Derrota con objetivo cumplido
El Nava mantiene la octava plaza pese a caer en Benidorm, que baja a Plata, gracias al tropiezo del Villa de Aranda
La última jornada de la Asobal demostró que el instinto de supervivencia por evitar el descenso puede más que misiones secundarias como la octava plaza, ... un premio que aseguró el Nava pese a perder ayer en Benidorm porque su perseguidor, el Villa de Aranda, cayó en casa ante el Huesca, que salvó in extremis la categoría. Los cuatro últimos ganaron sus partidos para condena de los alicantinos, que bajan a Plata pese a ganar. Fue la paradoja que se vivió en la pista tras el pitido final: el vencedor había fracasado y el vencido volvía a casa con las tareas hechas. No es un consuelo menor para los de Álvaro Senovilla en una temporada marcada por las lesiones en primera línea. Pese a no poder igualar el hito del año anterior –sextos, a un gol de Europa– logran el atajo a la tercera ronda de la Copa del Rey.
Benidorm
ablo Vainstein, José Oliver, Daniil Zhukov (3), Lucas Moscariello (4), Tommaso De Angelis (2), Luis Egido (1), Sempere (2), Nikolas Zarikos (3), Hugo Vila (3), Mirko Durovic, Nacho Valles (8), David Roca (4), Joao Bandeira (5), Mane Abdoulah, Roberto Domenech y Krystian Witkowski.
30
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23
Nava
Yeray Lamariano, Luis de Vega, Isaías Guardiola (3), Alfredo Otero, Dani Pérez (3), Lautaro Robledo (1), Mario Nevado (6), Pancho Ahumada (2), Gonzalo Carró (1), Sasha Tiumentsev (6), Óscar Marugán, Gedeón Guardiola, Bonanno y Pablo Herranz (1).
El partido de las despedidas comenzó con Yeray Lamariano bajo palos, el último baile del meta que abandonó su retiro en verano para seguir inicialmente solo hasta enero y luego como tercera opción. Frente contra frente junto a Gonzalo Carró y a recoger de la red el 1-0 de Hugo Vila desde el extremo derecho. El Benidorm, que empezó con dos ataques y dos defensas exitosas, pudo soñar con que los segovianos habían ido allí de vacaciones, pero no. Estrenó el marcador Isaías Guardiola, un tipo que será recortado por su alergia a los goles fáciles: o latigazo a las escuadras o agua. Y se sumaron sus compañeros: Sasha hacia un slalom y Nevado fusilaba desde nueve metros. Al técnico local, Marko Krivokapic, no debió gustarle el hueco de su defensa por el centro y pidió tiempo muerto antes de que la sintomatología se trasladase al marcador (4-4).
Con o sin permanencia, Nacho Valles, el timón del Benidorm, también se despedía. Hay pocos ataques más centrados en un solo hombre en Asobal, nadie amasa tanto balón. Por eso la defensa del Nava triunfaba cuando cortaba su circulación, un sinfín de ejercicios ofensivos que terminaban en aviso de pasivo y con los locales buscando a su faro para que agitase la lámpara maravillosa. Como diciendo: «Toma, juégatela». Embocó la primera con un lanzamiento de cadera que se coló entre la defensa como quien tira la piedra al agua para que haga un salto de rana. Pero fue la excepción: demasiadas plegarias desde nueve metros. Si asumía el papel de ejecutor, de salvador de la patria, venían los problemas, por eso el éxito de los locales venía cuando hacía de cerebro y creaba rutas hacia los extremos, muy acertados, o encontraba a Moscariello en el pivote.
Donde sí era infalible Valles era en los siete metros: embocó tres, a la postre un 25% de los goles de su equipo en la primera parte, aunque Luis de Vega, que se ha convertido en un experto actor secundario para penaltis en el tramo final de liga, se lamentó porque leyó a la perfección el segundo, pero el balón entró llorando. Ahí pidió tiempo muerto Senovilla para evitar un parcial incómodo y dar respiro a sus rotaciones. Porque la escasez de efectivos en primera línea permitió que el Benidorm viera a un extremo como Lautaro Robledo –su jugador, que terminaba ayer su cesión con Nava– desempñándose como lateral, exprimiendo la mayor potencia de lanzamiento del Nava. Pancho Ahumada, hiper vigilado desde que se volviera imprescindible en ese puesto, disfrutó de la rareza de un lanzamiento abierto en estático, algo que las defensas ya evitan por norma. Tanto le sorprendió que la estrelló en la madera. Fueron unos minutos de apagón defensivo visitante que palió un gran Yeray reverdeciendo glorias, con tres paradas imponentes en seis metros.
Así las cosas, los locales se marchaban por delante al descanso (12-10), pero sus cuentan habían empeorado porque Puente Genil ganaba de ocho y Antaitasuna, a la postre el otro descendido, de cuatro. Las urgencias eran para el Nava, que estaba perdiendo la octava plaza por la victoria del Villa de Aranda ante el Huesca, uno de los dos tropiezos que necesitaban los valencianos. Pero ni eso se llevaron a la boca, pues los aragoneses reaccionaron. Luis de Vega se quitó la espinita en la primera acción del segundo tiempo sacándole, esta vez sí, el penalti a Valles. No pudo ajustar cuentas Gedeón, que hizo un escorzo en la primera parte para definir un pase de su gemelo, pero se topó con Witkowski y se quedó sin un último gol. El ataque segoviano seguía sin carburar –pasaron siete minutos y medio hasta que Sasha marcó el primer gol en estático– y los locales estiraron por primera vez la ventaja al +3, un buen colchón en un duelo de baja anotación que ya no tendría vuelta de hoja. Un penalti tras otro para Valles y amarilla a Senovilla por protestar.
El Nava se acercaba con el último zurzado de Isaías, pero el Benidorm replicaba al siguiente ataque con un precioso 'fly' de Vallés a Bandeira. Mientras, Ahumada fallaba su segundo penalti de 2025 mandándola por encima de la portería. Pidió tiempo Senovilla con el +4, pero Roberto Domenech negaba la jugada de pizarra posterior y llegaba por inercia el 20-15. Trató de agarrarse al partido el Nava con Nevado, que se marcha a Bidasoa como máximo artillero de los segovianos: dejó un par de zurriagazos nostálgicos, pero no creó el parcial porque Benidorm, paciente con el resultado a favor, encontraba soluciones en ataque. Su victoria no peligró en ningún momento, pese al último gol congelado en el aire de Dani Pérez. Lo que en otras jornadas hubiera sido un triunfo amplio para celebrar con su gente desemobocó en amargo para los locales, conscientes de que en otros pabellones no había salido cara. Benidorm se tomará unas vacaciones en la élite. Ahí seguirá el Nava en la que será su sexta temporada.
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