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La segoviana Marta Rivilla, en el videoclip de Vetusta Morla; en pequeño, con mascarilla en el hospital de Fuenlebrada. El Norte
Una segoviana en 'Los abrazos prohibidos' de Vetusta Morla: «Me emocioné pensando que era la última vez que me quitaba los EPIs»

Una segoviana en 'Los abrazos prohibidos' de Vetusta Morla: «Me emocioné pensando que era la última vez que me quitaba los EPIs»

Marta Rivilla es uno de «los ángeles de alas blancas» en el homenaje musical del grupo a los sanitarios

Quique Yuste

Segovia

Domingo, 10 de mayo 2020, 09:36

Marta Rivilla Jiménez es una de las personas más vistas en España durante las últimas horas. Residente de Medicina Interna en el Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid), es uno de «los ángeles de alas blancas» –así se describe a los profesionales sanitarios en la canción– que figuran en el videoclip 'Los abrazos prohibidos', el vídeo más visto en estos momentos en YouTube con más de un millón de reproducciones en menos de dos días. La canción del grupo Vetusta Morla –cuenta con la colaboración de otros artistas como Eva Amaral, Rozalén, Santi Balmes, Joaquín Sabina, Kase.O, Leiva o Iván Ferreiro, entre otros– es un reconocimiento a la labor de los sanitarios en la lucha contra el coronavirus, y pretende recaudar fondos para su investigación.

Marta es el último rostro que aparece en un videoclip, en el que médicos, enfermeros y otros profesionales sanitarios se quitan los equipos de protección con los que trabajan desde hace meses. Pero no lo hacen de forma mecánica como cada día. Se despojan de ellos pensando que ha llegado ese día en el que de una vez por todas se quitarán los guantes, batas o pantallas para no tener que volver a ponérselos más. «Fue la primera vez que pensé en ese momento concreto. Por eso me emocioné tanto. Necesitamos que esto se acabe ya», afirma Marta Rivilla. Por el momento, y aunque la situación ha mejorado, considera que todavía falta tiempo para que pueda realizar su trabajo sin equipos de protección «que solo asociamos a la pandemia».

«No me podía creer lo que estaba pasando en Segovia»

A Marta Rivilla el comienzo de la crisis del coronavirus le pilló trabajando en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Fuenlabrada cuando le tocaba pasar a Medicina Interna. Pero ante la gravedad de la situación le pidieron que se quedara. «La sobrecarga que hemos tenido ha sido tremenda. Hemos pasado de tener 10 camas en la UCI a 48», explica sobre los momentos más críticos de la pandemia en el hospital madrileño. «No me gustaría volver a experimentar algo así otra vez», declara, por lo que afirma que les «arde la sangre» cuando salen del hospital y ven comportamientos en la calle de personas que parecen no comprender la gravedad de al pandemia.

Afortunadamente, la situación «es mucho mejor», aunque todavía falta camino por recorrer. «Todavía no se nos pasa por la cabeza cuando será el día en el que tendremos que usar los equipos de protección», indica. Marta ya trabaja en Medicina Interna y atiende a algunos pacientes con patologías distintas a las de la covid-19. Mientras, observa desde la distancia la situación de Segovia, donde residen sus padres. «Lo he vivido mal. No me podía creer lo que estaba pasando. Mi familia está allí y hasta julio, seguramente, no la podré ver», comenta con resignación.

Segoviana, aunque nacida en Madrid, no lo dudó un segundo cuando le ofrecieron la oportunidad de salir en el videoclip de Vetusta Morla. Aunque es un grupo al que ha dejado de seguir durante los últimos años, la posibilidad de participar en un proyecto que sirve para reconocer el trabajo de los sanitarios fue motivo suficiente para aceptar. Y eso que al principio no sabía qué era lo que tenía que hacer. «Fue todo muy rápido. Al día siguiente de que me llamasen lo grabamos, pero solo sabíamos que era una canción de Vetusta Morla», explica. Fue en el propio hospital de Fuenlabrada y durante una mañana de trabajo. Cada uno a una hora, los profesionales acudieron a una sala donde tan solo había tres miembros del equipo de producción. Allí le dijeron lo que tenían que hacer: quitarse el equipo de protección pensando que era la última vez que lo hacía. «Estaba muy nerviosa porque me hacía mucha ilusión que se pudiera sentir lo que me habían pedido. Se me puso al corazón a mil», declara. De hecho, fue imposible contener las lágrimas cuando terminó de grabar.

Gran acogida

Tanto la canción como el videoclip han sido un rotundo éxito. Marta la escucha varias veces al día y su pareja ya intenta tocarla con la guitarra. «Se ha convertido en un himno para mí. La canción tiene unas frases preciosas llenas de significado y de emoción», resalta. La experiencia ha sido tan intensa que, pese a que no acostumbra a utilizar las redes sociales, no pudo evitar contar sus sentimientos cuando se publicó el videoclip. «Necesitaba escribirlo. Tenía la sensación de que debía contárselo a la gente para que sintieran el alivio que yo sentí al grabarlo», señala.

Sus reflexiones en Twitter sobre su participación en el proyecto también han tenido una amplia repercusión. Más de 1.500 'retuits' y casi 5.000 'Me gusta'. «Está teniendo aceptación porque la gente lo siente como suyo. Lo que escribí sale totalmente de dentro. Yo necesitaba sacarlo», asevera Marta sobre una experiencia «bastante fuerte» en la que trató de transmitir lo que sienten los profesionales sanitarios en la batalla contra el coronavirus. «Sabía que estaba ahí representando a mucha gente. Tenía esa responsabilidad y esa ilusión de hacerlo bien. Se juntaron muchos sentimientos», concluye.

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