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Dos tercios de los residuos del contenedor marrón son materia orgánicaLos resultados de los primeros meses de utilización del contenedor marrón en Segovia no son buenos. La valoración de la Concejalía de Sostenibilidad Ambiental del ... Ayuntamiento de la capital se basa en el porcentaje de materia orgánica depositada en los 220 contenedores instalados en todos los barrios, incluidos los incorporados y la entidad local menor de Revenga. El objetivo final del proceso de dotar de una segunda vida a los residuos no se cumple porque para hacer compostaje es necesario que el 80% de lo que llega a vertedero sea en efecto materia orgánica. Es decir, solo admite un 20% de errores.
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Los últimos cribados –los que realiza cada quince días una empresa especializada– dejan el dato entre un 65% y un 67% de materia orgánica desechada en los contenedores marrones. Hay mejora con respecto a los primeros estudios llevados a cabo justo después de la implantación del sistema, en noviembre del año pasado. Aquellas comprobaciones rondaban solo el 50%. Por lo tanto, queda bastante trecho por recorrer para alcanzar el objetivo. Por la experiencia previa en otras ciudades, es un camino que cuesta transitar.
Más allá del porcentaje, del uso efectivo que hagan los vecinos de esta herramienta, el dispositivo marrón de recogida de restos orgánicos se instaló para quedarse porque supone la aplicación de una directiva europea sobre gestión de residuos.
El nuevo contenedor llegó al servicio municipal de recogida de basura como parte de la ampliación del contrato con FCC, la empresa adjudicataria, para cumplir la Ley de Residuos estatal, en vigor desde abril de 2022, con la exigencia para los municipios de más de 5.000 habitantes de llevar a cabo la recogida separada de biorresiduos de origen doméstico. Lo dice la norma.
«Como todas las cosas nuevas, los principios son difíciles y la gente se tiene que ir acostumbrando poco a poco a este nuevo contenedor y a una forma de utilización que a lo mejor resulta algo más compleja», opina el concejal de Sostenibilidad Ambiental del Ayuntamiento de Segovia, Gabriel Cobos. Frente al vidrio o el cartón, el edil habla de una selección menos evidente. El Consistorio de la ciudad lleva a cabo los cribados a través de una empresa con la que ha firmado un contrato de un año. La consecuencia es que esos «porcentajes tan malos» hacen que los residuos vayan directamente al vertedero.
El proceso consiste en el pesaje y en la distinción de cada tipo de residuo a través de un informe detallado. Se hace de forma manual, con operarios que van separando los deshechos. Y por áreas: el último analizó los porcentajes de la zona centro.
En esos cribados, el Ayuntamiento ha detectado un mal uso del sistema por parte de establecimientos como algunos hoteles o residencias. Lo saben porque aparecen en los contenedores inspeccionados zapatillas de ciertos alojamientos con su publicidad o pañales de gran tamaño. Así pues, la respuesta es contactarles, pues son grandes productores de residuos.
«En la basura se encuentra mucha información», resume Gabriel Cobos. El primer paso es la advertencia verbal a través de visitas en las que se les informa de que están haciendo un mal uso. «Antes de establecer ninguna sanción, primero informamos, que hablen con sus empleados de la forma correcta en que se tienen que utilizar estos contenedores», incide el concejal. Es una labor individualizada: según lo que aparezca en el cribado, visitan al comercio de turno.
El Ayuntamiento se fija en la evolución de ciudades con más experiencia en esta causa de la recogida selectiva de residuos orgánicos de origen doméstico. Una de ellas es Barcelona, que lleva dos decenios con el sistema en vigor. «Preguntamos mucho a estos Ayuntamientos cómo están trabajando, cómo fueron sus primeros años», asegura Cobos. También se busca la suma de esfuerzos, como a través de una visita a Getafe, población madrileña que está en un punto parecido al de Segovia.
«Casi todos coincidimos en que son experiencias negativas. No se hace un buen uso, cuesta muchísimo que la ciudadanía se conciencie. Los resultados a nivel nacional son malos», pone de relieve el representante municipal. El resumen de esos conocimientos compartidos es que muy pocas ciudades llegan a ese 80% para compostaje.
Con todo, el uso del contenedor marrón no es residual. «Se tiran bastantes cosas, estamos hablando de toneladas», parte de esta premisa el concejal segoviano. «Obviamente es el residuo con menos cantidad en comparación con cartón, vidrio o el gris. ¿Está infrautilizado? En algunos sitios sí; en otros, no». La lectura que se extrae es que se utiliza menos en el casco histórico, pero en larte es achacable a un segmento de los habitantes de esta zona de la capital, como inquilinos de pisos turísticos o de universitarios. En cuanto a los establecimientos como hoteles o restaurantes, sí que los usan. «Y esos son grandes generadores de cantidad» de desechos, apunta Gabriel Cobos.
Si su uso no es correcto, el marrón sería en la práctica un segundo contenedor gris –pues su contenido acaba también en el vertedero– con el gasto extra de los cribados. «Tienes que recoger otro contenedor, tener más personal y un camión específico para que trate esa materia; pero esto no es una idea del Ayuntamiento, sino que es una imposición de la Unión Europea y hay que cumplirla», arguye el concejal de Sostenibilidad Ambiental.
«Es lo que tenemos y con esto tenemos que trabajar», apostilla. Si se llegara a la cifra idónea del 80%, queda por ver qué se haría con ese compostaje: si se regala o se comercializa.
El uso responsable de los residuos no solo cuida el planeta, sino el bolsillo. «Hay que tratar de que vaya la menor basura posible a vertedero. Si va más cantidad, pagaremos más impuestos. Y eso nos va a repercutir en la tasa de basuras», reflexiona el representante municipal. Cobos señala que «si tiramos 4,5 toneladas en lugar de 5, la factura será menor. Europa penaliza no reciclar».
A partir de esta premisa, el edil llama la atención sobre las subidas «bestiales» en las tasas de muchos ayuntamientos. «Y las informaciones que tenemos es que nos van a seguir subiendo los impuestos sobre vertederos», advierte.
Según se mire la botella, hay razones para la esperanza o para el pesimismo. En apenas cuatro meses se ha pasado del 50% al 65% de materia orgánica depositada en los contenedores marrones de la ciudad; pero el siguiente nivel es una especie de más difícil todavía. «Cuanto más alto sea el porcentaje, más complicado es subir. Nuestro objetivo es llegar. De una forma u otra, tenemos que intentarlo. A todos nos cuestan los cambios; esperemos que la ciudadanía poco a poco vaya haciéndose a ello», subraya el concejal segoviano.
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