Secciones
Servicios
Destacamos
El Viveros Herol Nava termina esta noche, a las 21:30 horas, la primera vuelta con su cita de rigor ante el juez de sus permanencias. El Anaitasuna ha sido su último rival en las dos temporadas que ha completado en Asobal —la de 2019- ... 2020 acabó antes del tiempo por el covid— con sonrisas y lágrimas: la salvación de 2021 y el descenso de 2022, que supuso un punto de inflexión para el club, una etiqueta que pone Carlos Villagrán, entonces capitán y ahora segundo entrenador. «Igual la rueda iba demasiado deprisa y se frenó en seco. El descenso ha sido un reto como club, para volver a ilusionarnos. Nos levantamos desde el día siguiente y eso nos ha llevado otra vez a estar aquí». El calendario es caprichoso y ambos vuelven a vérselas en el último capítulo, aunque en esta ocasión cambia el orden; hoy en Nava de la Asunción y el 25 de mayo, en Navarra.
Noticia relacionada
Luis Javier González
Aquel descenso fue la consecuencia a una segunda vuelta desastrosa de cuatro puntos por los 16 cosechados en la primera. El Nava dependía de sí mismo, pero no fue rival para un Anaitasuna muy superior. Fue un disgusto distinto para Villagrán, que pone por encima de todos ellos la final fase de ascenso a Asobal de 2018 en el pabellón Pedro Delgado que perdieron ante Sinfín. «Pusimos muchísima ilusión, salió todo a pedir de boca menos el resultado. Cuando estás en Asobal, te duele muchísimo porque había mucha gente trabajando para llegar ahí. Fue duro también, son sensaciones muy diferentes».
El análisis de Villagrán es que el descenso se certificó aquel día, pero se cimentó antes. «Tuvimos mucho tiempo de dar la vuelta a la tortilla». A diferencia del año anterior, en el que los segovianos vencieron a los navarros en la última jornada para asegurarse un año más en Asobal, aquel vestuario no encontró la tecla. «No jugamos un partido de la trascendencia que tenía para nosotros. El año anterior demostramos que íbamos a matar por ganar y creo que nos faltó ese punto de agresividad». Anaitasuna, sin nada en juego, estuvo a la altura. «Tuvieron un comportamiento ejemplar. Plantear el partido con toda la seriedad del mundo me parece lo más respetuoso hacia el rival. No me gustaría que vinieran a pasar el día. La responsabilidad era nuestra».
Cuando terminó el partido, con un 28-36 en el marcador que no dejaba dudas y la salvación del Sinfín, que no dependía de sí mismo, Nava de la Asunción vivió un ejercicio de luto compartido. Villagrán agradece el comportamiento de sus rivales. «Fueron muy respetuosos, la verdad. Para ellos era una situación complicada, tenemos buena relación y hasta amistad con algunos. No es agradable ver a un compañero en esa situación». Lo que más viene a la cabeza del entonces capitán fue la respuesta del público. «Recuerdo muchísimos ánimos por parte de toda la afición. Estás un poco despistado, hay muchísimas emociones. Me quedo con esos abrazos de verdad, que en un momento bastante delicado la gente estaba a tu lado».
Villagrán habla de un momento «bastante desagradable» en el vestuario que puso al club ante una disyuntiva de futuro. «Había que tomar muchas decisiones. Si seguíamos apostando o bajábamos un punto y estábamos en Plata. Se dio todo a pedir de boca porque pudimos mantener al equipo y muchos jugadores quisieron afrontar este reto con nosotros». Pero aquella noche pudo marcar un fin de ciclo. «Se pueden dar todos los escenarios. Lo bueno es que nos encanta ilusionar a la gente y empujar nuestro techo, aunque quizás cada vez esté más cerquita».
Tras retirarse el curso pasado y asumir su puesto en el cuerpo técnico de Álvaro Senovilla, el calendario dio a Villagrán una tercera cita con los navarros, de nuevo en la última jornada. «Claro que lo piensas, pero luego te evades. Empieza una nueva temporada y para llegar a ese último partido han pasado muchísimos antes. Creo que lo estamos haciendo bien, que los chicos se centren en el próximo partido». Cinco victorias en casa y tres partidos seguidos sin perder. Con 13 puntos en 14 jornadas —ocho por encima del descenso— el objetivo es llegar salvados a la última jornada. «Sería maravilloso».
El técnico del Nava, Álvaro Senovilla, pide a sus jugadores «darlo todo» en el último partido del año y llegar «con buenas sensaciones» a un parón que durará hasta el 3 de febrero. El bagaje de 13 puntos —suma nueve los últimos 14 en juego— vale para ser décimos y le da «mucha tranquilidad y satisfacción» de cara a enfrentarse al Anaitasuna, que parte en sexto lugar y al que igualarían con un triunfo. «Estamos por encima de los objetivos que nos habíamos planteado al principio del año»El Nava ha dejado en sus cinco victorias a los rivales por debajo de los 30 goles. El técnico no cree que los marcadores bajos sean un imperativo, aunque sí una ayuda. «Somos capaces de jugar a grandes ritmos y a también a ritmos más bajos, pero creo que sí, estaríamos más cómodos».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.