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Tradicional zapatería de la capital segoviana busca relevo ante la inminente jubilación del dueño. A. de Torre

Diez años de crisis encadenadas borran del mapa 541 comercios segovianos

Las tiendas tradicionales se ven impotentes a la hora de competir con las plataformas de venta 'on-line' y afrontar los sobrecostes

Jueves, 2 de febrero 2023, 10:05

Verjas bajadas; escaparates que solo muestran el polvo acumulado; luminosos apagados y cojos de letras; carteles de 'se alquila' o 'se vende', y hasta pintadas que afean aún más el abandono de la fachada. No son estampas ocasionales. Por desgracia, en la provincia el álbum ... de la desaparición del pequeño comercio tradicional colecciona más casos de negocios que sucumben tanto en el medio rural como en el corazón de la capital segoviana.

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El Instituto Nacional de Estadística (INE) revela la pérdida de 541 empresas en los últimos diez años. Entre 2013 y 2022, el parque de tiendas ha menguado un 11,2%. De las casi 4.800 que había hace ahora un decenio, se ha pasado a las 4.255 con las que se despidió el último curso.

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Pese a la cascada de clausuras, su representatividad en el engranaje económico sigue siendo elevada. De las 10.850 compañías activas registradas al cierre del año pasado en la provincia, el 40% se circunscriben al ámbito comercial. Cuando hace tres años se renovó el convenio colectivo, estos negocios daban trabajo a 8.800 personas en Segovia.

Hay otras piezas del motor económico provincial que, en términos relativos, se han desangrado más que el comercio. Por ejemplo, la construcción; sin embargo el 'ladrillo' ha transitado por valles y también se ha propulsado a algunas cimas de recuperación. El comercio, por contra, encadena diez años consecutivos de hemorragia. La mayor sangría se produjo entre 2018 y 2019, cuando desaparecieron casi mil empresas.

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«La mayoría del pequeño comercio que intenta vender a través de Internet fracasa»

Roberto Manso

Presidente de Fecose

Roberto Manso, presidente de Fecose, una de las dos asociaciones sectoriales en la provincia, recuerda que el detonante de la tendencia de cierres se retrotrae a la crisis financiera generalizada desencadenada por el estallido de burbuja inmobiliaria, en 2008. Aquella zozobra aún repercutía en el comercio segoviano cuando irrumpió el coronavirus al inicio de 2020. Ahora, la escalada de costes, la inflación y la guerra en Ucrania han recogido el testigo de la incertidumbre. «A nivel nacional, y Segovia sigue esa misma línea, la mitad de los comercios han tenido que cerrar desde la crisis de 2008», apunta Manso, quien califica de «alarmante» la persistencia de la curva descendente en la evolución de este parque empresarial.

La pandemia acentuó y aceleró los cambios de hábitos y de consumo, un escenario nuevo que engulle a las pequeñas tiendas, a pesar de los intentos por modernizarse y no perder el tren tecnológico. «La mayoría del pequeño comercio que intenta vender por Internet fracasa», lamenta el presidente de Fecose, quien añade que «ni siquiera hay franquicias o medianas superficies que soportan la bajada de márgenes y acaban cerrando sus tiendas físicas».

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«No hay intención política de salvar a un sector que se ha convertido en una moneda de cambio»

Manuel Muñoz

Presidente de ACS

Por su parte, el responsable de la Agrupación de Comerciantes de Segovia (ACS) esboza las razones detrás de que la provincia acabe cada año con menos negocios abiertos. «Están los que cierran porque económicamente no pueden superar la situación», señala Manuel Muñoz, quien también da cuenta de aquellos comercios que echan la verja «porque el dueño se jubila y no hay un relevo ni por parte de los hijos, de empleados o de terceras personas». El representante reclama a las administraciones que, precisamente, faciliten el paso del testigo.

Cuando Muñoz reivindica apoyo institucional se refiere a que «debería de haber un plan estratégico de ocho a diez años vista»; pero el responsable de ACS se queja de que «no hay intención política para salvar» al comercio tradicional. «Se ha convertido en una moneda de cambio que va y viene», lamenta.

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Asume las dificultades impuestas por las coyunturas económicas y sociales. Los sobrecostes de la luz o de la energía y sobre todo la inflación que castiga la capacidad de consumo de los hogares «se han llevado por delante» establecimientos. «El dinero no está en la calle», remacha Muñoz.

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