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laura lópez
Segovia
Lunes, 6 de abril 2020, 14:50
Con más o menos restricciones, intentando calmar a sus familiares en Segovia y viviendo los mismos miedos que en su país natal, en algunos casos con antecedencia y en otros, semanas después. Así viven la crisis sanitaria los segovianos que emigraron a otros países y que miran con atención y preocupación lo que está ocurriendo en España, donde el coronavirus ha segado ya más de doce mil vidas. Elena, Diana, Celia y Antonio dan su visión de esta pandemia global, exponen sus temores y envían una foto y un mensaje tranquilizador a sus familias segovianas.
«Un bache más en el camino» es como Elena Sanz, de 49 años, califica la pandemia, que en este momento azota con más virulencia a Hong Kong, donde ella vive desde julio del año pasado con sus hijos, de 15 y 8 años. Su marido, en cambio, se encuentra en Shenzhen, en la china continental, desde hace un mes, al cuidado de la empresa de ambos, y sin saber cuándo podrá reunirse con su familia.
La sensación de tranquilidad en una ciudadanía alemana que se sabe en buenas manos ha calado también en Diana, de 27 años, que lleva casi cuatro en Fráncfort: «Se nota que aquí las autoridades están tranquilas porque saben que tienen medios sanitarios para enfrentar la crisis, y transmiten esa tranquilidad a la población... porque si asustas a la población, las consecuencias pueden ser peores incluso que las de virus», reflexiona.
Celia llegó a Nápoles dispuesta a pasar algunos de los mejores meses de su vida como Erasmus en la carrera de Educación Infantil en la Università degli Studi Suor Orsola Benincasa, pero nunca llegó a asistir a las clases presenciales por culpa de la crisis sanitaria, y no parece que aún pueda hacerlo.
A raíz de la crisis de 2008, Antonio no dudó en aprovechar una oportunidad que le brindó su empresa para irse a Chile a trabajar, y desde su capital está asistiendo a esta pandemia. Este segoviano de Pinarnegrillo dice que, hasta que no se diagnosticaron los primeros casos dentro de sus fronteras, nadie pensó que podía ser tan serio. Para Antonio, las autoridades chilenas reaccionaron rápido y con dureza.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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