![La empresa de la mina en el nordeste reduce la superficie a una tercera parte](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2025/02/12/mina-kerD-U2308283743914X-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Erimsa, la empresa que impulsa un proyecto minero en el nordeste de Segovia, ha reducido sus pretensiones una vez estudiadas todas las alegaciones al proyecto. Ya no serán 1.692 hectáreas las que ocupe la mina de cuarzo a cielo abierto sino 434 repartidas por ... tres municipios: Castillejo de Mesleón, Barbolla y Sotillo. Lo anunció ayer en Segovia su director general, José Antonio Valencia, que presentó el nuevo proyecto para la extracción «sostenible» de gravas de cuarzo.
«Presentamos en su día un proyecto de mayor extensión, pero vimos que la sensibilidad social no estaba muy de acuerdo. Como siempre tenemos en cuenta el entorno que nos rodea y no queremos causar ningún perjuicio a nadie, hemos decidido redimensionarlo y reducirlo a una tercera parte. Si inicialmente abarcaba siete municipios, ahora son tres», expuso Valencia. Según el director general de Erimsa, esta opción descarta para siempre la primera. «El proyecto original abarcaba tantas hectáreas porque no todo el cuarzo es de la misma calidad. Por ello se diferenciaron tres zonas, con tres calidades distintas. Ahora hemos desistido de dos y nos hemos quedado con una. Es muy difícil que las dos descartadas puedan salir adelante por sí solas en un futuro».
El proyecto se encuentra en plena tramitación administrativa, pero los plazos se prevén largos, en opinión de Eduardo de la Orden, ingeniero técnico de Minas. «El proyecto acaba de ser sometido al trámite de consultas, con las administraciones competentes, y al de información pública. Se han recibido alrededor de 1.400 alegaciones y están siendo contestadas. Una vez que la empresa haya superado estas fases, se solicitará al Servicio Territorial de Industria, órgano sustantivo, que remita el expediente a Medio Ambiente para la valoración de Impacto Ambiental. Si no hubiera ningún tipo de problema, el órgano medioambiental debería pronunciarse en un plazo de cuatro meses, aunque la experiencia nos dice que suele ser superior a un año. ¿Acaba el proceso con una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable? No, porque una concesión minera, que es lo que se está solicitando, depende de la Consejería correspondiente, en este caso la de Industria. Y los plazos entre que se dicta una DIA favorable y la concesión minera pueden durar dos, tres o cuatro años. Hasta que no haya concesión, no se puede iniciar la explotación, e incluso en el momento que se otorga, aún queda pendiente obtener las licencias de los ayuntamientos correspondientes».
Ahí radica otra escollo. Los municipios afectados se oponen rotundamente al proyecto, aunque la compañía no pierde la esperanza de convencerlos. «Creo que se oponen porque no tienen muy claro qué es lo que nosotros hacemos», reflexionó Valencia. «Es miedo a lo desconocido. Se trata de hacer una labor pedagógica. La oposición no será tan frontal en el momento que profundicen un poco más en nuestra manera de trabajar», dijo José Antonio Valencia.
El proyecto, pues, va para largo. Lo que trataron de dejar claro los representantes de Erimsa es que será una mina sostenible y respetuosa con el entorno medioambiental, económico y social. «Trabajamos bajo la supervisión de las diferentes administraciones públicas y cumplimos escrupulosamente la exigente legislación en materia medioambiental, de seguridad y salud, pues respetamos todas las medidas de protección y prevención del medio natural en relación con ríos, núcleos de población, espacios Red Natura 2000 y los elementos que forman parte del patrimonio cultural del entorno», subrayó José Antonio Valencia.
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El objetivo es extraer cuarzo, del que posteriormente se obtiene silicio, una materia prima que la Unión Europea considera estratégica por sus aplicaciones en los procesos de transición ecológica hacia energías más verdes, caso de la producción de energía solar y eólica, y por contribuir a estimular la innovación también en otros campos, como el de la movilidad eléctrica, las comunicaciones digitales, la salud o la creación de entornos urbanos inteligentes y sostenibles.
Valencia aseguró que el proyecto segoviano supondrá «un impulso a la economía y al empleo de la zona, como ya sucede en la provincia de Salamanca, donde una iniciativa similar convive perfectamente con la población, los propietarios de terrenos, los agricultores y los ganaderos». Junto a la mina de Salamanca, ubicada en la localidad charra de Bóveda del Río Almar, Erimsa, empresa gallega, cuenta con proyectos en Begonte (Lugo), Frades (La Coruña) y Castillo (Pontevedra). «Todos contribuyen a revitalizar los entornos naturales sobre los que se asientan», concluyó el director general de la compañía, que reconoció haber encontrado en Segovia más trabas que en otros sitios, aunque la actividad minera «siempre es conflictiva allá donde vaya».
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