segovia (Codinse), María del Mar Martín.
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A pesar de que los meses estivales ha ayudado a paliar la complicada situación que está dejando la crisis sanitaria a los negocios, los empresarios este año prevén unas pérdidas que oscilan entre el 40 y el 70%.
Para conocer la realidad a la que se enfrentaban estos empresarios y poder transmitir a las administraciones una radiografía ajustada a la realidad, Codinse realizó en el mes de mayo una encuesta en la que participaron 60 empresas. Entre las principales medidas específicas que proponían los autónomos para afrontar la crisis se encontraban la reducción de impuestos y de cotizaciones a la seguridad social o las moratorias sin intereses para los préstamos.
Las empresas cuyos contratos con las administraciones se habían suspendido a causa de la pandemia exigían el pago de unas indemnizaciones acordes a los daños causados. También mencionaban de forma prácticamente unánime la importancia de extender los ERTE hasta que puedan recuperar su actividad. No obstante, «todos coinciden en que la mejor ayuda que pueden recibir es que no les estrangulen cuando ni siquiera pueden facturar o lo hacen en condiciones muy deficitarias».
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«Normalmente, los empresarios del sector estaban tan liados que era imposible reunirse para seguir creciendo como destino, ahora hemos tenido la oportunidad de repensar el modelo de negocio y hemos visto el potencial de crear y promocionar una marca comercial. Hay nuevas visiones y ganas de trabajar de forma colaborativa», asevera. Con este acercamiento buscan sacar paquetes turísticos que incluyan actividades y experiencias, alojamiento, restaurantes, visitas y transporte. «Una parte del sector se está reinventando y esta pandemia también marcará un antes y un después en este sentido», según Martín.
Esto es precisamente lo que ya está tratando de hacer para subsistir la empresa Autocares Víctor Bayo, ubicada en Campo de San Pedro. Su actividad se centra en las rutas escolares, aunque el complemento que hace rentable el negocio son las excursiones, bodas, actividades extraescolares o competiciones deportivas. Viajes que siete meses después del inicio de la pandemia todavía no se han recuperado, según apunta su directora general, Yolanda Bayo.
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Los primeros días del estado de alarma fueron los más duros para la empresa cárnica de Boceguillas El Cochinillo Segoviano, que produce y comercializa cochinillo, entre otros productos. «Los días 10 y 11 de marzo comenzaron las cancelaciones masivas de pedidos sobre todo de restaurantes de Segovia porque la mayor parte del turismo procede Madrid», precisa la responsable de promoción y 'marketing', Alba Barrio. No obstante, desde la directiva de este negocio, que cuenta con 25 empleados, decidieron que lucharían por mantener la plantilla, así como los proveedores y acordaron que ante la crisis que se avecinaba ayudarían a la sociedad en todo lo que estuviera en su mano.
Con el objetivo de cumplir esta máxima de colaboración con el territorio donaron durante los tres meses de confinamiento un total de 2.000 kilos de carne para el reparto de comida que realiza Codinse entre los más necesitados para sustituir la actividad de su comedor social. También colaboraron con asociaciones de Madrid. Además, tal y como indica Barrio, aunque tuvieron que recurrir al ERTE mantuvieron incluso en los peores momentos al 60% de la plantilla, así como los compromisos con los ganaderos.
Para poder subsistir a este parón de la economía admite que han tenido que adaptarse y hacer inversiones en cámaras refrigeradoras para guardar el stock y diversificar el producto. «Antes, nuestros principales clientes eran los restaurantes, pero con su cierre tuvimos que recurrir a otros distribuidores más grandes», señala. Además, trataron de potenciar las ventas 'on-line' eliminando los portes, una estrategia que «ha dado muy buenos resultados porque hemos aumentado estas ventas un 200% llegando de una forma mucho más directa al consumidor final». La incertidumbre guía las expectativas para este invierno, ya que se desconoce lo que ocurrirá con las comidas y cenas de empresa, con familia o con amigos tan típicas del mes de diciembre. Sin embargo, Barrio reconoce que mantienen la esperanza de que las pérdidas puedan minimizarse porque para su sector son los meses más fuertes.
Por eso, ha decidido emprender un nuevo proyecto con una plataforma 'on-line' para reservar diferentes trayectos de cercanía. Su objetivo es dar servicio en función de las necesidades de la comarca y coordinarse con la agencia de viajes que también dirige y con diferentes negocios como bodegas o restaurantes para buscar acciones conjuntas.
Su principal reto es amortizar y evitar que se devalúen las infraestructuras que este negocio familiar lleva décadas construyendo, ya que «ahora mismo tenemos capacidad para facturar el doble de lo que hacemos». Asimismo, considera que su negocio tardará como mínimo un año en recuperar la normalidad porque «a estas alturas ya tendríamos que estar gestionando reservas para marzo, abril y mayo, pero no está siendo así».
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En septiembre retomaron las rutas escolares, pero «el daño ya estaba hecho porque hemos estado seis meses parados y sin facturar ni un euro». Además, esta empresa de transportes ha perdido este 2020 la primavera que es su temporada fuerte. Por eso, Bayo estima que la compañía tendrá unas pérdidas del 70% con respecto a ejercicios anteriores. «Lo estamos pasando fatal, a nivel financiero no estábamos preparados para un parón tan bestial. Ha sido horroroso ver como el trabajo que iniciaron mis padres con dos furgonetas hace casi 50 años y por el que yo llevo toda la vida luchando se desmoronaba», lamenta.
Por último, reclama a la Junta de Castilla y León que pague las indemnizaciones por la suspensión del servicio de transporte escolar. «Todavía no hemos recibido ni una sola ayuda, como indemnización nos quieren dar una cantidad ridícula y eso a pesar de haber concursado en una licitación pública y de tener un contrato vigente. Solo están subvencionando a las líneas regulares de transporte, a nosotros nos tienen abandonados», afirma.
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Los meses de julio, agosto y septiembre han dado un respiro a negocios que, como el Centro de Ocio Luis Miguel, situado en Fresno de la fuente, se dedican al turismo en el nordeste de Segovia. «Los pueblos han estado repletos y la gente tenía ganas de pasárselo bien y de hacer actividades al aire libre con todas las medidas de seguridad, por lo que el verano ha sido bueno», subraya el propietario, Luis Montalvo. Sin embargo, las expectativas para los últimos meses del año son poco esperanzadoras porque «el 90% de nuestra clientela es de Madrid y si normalmente baja ostensiblemente la actividad a partir de septiembre este año la cosa pinta mucho peor», vaticina.
En concreto su empresa cuenta con un circuito de karts, un campo de paintball y organiza rutas en quad. Las instalaciones también disponen de un restaurante y durante la pandemia concluyeron su último proyecto, un albergue juvenil que quieren explotar vinculado a su pionero centro de formación vial. «Estábamos muy ilusionados con esta nueva iniciativa, pero ni siquiera hemos podido ponerla en marcha porque acabamos de construir el albergue en pleno confinamiento. Estos días nos lo han demandado para albergar a un grupo de temporeros y es el uso que le estamos dando, es poco, pero todo ayuda», puntualiza.
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En su caso, también prevé cerrar este ejercicio con un 70% menos de facturación. Eso sí, mantiene la esperanza de que las administraciones encuentren alguna solución para que las pymes puedan subsistir este invierno. «Sin ayudas los recursos económicos no nos durarán más allá de la primavera porque hay que seguir asumiendo gastos e inversiones, por eso, si la situación no mejora la supervivencia será muy complicada». El problema está en que «aunque quieras trabajar hay una pandemia mundial que lo impide», resalta.
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