Manu intenta jugar la pelota presionado por un jugador del Zamora. Óscar Costa
La Crónica

Dos viejos rivales reivindican su nuevo estatus

La Segoviana se rehace tras el 0-1, iguala de falta, perdona cuando tenía al Zamora a merced y sobrevive al tramo final

Domingo, 6 de octubre 2024, 19:57

Gimnástica Segoviana y Zamora repitieron el resultado de su último enfrentamiento en La Albuera, una noche anodina de miércoles en el anonimato de la Tercera en febrero de 2020. Cientos de espectadores –y gracias– que se multiplicaron cuatro años después en Primera RFEF hasta los ... 2.796, incluido medio millar de zamoranos que coparon uno de los fondos supletorios. Presenciaron el nuevo estatus de sus equipos, que se repartieron los puntos en un duelo sin red que pudo caer para cualquier lado. Del local, que igualó y perdonó tras el descanso. Y del visitante, que llegó más entero al final ante un rival que acusó las bajas.

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Segoviana

Carmona, Silva, Abel Pascual, David López, Gabriel, Manu, Fernán, Berlanga, Javi Borrego, Tellechea y Davo.

1

-

1

Zamora

Fermín, Campabadal, Bolo, José Carlos, Sergio Nieto, Aleix Gorjón, Carlos Ramos, Rufino, Tresaco, Kike Márquez y Pitu Camacho.

  • Cambios Segoviana: Hugo Marcos por Silva (m.63), Juan de la Mata por Fernán (m.63), Rodrigo Sanz por Tellechea (m.63), Diego Gómez por Javi Borrego (m.79) y Pichu por Manu (m.79).

  • Cambios Zamora: Luis Rivas por Rufino (m.63), Pablo Clavería por Carlos Ramos (m.63), Joel Priego por Rafa Tresaco (m.72), Karlo por Pito Camacho (m.88) y Gonzalo Macho por Kike Márquez (m.88).

  • Goles: 0-1 Rafa Tresaco (m.31) y 1-1 Berlanga (m.44).

  • Árbitro: Jorge Tárraga Lájara(Castilla La Mancha). Amonestó con amarilla a Silva, Sanz y Tellecha por la Segoviana; a José Carlos y Kike Márquez por el Zamora.

  • Otros datos: Encuentro correspondiente a la séptima jornada del Grupo I de Primera RFEF, disputado en el Estadio Municipal de La Albuera ante 2.796 espectadores.

Muy a su pesar, Ramsés no tuvo que hacer muchas cábalas para el once. A un entrenador le gusta tomar decisiones, aunque deje a nombres ilustres en el banquillo, pero el segoviano saco de inicio a sus jugadores sanos. Por eficiencia y porque ningún partido compensar arriesgar la salud de nadie en una temporada de 38 jornadas. Con Rubén lesionado, repitió Gabriel en el lateral izquierdo, que se fue tocado. El hueco que no pudo llenar fue el del tercer centrocampista debido a las bajas de Astray y Llorente, así que retrasó a Borrego, todo un comodín táctico, con Tellechea y Berlanga en las bandas.

El Zamora repetía el once del 5-0 que le endosó el domingo anterior al Amorebieta y aplicó a medias su filosofía de presionar la salida de balón. Era la puesta de escena de un equipo con confianza, atreviéndose a los duelos, al pase más ambicioso, como el que filtró Carlos Ramos a Rufino. El asistente hacía honor al 10 que lleva en la espalda y orquestó el centro del campo, el sostén para unas hostilidades que llegaban por la izquierda, por las incisiones de Sergio Nieto en el lateral y la calidad de Rafa Tresaco, una pesadilla cada vez que encaraba con el balón cosido a los pies. No fue una tarde plácida para Silva.

El momento azulgrana

Los locales acumulan sus opciones tras el descanso en un tiro de Silva y en un cabezazo de Davo tras un centro letal de Berlanga

Era aún un partido de centro del campo, sin áreas, pero la Sego no se sentía cómoda. Se asomaba con algún centro lateral o con el olfato de Davo, siempre a un suspiro del robo letal. En sus pies cayó un caramelo, una vez que sus compañeros rompieron la presión, pero se limitó a un tiro forzado y no convirtió los números –le acompañaban tres camisetas azulgranas– en peligro.

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El paso de los minutos acumulaba el tráfico cerca de Carmona. Y llegaron los avisos, como la falta que sacó Tresaco tras atreverse en un dos contra uno ante Fernán y Silva. O la pared entre Aleix y Edu Campabadal, que conquistó línea de fondo y obligó a Manu a un corte salvador. Demasiado proyectil sin detonar. Hasta que explotó. Desde la izquierda, como decía el guion, puso Nieto un envío lejano en segunda jugada que Pito Camacho peleó con todo ante Gabriel y Abel Pascual en el punto de penalti. De ahí salió una prolongación que Tresaco persiguió hacia el palo largo como si alguien le hubiera chivado la película. Y cabeceó a placer el 0-1.

La Sego volvió a limitar daños, con Tellechea sacrificando la amarilla tras un frenazo en seco de Campabadal junto a la línea de fondo. Con el tiempo, su equipo fue creciendo en el juego posicional, con más presencia de Fernán y Manu hilando más fino El primer aviso lo firmó Silva, que remató de primeras un envío al segundo palo de Gabriel y felicitó a Fermín por la intervención. A la siguiente, solo pudo mirar. Davo sacó una falta en la frontal tras ganar un balón de espaldas. Pitó el árbitro y Berlanga se quedó el balón, aquello no era negociable. El zurdazo tenso del madrileño se coló entre la porosa barrera del Zamora, que no solo dejó pasar la pelota, sino que la desvió para anular a su portero. El gol psicológico al filo del descanso cayó esta vez del lago gimnástico.

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Los cambios

El Zamora subió enteros en la última media hora con Clavería o Karlo ante una Sego en la que debutó Sanz y repitió Pichu

Detalles que cambian guiones. La Sego salió de vestuarios con el papel de agresor y generó una ocasión tras otra. Transiciones como la de Tellechea, que remató alto y dejó a Berlanga esperando el pase. El robo de cartera de Campabadal a Davo cuando el gallego sentía el gol en su bota. Tendría otra Tellechea tras un tiro en semifallo que atajó Fermín. Hasta aquí, los avisos. Porque hubo dos de alerta roja. Silva remató desde el punto de penalti una secuencia entre Borrego y Gabriel, que sirvió el pase de la muerte: el disparo raso lo sacó sobre la línea de gol Fermín, como un portero de fútbol sala, pero el lateral fue con todo a por el rechace, sin suerte, y le dejó maltrecho. Después, la obra de arte sin mecenas: Berlanga quebrando a dos rivales antes de servir un envío perfecto al punto de penalti para Davo, que giró el cuello para cruzar el balón, pero no cogió meta por centímetros.

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El movimiento de los banquillos alivió al Zamora, con Edu Clavería como revulsivo. Un dolor de muelas para la zaga azulgrana, que salvó su asociación con Tresaco, de la que emanó un servicio raso al área chica con toda la pólvora del mundo. Fue la más clara de un Zamora que pidió cuatro penaltis con su público como jurado sin que ninguno tuviera fundamento. Ramsés puso a De la Mata la media hora que tenía en su parte médico, hizo debutar a Rodrigo Sanz, dio minutos a Pichu por segundo partido seguido y agotó los cambios con Diego Gómez sin retirar a Davo. Pilas renovadas y dos delanteros para buscarla victoria.

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Pero el banquillo del Zamora fue mejor y rozó el 1-2, que pudo conseguir Clavería con un latigazo lejano, probando los reflejos de Carmona, que se la quitó de encima como pudo. El descuento fue una agonía con Karlo como protagonista, que no embocó una prolongación letal de Nieto –el lateral que conquistaba línea de fondo como si fuera el minuto 1– ni sorteó la figura de Abel en una contra que mandó alta. El último de muchos sustos sin muerte.

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