Detenido en la Calle de los Bares 'El lagartijo', huido tras el asesinato de un hombre en San Millán

Comenzó entonces una búsqueda que se alargó un día y medio y de la que se dio aviso a las fuerzas de seguridad de otras provincias, aunque finalmente el sospechoso fue localizado en Segovia.

El operativo de búsqueda fue discreto. Desde el primer momento se barajó la hipótesis de que el hombre no había abandonado la ciudad y podía esconderse en la casa de algún conocido. Por ello, la vigilancia fue constante pero sin levantar un gran revuelo, con la intención de que el sospechoso diera un paso en falso. De hecho, y al contrario de lo que ocurre en otras búsquedas, la Policía Judicial descartó difundir su descripción para recabar la colaboración ciudadana. Estaban convencidos de que estaba en Segovia y confiaban en dar con su paradero en cuestión de horas.

Las labores de rastreo se centraron en barrios como San José o San Lorenzo, donde 'El lagartijo' era visto con frecuencia. De hecho, desde un establecimiento del barrio situado a orillas del Eresma se alertó a la Policía de la posible presencia del sospechoso, de la que se había percatado un vecino que le conocía.

Finalmente fue localizado a escasos metros de la Plaza Mayor. Con vaqueros oscuros, una camiseta negra y una gorra azul, el principal sospechoso de la muerte de Abel Hernando Boullosa llevaba en el momento de la detención la mochila roja que, según vecinos de San Millán, era buscada durante la noche por la Policía durane su rastreo por el barrio.

Según relatan testigos de su detención, se encontraba a las puertas de la Gerencia Territorial de Servicios Sociales, al parecer haciendo cola con unos papeles en la mano, cuando fue localizado por dos motoristas de la Policía Local, que en un primer momento pasaron de largo. Pero lo habían visto. Pararon unos metros más adelante, al final de la calle, y comprobaron que era el hombre al que estaban buscando por toda la ciudad. El sospechoso, ante la presencia policial a escasos metros, empezó a dar señales de nerviosismo. Trató de dar la espalda a los agentes y de ocultarse entre los coches allí aparcados.

Pero lo habían identificado. En apenas un par de minutos, llegó un coche de la Policía Nacional y los agentes se dirigieron hacia él. Mientras varios registraban sus enseres, otro le preguntaba qué había ocurrido en la casa de la calle Velódromo la noche del miércoles. Cada vez más nervioso ante el aumento de presencia policial en la calle, fue finalmente reducido por varios agentes, en medio de gritos e insultos a los policías. Introducido en la furgoneta de la Policía Nacional, fue trasladado a la Comisaría.