Sara Díaz Naranjo, uróloga
La disfunción eréctil no elimina los orgasmos: «Hay que ser más imaginativos»Sara Díaz Naranjo, uróloga
La disfunción eréctil no elimina los orgasmos: «Hay que ser más imaginativos»La uróloga Sara Díaz Naranjo es muy gráfica en sus consultas del Hospital General de Segovia: hace una peineta para explicar que el tumor se ha hecho resistente a la castración. «Soy una concienciada de que el paciente tiene que entender lo que le pasa, ... dónde estamos y cuáles son los siguientes pasos, porque sino, no se compromete con el tratamiento». Un tema crucial en sus citaciones es la disfunción eréctil, un efecto secundario en casi todos los cánceres de próstata. Por eso, esta doctora en realidad no es solo una uróloga en el sentido más técnico de la palabra, sino que asume un rol de acompañante: tan importante es curar el cáncer como adaptarse a una nueva vida. «Les animo a explorar otras vías de sexualidad, porque no termina en la penetración. El orgasmo va por otras vías que no están relacionadas con ella, así que la mayoría son capaces de seguir teniendo orgasmos, lo que pasa es que hay que ser un poco más imaginativos», señala de manera pedagógica.
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La cirugía para frenar un cáncer consiste en quitar la próstata y las vesículas seminales; en los casos más graves, también se extirpan los ganglios de la zona cercana. La próstata aporta el componente líquido del semen, pero no produce en sí misma las erecciones, sino unas estructuras llamadas bandeletas neurovasculares –los nervios que conectan con los cuerpos cavernosos del pene que se llenan de sangre– que 'abrazan' a la próstata.
Después de los tratamientos, hay fármacos que mejoran la calidad de las erecciones, desde la conocida viagra a las inyecciones o, en los casos más extremos, una prótesis de pene.
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La lógica de Urología es modular la agresividad de los tratamientos para mantener al máximo la calidad de vida. «En pacientes más jóvenes que tenían una calidad de la erección previa muy buena intentamos conservar la mayor parte de las estructuras», señala Díaz Naranjo. Pero hay veces que el tumor está tanto en la próstata como en las bandeletas. «No se puede conservar, por criterios oncológicos. Nos dejaríamos tumor», apunta en este supuesto. Pese a que la disfunción eréctil es la norma, solo una minoría residual –menos del 5%– es incapaz de tener orgasmos.
La uróloga enfoca el trabajo pedagógico al antes. «Hay muy poca educación sanitaria acerca de la actividad preventiva en el cáncer de próstata. No se ha hecho ningún tipo de educación y el paciente solo acude cuando tiene problemas para orinar», comenta. Es decir, cuando el crecimiento de la próstata comprime la uretra. «El chorro es más flojo, intermitente, gotea al terminar, me levanto varias veces por la noche cuando antes no lo hacía». Pero solo uno de cada cuatro cánceres da síntomas.
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