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Un nuevo curso echa a andar. Los alumnos del campus María Zambrano, de la Universidad de Valladolid (UVA), volvieron a las aulas el lunes. Los ... de primero vivieron ese día su jornada de bienvenida. Recorrieron las instalaciones, conocieron a sus profesores y coordinadores, la biblioteca... El resto se incorporó directamente a las clases y ya ha entrado en materia. La vida en el campus florece estos días previos al comienzo del otoño, y se intuye cierta alegría y ganas de convivencia una vez desaparecidas las restricciones y retomada la normalidad anterior a la pandemia.
Las expectativas para el nuevo curso son «buenas», en palabras del vicerrector del campus público segoviano, Agustín García Matilla. La UVA espera mantener en Segovia la cifra cercana a los 2.400 estudiantes con la que terminó el curso pasado, tras el repunte experimentado durante el propio ejercicio, motivado por la evolución favorable de la pandemia y el «boca-oído» de los estudiantes, procedentes de las diecisiete comunidades autónomas del Estado en el caso de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación. Las previsiones apuntan a una repetición de cifras, objetivo que el vicerrector da por bueno, teniendo en cuenta el paulatino y acusado descenso de la pirámide poblacional. Esa macrofacultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación fue la que más alumnos matriculó durante el curso 2021-22 (1.525 estudiantes), frente a los 689 de la Facultad de Educación y los 176 de la Escuela de Ingeniería Informática. «Los datos reflejan bien la dimensión que tienen las tres facultades», apunta García Matilla, convencido de que el curso recién comenzado contará con idénticos números: 2400 estudiantes y casi 250 profesores.
La vuelta a una contidianidad sin restricciones constituye la principal novedad, aunque hay otras a medio y largo plazo igual de importantes o más. La presentación del proyecto arquitectónico para la tercera fase del campus María Zambrano es cuestión de semanas, y el comienzo de las obras, de meses. «El objetivo es empezar las obras en 2023, después de los pertinentes trámites burocráticos que conllevan la licitación y la adjudicación. Es el esperado polideportivo que completará las construcciones del campus e irá ubicado en el solar existente entre las calles Caño Grande y Coronel Rexach, en la parte trasera del terreno que quedó sin construir tras las obras de la segunda fase. Ahí habrá un polideportivo, con vestuarios, un aula para las asignaturas de Educación Física y un pequeño rocódromo», explica el vicerrector de la UVA para el campus de Segovia. Si las obras de construcción empiezan en 2023, las previsiones apuntan al segundo cuatrimestre del curso 2023-2024 para tenerlo listo, si no hay contratiempos.
Otra novedad –esta a largo plazo– es la incorporación de los nuevos grados de Enfermería y Comunicación Digital para el curso 2023-2024, lo que redundará en un incremento de las matriculaciones en el campus.
El regreso de los estudios de Enfermería a la universidad pública segoviana están vinculados a la ampliación del Hospital General de Segovia prevista en los terrenos situados entre el actual complejo asistencial y la carretera de Ávila. Como el desarrollo del proyecto hospitalario va para largo (la UVA maneja un plazo de cuatro o cinco años para que la Facultad de Enfermería funcione junto al Hospital), la intención es que la primera promoción ocupe las aulas del edificio Vicerrector Santiago Hidalgo (antigua Escuela de Magisterio), en la plaza de Colmenares. «El problema es que el edificio Santiago Hidalgo aún no está adaptado para tal fin, lo que nos obligará a alojar a los sesenta alumnos de esa primera promoción en las aulas del propio campus María Zambrano –teniendo en cuenta que las asignaturas del primer curso son eminentemente teóricas (Salud Pública, Bioquímica, Biofísica, Fundamentos Metodológicos de la Enfermería...)– mientras duren las obras de adaptación de la antigua escuela de Magisterio, donde se impartirán las clases hasta que el edificio que se construya junto al Hospital esté disponible. Llegado ese momento, habrá que ver las necesidades que tiene la Universidad y la propia ciudad para decidir el destino del Santiago Hidalgo», señala García Matilla.
En este sentido, el vicerrector no olvida los terrenos situados al otro lado de la calle Coronel Rexach, que el Ayuntamiento prevé desarrollar urbanísticamente: «En su día hablamos con la alcaldesa para intentar promover –con la ayuda de la iniciativa privada– una residencia de estudiantes con servicio de restauración, alguna instalación deportiva y aulas para el crecimiento del campus. A largo plazo habrá que negociar con las instituciones de Segovia».
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