![Las elecciones municipales más disputadas](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201912/30/media/extra-buena.jpg)
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La distribución de votos y concejales no había conocido un desenlace tan apretado como el que remató las elecciones municipales del 26 de mayo. El recuento, mesa por mesa, acta por acta, papeleta por papeleta, se alargó durante casi toda una jornada días después de que se cerraran las urnas. Finalmente, la alcaldesa, Clara Luquero, candidata más votada, pudo respirar aliviada porque el pormenorizado recuento le confirmó los 10 concejales, aunque por los pelos. Ciudadanos estuvo a punto de arrebatar a los socialistas un concejal. La candidatura de la formación naranja, liderada por Noemí Otero, se quedó a 24 sufragios de quitarle el edil a Luquero, lo que, probablemente, hubiera derivado en un cambio de gobierno, pues Cs sumaba con el PP una mayoría suficiente. Ciudadanos no se quedó conforme y peleó en los tribunales por esos 24 votos, pero el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León rechazó el recurso y dio por válida la composición de la nueva corporación, integrada por el PSOE (10 concejales), PP (9), Ciudadanos (3), Izquierda Unida (2) y Podemos-Equo (1).
El recurso dejó en suspenso la constitución de la nueva corporación. Los concejales debían haber tomado posesión el 15 de junio, pero no pudieron hacerlo hasta el 5 de julio, una vez resueltas todas las dudas. Clara Luquero renovó mandato tras llegar a un acuerdo con los dos concejales de Izquierda Unida (quedaron integrados en el equipo de gobierno) y asegurarse el respaldo puntual del único edil de Podemos-Equo. En su discurso de investidura, la alcaldesa de Segovia dejó claro que las tres fuerzas políticas «compartimos el empeño de impulsar Segovia hacia el futuro desde valores comunes, que podrían sintetizarse de manera sencilla en la frase: avanzar contando con los ciudadanos, con los vecinos; avanzar sin dejarnos a nadie atrás. Hablo de democracia participativa y hablo de igualdad».
Los guiños a sus socios de gobierno y programa tuvieron su primera recompensa en la votación de la investidura. Como estaba previsto, Luquero sumó los diez apoyos de los concejales socialistas, los dos de los ediles de IU y el de Podemos-Equo. Por trece votos a favor sobre los veinticinco, Clara Luquero recibió de manos de Claudia de Santos, la concejala de más edad, su tercer bastón de mando (el primero lo recibió en 2014 tras reemplazar al dimitido Pedro Arahuetes y el segundo tras las municipales de 2015, que ganó con holgura). «Que nada nos distraiga, que nada nos confunda, que sepamos corresponder a tan alto honor poniendo siempre por encima de todo la defensa de los intereses de los ciudadanos, la atención a sus necesidades, la resolución de sus problemas y la proyección de su futuro, haciéndoles copartícipes en la definición del rumbo a seguir», arengó la regidora a la nueva corporación.
La polémica de los recursos también se trasladó a la Diputación Provincial, cuya constitución, supeditada a la del Ayuntamiento de la capital, no pudo verificarse hasta el 22 de julio. Las urnas habían arrojado una corporación provincial sin mayoría absoluta y el PP quedaba a merced de un pacto con Ciudadanos para poder mantener su institución fetiche: 12 diputados los populares, 10 los socialistas, 2 Ciudadanos y 1 Izquierda Unida. Sin embargo, tras la constitución del Ayuntamiento de Segovia, la junta electoral de zona otorgó un diputado más al PP en detrimento de IU. La explicación estaba en las distintas denominaciones con las que Izquierda Unida concurrió a los comicios, lo que, a juicio de la junta electoral, dividía el voto. Si en la mayoría de municipios, la coalición de izquierdas se presentó como Izquierda Unida, en otros, como en El Espinar, lo hizo con la denominación Izquierda Unida-Unidad Popular. La suma de todos los votos bajo una misma candidatura (3.089) otorgaba a la coalición un representante en la Diputación por el partido judicial de Segovia, pero su división (2.650 votos para IU y 439 para IU-UP) lastraba sus apoyos. Así lo entendió la junta electoral y el Partido Popular salió beneficiado, por lo que pudo conservar su mayoría absoluta en la corporación provincial.
El pleno de investidura tuvo lugar el 22 de julio. Hubo relevo en la presidencia, pues ante la anunciada marcha de Francisco Vázquez, presidente durante ocho años, optó por Miguel Ángel de Vicente, alcalde de Collado Hermoso. A pesar de tener apoyos suficientes para gobernar con comodidad, el PP pactó con Ciudadanos e integró a uno de sus dos diputados, Noemí Otero, en el equipo de gobierno. Los populares se aseguraron así quince votos en el pleno, frente a los diez del PSOE. En su discurso de investidura, Miguel Ángel de Vicente, dejó claras sus intenciones para el nuevo mandato: «No vengo a hacer una revolución, sino a mejorarlo todo». Días después, el TSJ ratificaba la mayoría absoluta del Partido Popular en la Diputación tras tumbar las aspiraciones de Izquierda Unida de recuperar la representación. La coalición de izquierdas dijo que se habían mermado los derechos de una parte del electorado.
Así se cerraron unos meses marcados por la tensión política. Las mayorías de PSOE y PP en Ayuntamiento y Diputación estuvieron días en el alero. La situación política regional también alimentó la incertidumbre. El pacto regional entre el PP y Cs para que Alfonso Fernández Mañueco se convirtiera en presidente de la Junta de Castilla y León con el respaldo recompensado a la formación naranja en forma de vicepresidencia y consejerías contenía una serie de condiciones, como la cesión de la presidencia de la Diputación segoviana a Ciudadanos.
Las elecciones municipales de mayo, por otra parte, propiciaron cambios en las alcaldías de numerosos municipios. Los más significativos fueron los de Cuéllar y El Espinar, segundo y tercer municipios más poblados de la provincia. En Cuéllar, el socialista Carlos Fraile relevó al popular Jesús García Pastor y en El Espinar, Alicia Palomo, del PSOE, ganó las elecciones, pero un pacto entre Partido Popular, Ciudadanos y Vox dio la Alcaldía a Javier Figueredo, del PP. En San Ildefonso volvieron a ganar los socialistas, esta vez con otro candidato. Samuel Alonso tomó el testigo de José Luis Vázquez.
La doble ración de elecciones legislativas ha tenido, por otra parte, su reflejo en la provincia. El batacazo nacional del PP en los comicios del 28 de abril también hizo mella en las aspiraciones populares en territorio segoviano. El partido de Pablo Casado perdió las elecciones y su segundo escaño en Segovia. Lo hizo en favor de un partido que emergía con mucha fuerza en el panorama provincial, Ciudadanos, y dejó el resultado en un histórico triple empate a escaños (1-1-1) que únicamente se había dado en las elecciones generales de 1986, cuando el CDS de Suárez obtuvo el tercer sillón en liza. José Luis Aceves (PSOE), Beatriz Escudero (PP) y Eduardo Calvo (Cs) eran los diputados elegidos.
La repetición electoral, el 10 de noviembre, devolvió al PP su hegemonía en la provincia. La mejoría general se tradujo en Segovia en más votos, pero los populares no pudieron recuperar el escaño que habían perdido en abril. En esta ocasión superaron el PSOE, pero Beatriz Escudero, segunda en la candidatura al Congreso de los Diputados, se quedó fuera. El batacazo se lo llevó Ciudadanos y Eduardo Calvo perdió su escaño en beneficio de Rodrigo Jiménez Revuelta, de Vox, tercera fuerza más votada en la provincia. Jesús Postigo (PP), José Luis Aceves (PSOE) y Rodrigo Jiménez (Vox) representan a Segovia en la Cámara Baja, mientras que Paloma Sanz, Pablo Pérez Coronado y Juan José Sanz Vitorio (los tres del PP) lo hacen en el Senado. El PP también pudo recuperar el senado que perdió en abril en favor del PSOE. De esta manera, Pablo Pérez Coronado, del PP, ocupó en la Cámara Alta el escaño que dejó el socialista Javier Lucía, que tras las municipales revalidó la Alcaldía de Valverde del Majano.
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Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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