![El autor, con la concejala de Turismo y la alcaldesa, junto a la estatua.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201901/23/media/cortadas/inauguracion-diablillo-tanarro-08-kXfE-U703675814540mE-624x385@El%20Norte.jpg)
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La controvertida estatua del diablo que alude a la leyenda de construcción del Aueducto de Segovia está ya colocada en su emplazamiento definitivo en la calle de San Juan. Unos días después de que el Juzgado de lo Contencioso Administrativo desestimara la petición de que se supendiera la instalación de forma cautelar, solicitada por la Asociación San Miguel y San Frutos, el Ayuntamiento de Segovia ha inaugurado este miércoles por la tarde la escultura, donada por el escultor José Antonio Abella y financiada por el empresario José Luis Herrera, «sin coste alguno para las arcas municipales», ha remarcado la alcaldesa, Clara Luquero. Medio centenar de personas han asistido a la presentación oficial y han sido la alcaldesa y el autor los primeros en hacerse un selfie junto a la escultura, seguidos por varios de los asistentes.
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La estatua del diablo Segodeus tiene un metro y setenta centímetros de altura, está situada en la parte alta de la calle San Juan, desde la que se accede al barrio de los Caballeros y a la zona este del recinto amurallado, y el objetivo, según han explicado la alcaldesa y la concejala de Patrimonio y Turismo, Claudia de Santos, es canalizar los flujos turísticos hacia esta zona de la ciudad, mediante un elemento que atraiga a los visitantes hacia la escultura para hacerse una fotografía con el Acueducto de fondo.
Clara Luquero, alcaldesa de Segovia
Luquero ha comentado tras descubir la escultura, instalada este miércoles por la mañana, que «este diablo simpático invita a hacerse un selfie a los segovianos y a quienes nos visiten», y ha explicado que el Ayuntamiento ha pretendido dos cosas, «evocar la leyenda que forma parte de la memoria colectiva de los segovianos y que es un elemento de nuestro patrimonio cultural inmaterial» y, por otro lado, «contribuir con este divertimento a diversificar los flujos turísticos, a fomentar un segundo eje turístico, paralelo al principal, que estimule la visita al barrio de los Caballeros, que tiene unos valores patrimoniales muy interesantes».
La alcaldesa ha subrayado que «nunca hemos pretendido ofender la sensibilidad religiosa de nadie», pero ha añadido que «tampoco estamos dispuestos a doblegarnos ante las imposiciones que brotan de la intransigencia y la intolerancia». Luquero ha agradecido al escultor, «en nombre de la ciudad de Segovia, este gesto de generosidad», desde su punto de vista sin que mucha gente lo haya comprendido.
Para Luquero, las críticas y la oposición a la escultura, que han partido sobre todo de la asociación San Miguel y San Frutos y del partido político Vox, son «han sido ganas de armar follón con un gesto tan sencillo, cuando tenemos otros temas sustanciales para debatir y trabajar por la ciudad».
La estatua representa al diablo 'Segodeus', según ha remarcado la alcaldesa, sentado sobre un sillar semejante a los del Acueducto, con las tenazas de cantero y haciéndose un selfie, y «en el momento en que es burlado por la moza», porque simboliza la última piedra que le faltó colocar para terminar la construcción y no pudo cumplir la promesa de terminarlo en una noche que le daría el alma de la joven. «Para mí la moza representa la astucia de los segovianos que han burlado al diablo, que es un elemento de la iconografía cristiana del rómanico y el gótico al que estamos muy acostumbrados», ha incidido Luquero.
El escultor ha explicado que para realizar la estatua no se inspiró en el personaje viperino que engaño a Eva y «tampoco es el amante despechado que regalaba collares de oro a Santa Pelagia ni el diablo con apariencia de hermoso joven que intentaba seducir a Santa Justina, sin éxito, ¿qué me hubieran dicho si hago un diablo como un efebo joven y seductor». Tampoco es el diablo monstruoso descrito por Dante en la 'Divina comedia', ha indicado, sino que está inspirado «en multitud de representaciones que aparecen desde la Edad Media hasta Goya».
Ha querido el autor que la nueva estatua turística de Segovia «se pareciera al demonio pintado por Giotto en la capilla de los Scrovegni de Padua, muy barrigudo también», como así le describe Rabelais, y según ha señalado, «un demonio que ha vivido tantos siglos en la tradición de Segovia no ha podido pasar hambre». Por eso ha representado «una caricatura» del diablo «venido a menos, que si a alguien debería ofender es al propio diablo, que ni conquistó el alma de la moza ni consiguió arrebatar a los romanos el mérito de la construcción del Acueducto».
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