«Con mi estética siempre ha habido prejuicios y comentarios, pero ya soy demasiado mayor para que me afecten»
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Ecléctico y transgresor, libre en el escenario, sin cadenas más allá de las de su cuello. Ara Malikian es todo lo que le apetece ser, no ... vive condicionado por habladurías o por las críticas de los llamados «expertos». Agarra su violín y hace lo que quiere, experimenta. Esta noche actúa en el Real Sitio de San Ildefonso (Segovia), en las Noches Mágicas de La Granja.
-La última vez que estuvo en La Granja fue en 2020, en plena pandemia y con un concierto lleno de medidas de seguridad. Ahora vuelve en la llamada 'nueva normalidad'. ¿Qué cambia?
-Bueno, La Granja la conozco desde hace muchos años, he venido muchas veces y sé que es un lugar hermoso y bellísimo, muy inspirador. Es perfecto para hacer música, se ha creado un cariño mutuo con el público de allí.
-¿Y Segovia la conoce?
-Sí, por supuesto. La primera vez que toqué en Segovia fue hace 25 años aproximadamente, es una tierra a la que he venido mucho.
-Dice que esta gira está influenciada por los primeros años del crecimiento de su hijo. ¿Qué significa esto?
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-Mi último disco lo compuse durante la pandemia. Yo antes del confinamiento tenía un ritmo de vida de 120 conciertos al año, estaba todo el día en los aeropuertos, en los aviones, en los trenes y en la carretera. Y como de un día para otro teníamos que estar todos en casa pues en mi caso fue bonito porque pude estar con mi familia, con mi hijo. Pude ser parte de su formación, de su fantasía, de su imaginación… algo que cuando somos adultos lo olvidamos. La cabeza que tiene un niño de siete años donde todo es posible… pude estar cerca de su mundo. Además, son vivencias que yo no disfruté porque no tuve una infancia normal. Cuando yo tenía la edad de mi hijo estalló la guerra en el Líbano y no podía jugar, me pasé la infancia en refugios. Para mí fue bonito descubrir esto que yo no tuve a través de mi hijo y todos los temas que compuse en ese momento están inspirados en su fantasía y su mundo particular.
-Durante una etapa dio conciertos exclusivos para niños...
–Sí es verdad, ahora menos por desgracia. Pero hace diez años fue una de las actividades a las que daba mucha importancia. Toqué miles y miles de conciertos para niños de cara a despertar su amor por la música. No lo consideraba un trabajo pedagógico, más bien era despertarles para que supiesen que existía otro tipo música más allá de lo que veían en los medios y la televisión.
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-¿Prefiere a los niños o a los adultos?
-A los dos. Me gusta saber que gente de todas las edades y todos los gustos viene a verme, me siento muy afortunado de tener un abanico de público tan amplio.
ara malikian
Violinista
-¿Cuál es el truco para gustar a todo tipo de espectadores? ¿Cómo se puede ser tan transversal en la música cuando en la actualidad imperan las etiquetas?
-Te juro que no lo sé. Supongo que amar la música y quitar las etiquetas, hacer música de un modo más sincero y honesto. Darse cuenta de que lo que cuenta es la emoción, no hace falta analizar o catalogar lo que haces, simplemente hacerlo. No hay que buscar gustar a un público restringido, purista o crítico.
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–Es el problema de la música clásica, que tocan para el crítico y no para el público.
–Absolutamente, y no solo pasa en la música clásica, en el jazz o en el flamenco también ocurre. Parece que hacen música para un museo, hay mucho purismo. La música no es para hacerla como se hizo hace 200 años, ya se hizo así; la música es para enseñar y experimentar.
–¿Su estética supuso problemas en sus comienzos?
–Sí, siempre ha habido prejuicios y comentarios, pero ya soy demasiado mayor para que me afecten. Hoy día hasta hacen gracia y me animan incluso. Cuando eres joven te afecta más y puede ser peligroso, pero he aprendido a ser inmune a comentarios de las personas que se hacen llamar 'expertos'.
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–¿Cuáles son sus rutinas de trabajo?
–Ensayo todos los días sin excepción. Lo que importa es la constancia de estudiar todos los días, aunque tenga concierto siempre busco mis dos o tres horas de estudio. Es verdad que a mis 53 años estudio menos horas que hace 20 años, que llegaba a estar de 12 a 14 horas ensayando.
ara malikian
Violinista
-Con 15 años salió de un Líbano en guerra para ir a Europa ¿Cómo lidia con eso un adolescente?
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-Fue muy duro, prácticamente me escapé, era un refugiado. Fui a Alemania sin mis padres y sin conocer a nadie, ni la cultura ni el idioma. Los primeros dos años fueron de soledad e ignorancia. Hasta que me adapté y aprendí a estar cómodo tardé tiempo, pero estoy muy agradecido porque fue un aprendizaje a lo bestia. Tuve tentaciones de acercarme al lado más oscuro de la vida, pero gracias a la música me salvé.
-Ha girado por todo el mundo ¿hay algún país que haya tenido especial devoción por su estilo?
-He tenido la suerte de girar por el mundo entero y hay una cosa de la que me he dado cuenta: la música es un idioma universal. Es la única forma de entendernos, da igual el estilo que toques, siempre llega y entra en tu cuerpo, en tu cerebro y en tu corazón.
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