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berta jiménez
Viernes, 2 de julio 2021, 10:53
La importancia del turismo para la economía de Segovia siempre ha sido evidente: su condición de Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1985, su gastronomía y su oferta cultural e histórica la convierten en un destino más que atractivo para visitantes nacionales y extranjeros. Por este motivo, la pandemia del coronavirus ha supuesto un verdadero mazazo para el sector, que ahora se recupera progresivamente de las fuertes pérdidas que ha sufrido durante el último año y medio y va vislumbrando la luz al final del túnel.
Así lo expresa Jesús Castellanos, presidente de la Asociación de Alojamiento, Hostelería y Turismo de Segovia (HOTUSE-AIHS), que admite que, aunque tras el fin del Estado de Alarma el pasado 9 de mayo se vivió un momento de «muchísima incertidumbre», las previsiones de cara al verano son «buenísimas». El avance en el proceso de vacunación ha bajado drásticamente los niveles de incidencia por coronavirus de los últimos meses y ha permitido que las medidas restrictivas impuestas por las autoridades nacionales y autonómicas se hayan ido relajando. «Creemos que a final de verano habrá una normalidad real, la gente ya está respondiendo de una manera espectacular», declara, recalcando que el mes de junio «no suele ser muy bueno pero este año sí lo ha sido».
Andrés Ortega, presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), coindice con Castellanos en la incertidumbre vivida durante estos meses pero manifiesta que el sector del comercio, muy ligado al turismo, está «empezando a moverse», especialmente desde el sábado pasado, cuando el Gobierno eliminó la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios abiertos. «Si vienen turistas, al final compran en los comercios, van a restaurantes y mueven la economía», argumenta. Las tiendas de souvenirs, por ejemplo, están «más desahogadas», asevera, aunque recuerda que todavía se nota la falta de turismo internacional.
Reservas hoteleras
Pero aunque las expectativas son positivas y la tendencia del turismo va al alza, para Castellanos el principal problema que encuentra el sector actualmente es el bajo número de reservas hoteleras. Entre semana, rondan el 10% o el 15% y el fin de semana no pasan de 50% o 60%, a pesar de que ya se han abierto todos los hoteles de la ciudad: «Nos está costando muchísimo que la gente se quede a dormir, las pernoctaciones van muy despacio». Los motivos son varios, según explica Castellanos. Por un lado, la falta de turismo internacional, que era el predominante de lunes a viernes hasta la llegada de la pandemia, y por otro, la preferencia de los turistas nacionales por los alojamientos en el ámbito rural. «La gente prefiere los pueblos antes que la capital, están funcionando mejor los alojamientos rurales que los hoteles», apunta.
A esto se suma que la mayoría de visitantes nacionales actualmente (en torno al 80%) proceden de Madrid, por lo que en muchas ocasiones optan únicamente por pasar el día en la capital segoviana y volver a casa al anochecer. Castellanos, en este sentido, valora el esfuerzo que han hecho la Diputación de Segovia y la Junta de Castilla y León con la puesta en marcha de bonos que reembolsan hasta la mitad del coste de la estancia y defiende que la solución pasa por atraer a los turistas con «incentivos muy potentes». «Esperamos que a partir de julio la cosa se empiece a animar», confiesa.
La restauración, por su parte, también ha progresado despacio. El presidente de HOTUSE señala que en abril y mayo hubo pocos clientes, pero en las últimas semanas el volumen de reservas ha ido incrementando y «a día de hoy están empezando a normalizarse prácticamente al nivel del verano pasado, e incluso mejor». Sin embargo, matiza que esta situación se ha dado únicamente en los establecimientos que cuentan con terraza, dado que han notado que «la gente sigue siendo reticente a entrar dentro de los comedores» a pesar de que las restricciones actuales permiten a los establecimientos acoger en los interiores hasta un 75% del aforo total.
«Esa es la batalla que tenemos que luchar este verano: hacer de nuestros comedores lugares seguros», sostiene Castellanos, quien hace hincapié en que las asociaciones de restauración y hostelería siempre han cumplido las normas de higiene e incluso han implantado protocolos anti-covid más estrictos que los exigidos por las instituciones políticas. «Tenemos capacidad y volumen para trabajar, lo que nos está faltando es que la gente tenga confianza», subraya.
Junto con la gastronomía, que es uno de los motores que mueve el turismo segoviano, según Castellanos, los visitantes vienen en busca de actividades culturales y contacto con la naturaleza, especialmente en las zonas rurales, que cuentan con «unos parajes maravillosos». «Estamos viendo que están empezando a aumentar muchísimo las visitas a nuestros museos, a la Catedral y al Alcázar», explica el presidente de los hosteleros, y añade que fundamentalmente lo que persiguen los visitantes es «salir de Madrid y encontrar más espacio del que habitualmente tienen».
Sin apenas cierres
Casi un año y medio después de que comenzara la pandemia en nuestro país, los empleados y empresarios del sector turístico en Segovia tenían ganas de retomar el ritmo pero, sobre todo, sentían «una necesidad absoluta» de volver a trabajar, tanto a nivel profesional como personal. Más allá de querer que sus negocios se reactivaran, Castellanos afirma que se trataba de «una cuestión de salud mental». Además, la mayoría de establecimientos tiene deudas que ha ido acumulando durante este tiempo y que ahora necesita saldar, aunque tienen claro que, por mucho que las previsiones del verano sean buenas, tardarán un tiempo en recuperarse totalmente.
Es por ello que el presidente de HOTUSE lanza un mensaje a las administraciones recordándoles que tendrán que continuar ayudando los profesionales del sector, que no esperan cubrir sus deudas ni siquiera con las ganancias que puedan tener en todo este 2021. «Tendrán que seguir ayudándonos porque todos estamos endeudados hasta las orejas», afirma Castellanos, quien además insiste en que muchas de las subvenciones que se han solicitado aún no han llegado a sus destinatarios.
Los datos de junio reflejan que todavía quedan en torno a un 20% de trabajadores del sector en ERTE (alrededor del millar de personas), pero Castellanos asegura que en verano se espera que la mayoría de ellos se vaya reincorporando a las plantillas. Durante todo este tiempo, el objetivo de la asociación segoviana ha sido «evitar el cierre de establecimientos», un reto que, según afirma su presidente, prácticamente han logrado. Han desaparecido menos de un 5% de los locales de la ciudad y además esta cifra se ha compensado por las nuevas aperturas: «Si hacemos un balance a día de hoy entre los que han abierto y los que han cerrado, prácticamente estamos los mismos. Ver que los establecimientos siguen abiertos es la mejor noticia de todas».
Castellanos calcula que el sector turístico alcanzará los niveles anteriores a la crisis del coronavirus en la primavera del año que viene. Considera que la Semana Santa de 2022 tiene que ser «el punto de inflexión»: a partir de esa fecha albergan la esperanza de poder trabajar, como mínimo, al nivel de 2019 y contar ya con la presencia de turismo internacional, que en la ciudad supone un 30% del total de visitantes. «Sería lo ideal», declara el presidente de la asociación, cuyo deseo para este año es llegar hasta el puente del Pilar en octubre «trabajando de manera fluida y con continuidad».
Los retos del futuro
Para Andrés Ortega, presidente de la Federación Segoviana de Empresarios (FES), la economía segoviana ha notado un leve crecimiento en los últimos tiempos. «Esperemos que vaya evolucionando positivamente», sostiene tras hace referencia a la importancia de la vacunación para retomar la normalidad. La industria no ha sufrido tanto como el sector servicios y en general, dice, «se ha comportado bien». Sin embargo, la escasez de algunas materias primas está suponiendo ya un obstáculo, dado que muchos derivados del petróleo están aumentando sus precios a nivel mundial y esto repercute en todo el sector industrial y agroindustrial. «Tenemos problemas importantes en estos momentos», señala.
Más allá de esta cuestión, uno de los grandes retos de los empresarios segovianos del área industrial será impulsar las exportaciones, que ya han aumentado en los últimos tiempos pero deben seguir creciendo, a juicio de Ortega. En este sentido, apunta que las macrogranjas de cerdos que se están construyendo en ciertas zonas de la provincia «aportan mucho dinero a la economía segoviana». El presidente de la patronal insiste en que no se trata de contabilizar los puestos de trabajo que pueda crear cada una de las plantas sino de valorar «todo lo que hay detrás y lo que aporta la industria del porcino a la economía». En cuanto a las consecuencias que pueden tener para el medioambiente este tipo de proyectos, dice que «está demostrado que no son consecuencias reales» ni perjudiciales para el entorno, algo que contradice la versión de asociaciones ecologistas.
Otro de los desafíos que plantea el presidente de la patronal de cara al futuro más próximo es la digitalización. El presidente de la FES confía en que la llegada de los Fondos Europeos pueda promover este y otros objetivos y abra, además, nuevas oportunidades de negocio, tanto en la capital como en la provincia. A pesar de que Segovia es una región dedicada principalmente a los servicios, durante el año pasado muchas compañías implantaron el teletrabajo, una modalidad que, según afirma Ortega, «ha venido para quedarse». «Ya hay empresas que lo están alternando con la presencia en las oficinas», manifiesta, y añade que hay que apostar por una buena conexión a través de la fibra óptica que «llegue a todas las personas»
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