Javier Martín, Ana Alba y Natalia Sancha, ayer en el campus María Zambrano. Ical

El oficio de corresponsal: cien mil vidas en una

Los finalistas del 'Cirilo' reivindican su labor, cada vez con condiciones más precarias

p. m.-ical

Segovia

Viernes, 31 de mayo 2019, 12:33

La corresponsal de El País en Líbano y Siria, Natalia Sancha, el delegado de la Agencia Efe en Argelia, Libia y Túnez, Javier Martín, y la corresponsal de El Periódico de Catalunya en Jerusalén, Ana Alba, finalistas de la XXXV Premio Cirilo Rodríguez, reivindicaron ayer ... el trabajo de los corresponsales en una zona tan complicada y convulsa como Oriente Medio, poniendo encima de la mesa las condiciones de «precariedad» en las que se mueve el periodismo internacional español.

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Los tres corresponsales participaron, como viene siendo tradicional en la jornada previa a la entrega del 'Cirilo Rodríguez', en una mesa redonda en las jornadas Periodismo en lo Global, en el ágora del campus María Zambrano de la Universidad de Valladolid. Junto a la periodista Ana del Paso, expusieron sus experiencias y respondiendo a las preguntas de los alumnos. Natalia Sancha explicó que, en la última década, la zona de Oriente Medio es la más complicada, con «más revoluciones, revueltas y conflictos» con hasta cuatro guerras activas en Libia, Yemen, Siria e Iraq. La peligrosidad siempre esta ahí pero «aumentan los riesgos» si cada vez, los medios son «más precarios». Sancha confesó que personalmente le gusta medir bien los riesgos poner en la balanza que puede aportar y mantener «la seguridad personal» precisamente para «poder seguir allí contado historias».

A zonas de conflicto, argumentó, llegan 'freelances' sin seguro médico, sin chalecos antibalas, sin cursos de defensa, y «es preocupante». En el otro lado de la balanza, Natalia Sancha remarcó que es la mejor profesión del mundo, «la más bonita» porque «puedes vivir cien mil vidas en una».

Sancha conoce bien la sensación de ser finalista del premio, ya que el año pasado también formó parte de esta terna de elegidos. Para Ana Alba, en cambio, es la primera vez y se mostró «muy emocionada» porque es un galardón «muy importante que lo otorgan los compañeros de los medios de prensa españoles».

Alba también destacó la alta calidad y profesionalidad de los periodistas españoles que trabajan en el extranjero, pero dijo que no cuentan con las mismas condiciones que periodistas de otras nacionalidades, teniendo que hacer frente a «condiciones que son muy precarias en general». Sobre Israel, Ana Alba comentó que en septiembre se volverán a repetir las elecciones, que fueron a comienzos de abril, lo que es «algo insólito» que no había ocurrido en los 17 años del Estado de Israel. La corresponsal explicó que los periodistas extranjeros en Israel miden muy bien cómo escriben las noticias para no levantar suspicacias y posibles críticas y presiones de un gobierno que les tiene controlados, aunque hay «libertad de acceso a mucho lugares».

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Lo más gratificante y enriquecedor, dijo, es poder hablar con personas de todas las comunidades que conviven en Jerusalén¡, que «enseguida te abren la puerta de su casa, te dan mucha confianza». En la parte negativa, las durísimas críticas y comentarios fuertes que reciben en redes sociales, algo que solo le ha pasado informando desde Jerusalén.

Cierra la terna de finalistas el veterano Javier Martín, que obtuvo su primera nominación a este premio con 35 años, «y ya tengo 47», con lo que ya «es un premio», aseguró, haber tenido una trayectoria tan larga en una profesión tan complicada y«haber sobrevivido». El periodista salmantino¡ llega a esta cita tras vivir «el año del que más satisfecho estoy» porque han sido «muy buenos, grandes temas».

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Martín estuvo tres semanas en el 'Aquarius', con muy mal tiempo, donde pudo vivir desde dentro el drama de la emigración. Defendió el trabajo del periodista de agencias y dijo que se siente muy valorado por los compañeros de profesión, «porque saben que detrás de la noticia de un periodista de agencias hay información veraz y fuentes contrastadas». Javier Martín también explicó que lo más complicado para él es poder conciliar ser corresponsal con su vida familiar y responder a las preguntas de sus hijos.

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