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«Notamos que hay interés por parte de grupos de personas, compañeros de trabajo o no, que quieren juntarse y preguntan por los menús. El año pasado fue muy malo», dice el presidente de Hotuse-AIHS, la patronal de hostelería, Jesús Castellanos. «La gente está ... deseosa de celebrar, juntarse y olvidar los malos ratos. Así que esperamos que las Navidades vayan muy bien», corrobora Marisa Duque, del restaurante Duque.
La Navidad está a la vuelta de la esquina, y los restaurantes de la ciudad ya están cerrando reservas para la cenas de empresa y familiares. Muchos tienen los días más señalados completos al cien por cien. De hecho, para Navidad, Nochebuena, Nochevieja y Año Nuevo quedan muy pocas opciones, especialmente en los grandes restaurantes. «Tenemos muchísimas reservas, de grupos de empresa, de amigos y de familias. Para las cenas de empresas hemos elaborado incluso un menú especial. La reserva más cercana en el tiempo corresponde al viernes 17 de diciembre, pero habrá más, seguro, porque se nota verdadero interés, y creo que se va a trabajar muy bien», añade Duque.
Idéntico movimiento ha notado Óscar Calle, de Venta Magullo, que en la agenda tiene fechas completamente cerradas. «El 25 de diciembre, por ejemplo, está lleno, y en los días cercanos a Navidad hay muchas cenas de empresa reservadas. La demanda es grande, pero no solo para cenas de empresa. Hay celebraciones de amigos, de familiares... Me da la sensación de que estamos en un momento en que queremos recuperar la normalidad que en su día perdimos. Y lo estamos consiguiendo, afortunadamente», afirma.
En los restaurantes La Codorniz y Casares, la agenda de los días grandes también está completa. En ambos lugares hay muchas ganas de trabajar y hacer una buena Navidad, después del varapalo de los meses más crudos de la covid. Pero no se fían. Santiago Ortiz, dueño del Casares, no puede resistir añadir una coletilla: «A ver si la cosa no se va de madre... porque, al final, siempre paga el pato la hostelería». Lino García, de La Codorniz, opina lo mismo: «Con vistas a la Navidad, la demanda de mesas está en niveles similares a los que teníamos antes de la pandemia. Hay muchas reservas, la verdad, con cenas de empresa y familiares. Pero tenemos miedo de ir para atrás, de que los casos de covid sigan en ascenso y acabemos pagándolo, como la otra vez».
En este sentido, la posibilidad de tener que exigir un pasaporte covid a los clientes no hace ninguna gracia en el sector. «Es una tontería. Nosotros, los hosteleros, no somos inspectores de policía. Ya hemos hecho muchas veces de policías, porque nos han cargado con todo. No podemos estar siempre encima del cliente, que hasta se ríe de nosotros», protesta Lino. «Quiero pensar que no será necesario. España es un país que ha hecho las cosas bien y está muy cerca de la llamada inmunidad de rebaño. Espero y deseo que sigamos así y que el repunte sea anecdótico», señala Óscar Calle. Para Santiago Ortiz, el pasaporte no es mala idea porque «la libertad de uno acaba donde empieza la de otro», dice con rotundidad. La patronal de hostelería es «absolutamente contraria» a la exigencia del controvertido pasaporte. «El sector, en general, no es partidario de ello. Tampoco sabemos si legalmente podemos pedirlo. En Galicia lo están haciendo porque no les ha quedado otra. En este asunto entra en juego la picaresca, porque hay gente que lo falsifica y nosotros no somos expertos en identificar si el pasaporte es auténtico o no. Ser policías de nuestros clientes no es nuestra función. Mientras no se nos obligue a ello, estamos en contra de adoptar esta medida», declara el presidente de Hotuse-AIHS, Jesús Castellanos. «Lo importante es que los ingresos hospitalarios no crezcan. Y eso es lo que hay que medir, más que los contagios. Los contagios están subiendo, pero lo verdaderamente preocupante sería que aumentaran los ingresos hospitalarios», añade.
Las excelentes perspectivas para Navidad son fiel reflejo de la recuperación que la hostelería segoviana está experimentando tras el golpe de la pandemia. «En general, se está trabajando mucho. Ya lo hubiéramos querido el año pasado por estas mismas fechas... Si todo sigue así y la situación epidemiológica no nos conduce a la adopción de medidas que ni queremos pensar en ellas, lo normal es que bares, cafeterías y restaurantes alcancen durante el segundo semestre de 2022 los niveles de 2018 o 2019», prevé Jesús Castellanos.
«Después de lo que hemos pasado, tenía miedo a estas fechas, a la llegada del mal tiempo.... Y me ha sorprendido lo bien que se está trabajando. Esto no quiere decir que vayamos a recuperar lo perdido, porque para eso va a tener que pasar mucho tiempo, igual año y medio, pero las sensaciones son buenas. Estamos contentos con el ritmo de trabajo que llevamos», admite Óscar Calle.
Santiago Ortiz cree que lo perdido perdido está: «El dinero que se perdió durante el periodo más crudo de la pandemia no lo vamos a recuperar nunca, a no ser que nos lo den. Esto no quiere decir que ahora no se esté trabajando bien». Marisa Duque es optimista:«Espero de corazón que sea así para siempre. Nos hemos comido el año 20, nos lo ha robado la vida, y confío en que la misma vida nos dé tiempo para disfrutar y recuperar esos momentos que hemos dejado de vivir a causa de la pandemia».
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