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El vestuario de la Gimnástica Segoviana no deja que uno de los suyos se vaya sin hacer ruido. En el contenedor de obra convertido en sala de prensa en el que Javi Marcos comparece por última vez retumban manotazos como si aquello fuera una peña. El «potro desbocado» en el que Ramsés Gil se fijó cuando defendía al CD La Granja hizo ayer oficial su marcha ocho años después como uno de los grandes defensas del club, capaz de sostener la comparación con Chema o Anel. El chico del que Abraham García, que le entrenó entre 2016 y 2018, dijo que era uno de los pocos de la plantilla que podía vivir del fútbol acabará viviendo de otra cosa. Le esperan cinco meses de formación en la Academia de Ávila para incorporarse a su plaza de policía local en El Espinar. No es un adiós, porque espera volver. Y no descarta hacerlo la próxima temporada.
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Luis Javier González
Ramsés habló de noticia esperada pero traumática. «Al final es un jugador que ya ha creado un poso. No sé si la palabra leyenda es acertada, pero es importantísimo en la historia del club y alguien que a día de hoy estaba en un nivel altísimo». Le compara con Anel o Chema, jugadores con lo que compartió vestuario. «Incluso está por encima de ellos porque ha estado en las etapas donde el club ha estado más arriba. Se gana por derecho propio estar en este top-3 o top-5». Más allá de la pérdida «sensible» a nivel deportivo, habla de un «hueco difícil de rellenar» en lo personal. «Le voy a echar de menos».
El de San Lorenzo ha pasado de ser «un jugador con un potencial brutal a ser un futbolista con un poso ya de elite». El técnico no cierra la puerta, pero le avisa del peaje de estar alejado mucho tiempo del balón. «Si pierdes el paso, luego no vuelve a ser nunca lo mismo. Si le permiten compaginarlo, sería una buena noticia para él y para el club en el que estuviera. Aquí o en cualquier otro lado». Se repite un año después la escena de Adrián Pérez, otro fijo azulgrana que se fue tras aprobar una oposición en Renfe. «Al próximo que oposite le rompemos el contrato», bromeó.
Javi Marcos está asimilando su nueva vida desde que recibió la llamada el lunes por la tarde de El Espinar que lo cambió todo. Lo primero que hizo fue avisar a sus padres. Acto seguido, al club para que diera luz verde a su reemplazo. «No te tenido tiempo de gestionarlo, ha sido todo improvisado. Es una mezcla de sentimientos encontrados. Muy contento, he podido conseguir lo que quería después de mucho esfuerzo». Su balance habla de un crecimiento personal. «Me quedo con haber ayudado a progresar al club que me lo ha dado todo. Ha sido parte esencial de mi vida».
Frente a las lágrimas de Adrián, Javi Marcos mantuvo su coraza y se niega a despedirse del todo. «No soy de emocionarme, soy una persona bastante dura en ese aspecto. Lo primero que voy a hacer en cuanto llegue a Segovia es venir a verles. Como le dije al míster, voy a estar al lado del equipo durante todo el año. Los sábados, los domingos que juguemos en casa, los domingos que juguemos cerca. No voy a separarme de ellos en mi vida».
Y dio por bueno ese apelativo de potro desbocado. «Mejor que Ramsés no me conoce nadie y mejor no me ha podido describir». Con sus compañeros escuchando, no cerró la puerta al regreso. «Voy a un sitio en el que me van a dar todo tipo de facilidades, sabían a qué me dedicaba. Mi intención es, si me lo permite el trabajo, volver en algún momento, sin ninguna duda». Aunque su capitán, Manu, le soltó la penúltima broma. «Hay fichaje Javi, ya no tienes sitio». El día les brindó una foto idílica en La Albuera. Después, a entrenar. Sin sentimientos, porque la rueda sigue. Por eso les dijo a sus compañeros: «Venga, que hay que ganar al domingo».
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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