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Dos años atrás, Diego Gómez afrontaba su lesión de rodilla con resignación, pero sin perder la sonrisa. Una sonrisa que estos días es todavía más amplia, puesto que acaba de comenzar a trabajar para ser pieza importante en un proyecto como el del Fuenlabrada. «Quién me iba a decir a mí hace unos cuantos meses que iba a estar donde estoy».
La opción de salir pero no irse demasiado lejos de casa la priorizó frente a otras ofertas que llegaron, incluso de fuera de España. «Sí, me ha llegado alguna oferta del extranjero y dices ¡madre mía! Pero no la pensé mucho, la verdad. Lo tenía medio hecho con el Fuenlabrada». Un club que fue el primero en interesarse por él y una decisión que en la Gimnástica Segoviana todo el mundo ha entendido. «Todos me han apoyado en la decisión. Es verdad que para mí no ha sido fácil porque creo que como en este vestuario y con lo familiar que es este club, imposible estar más a gusto. Ha sido mi casa y lo va a ser».
Los doce goles de la temporada pasada, el mejor nivel que jamás había mostrado Diego Gómez, no podía pasar desapercibido. Aunque la base de todo ello está más atrás, en la recuperación de su grave lesión. «Hace un año era impensable para mí. Es verdad que recuperé mucho esa pretemporada, porque venía de un año en blanco y me lo curré mucho, pero no pensaba que iba a salir esta temporada. Pensaba que iba a ser el delantero suplente. Llevaba siendo suplente todos estos años y venía de una lesión, de un año sin jugar y encima fichan al 'Toro', que es espectacular. Al final la pretemporada se me dio muy bien, también creo que el 'Toro' me ayudó mucho, Ramsés confió mucho en mí y empezó a salir bien la temporada. En la segunda vuelta sí podía tener expectativas de que este verano me iban a llegar ofertas. Pero la verdad es que no lo pensé hasta que empezaron a llegar ahora en verano».
El durísimo trabajo para recuperarse hizo que se conociera mejor a sí mismo. Le hizo más fuerte y supo rodearse de gente que le ayudó en el camino. Por eso también le ha costado poner un punto y aparte en su carrera y dejar la camiseta que estrenó con apenas ocho años, después de haber jugado en el Rayo Vallecano siendo muy pequeño.
A Gómez no le ha dado tiempo aún ni a comprobar la subida de nivel entre categorías, ni a ver la calidad de los jugadores que tiene en el vestuario. Lo que sí ha interiorizado es que su nuevo club parte de valores que le suenan: «No es un club como el Depor o el Málaga, es muy familiar. El cuerpo técnico viene con muchas ganas. Nos han insistido mucho en trabajo y humildad, sobre todo». Es por eso que no han hablado de objetivos más allá del famoso partido a partido. Tampoco se ha planteado el delantero objetivos. «Hay que ir viendo. Creo que es clave hacer buena pretemporada para empezar bien y coger confianza, sentirte a gusto. Al final estás acostumbrado a jugar toda la vida con los mismos jugadores, nos conocemos. Ahora es un cambio, hay que adaptarse. Que llegue el primer partido de pretemporada y meter un gol. Esa es la expectativa», afirma
¿Podrá marcar doce goles también Primera RFEF? «Por qué no hacerlo. Es adaptarse, es una categoría nueva para ti, pero yo creo que estoy capacitado. Llevo mucho tiempo detrás de ser profesional y hay que aferrarse a ella como sea. Y hay que hacer buen año, que seguramente lo voy a hacer y porqué no meter 10 ó 12 goles, o más». Para alguien con 24 años, que sabe que va a terminar siendo maestro porque es para lo que se ha formado, la posibilidad de ser profesional del fútbol un tiempo es única. Y la confianza del Fuenlabrada, que le ha firmado por dos temporadas, es un salto con red.
A la Gimnástica la sigue de cerca porque «no voy a jugar en la Sego, pero soy de la Sego». Y Gómez tiene la sensación de que el club ha hecho un buen trabajo con los fichajes. Especialmente le gusta la llegada de Dani Segovia, su sustituto, un jugador al que conoce y al que ha estudiado para mejorar su juego. «Va a dar un montón. En el área es decisivo. Por la forma de jugar, Ramsés busca a veces el juego directo y en eso es de lo mejor que hay en la categoría».
Sólo los muy cercanos a Diego Gómez saben que él no siempre ha vestido la camiseta de la Gimnástica. Al club llegó con 8 años y a jugar a fútbol sala, cuando ya había empezado a jugar a fútbol 7 y a entrenar en arena con la camiseta del Rayo Vallecano con seis años. Es más, durante una semana estuvo entrenando con el Quintanar, «pero mis padres deciden que era mejor irme a la Sego».De delantero no jugó hasta llegar a juveniles, donde su entonces entrenador, Javier Jadraque, decidió darle la oportunidad de hacer goles. Torneos no ganó ninguno, «siempre quedábamos segundos o terceros», aunque sí que resultaba elegido cada mes de junio como el mejor jugador de su equipo en una tradición que echa de menos que el club la recupere. Dieciséis años de su vida vestido de azulgrana que le han convertido en uno de los jugadores más queridos y más representativos para la afición segoviana.
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